miércoles, 23 de febrero de 2011

Conmigo mismo

Por Fermín López


Volví. Andaba como perdido, más perdido que el hijo de Lindbergh. Pero es que me gusta perderme a veces. Es bueno. Desconectarme y vivir. Andareguear, vivir otras vidas y otros lugares. Ver otras caras y otros paisajes. Y mutar, o tratar de transformarme un poco y volver a casa con alguien desconocido: Yo.


De diciembre pa´ acá he estado viajando por la zona cafetera y viviendo entre Pereira y Tabogo después de la caída del techo del ranchito de mi finca, ¿Se acuerdan? ¿Qué se van a acordar, home? si lo que yo escribo se lo lleva el viento junto con todo lo demás de este loco mundo. Estamos en tiempos donde todo se lo lleva el viento: las palabras, las canciones, los libros, las modas, la fama, los programas de televisión, las pelis, los consejos, la vida. ¡TODO! Nos está matando esta maldita inmediatez, no vivimos el presente, no recordamos el pasado, y el futuro (también inmediato) nos coge con los pantalones en la rodilla mientras se convierte en presente frente a nuestras narices sin darnos cuenta…


Ahora todo es a millón, CHAAN, CHUUNN, PIIT, OFFFF. Y nos enredamos en la cotidianidad y unas obligaciones estúpidas impuestas por el maldito sistema que quiere vivir nuestras vidas. Oigan bien: Es NUESTRA, no de los demás, fue que los muy malditos nos vendieron la majadera idea de que es de ellos. Seguimos así, como borregos viviendo en torno a los demás, lo que diga Sutanito, o las hijueputas noticias y las pedorras telenovelas de Caracol y RCN, lo que haga Fulanito, Perengueno, Melanito, la tele, el cine, los libros, las señoras chismosas del barrio, el facebook, la publicidad, la religión, los políticos, los gobernantes, los jeques de los grupos económicos, los medios de comunicación. ¡Dejen vivir y cómanse una reverenda mierda triplehijueputas!… ¡La vida es de cada uno! Pero sigamos así, jugando el juego de unos pocos, creyendo que la vida es un comercial y verá que “…la vida pasa mientras hacemos planes…”, como escribió alguien por ahí.


“¡Ah! ya empezó este verraco de Fermín a echar cantaleta y a hablar mierda. Está es como desvirolao, perturbao, con las bielas sueltas; armando frases pa´ decir bobadas…” Dirá alguien por ahí. Y tiene razón. ¿Qué le vamos a hacer?. “Hacé lo que te dé la gana Fermincito, cof, cof, cof.” Siempre me dijo el abuelo. “Hacele sin importar qué digan los demás, la gente es igual a uno, por más que sepa, por más bonito que luzca, por más poderoso que sea, por más títulos que tenga, por más dinero, propiedades y riquezas que posea, es igual a uno. Somos la misma loca, vanidosa y gastada raza del inicio de los tiempos. Todos cagamos y estamos esperando el turno de la muerte…cof, cof, cof. ¡No empujen hijueputa! ¡Que pa´ todos hay turno y espacio!” Decía el abuelo en medio de sus desvaríos antes de subir al barco de la Parca que se lo llevó un diciembre. Y yo siempre le hice caso al abuelo y he tratado de hacer lo que me da la puta gana. :) ¡Ah mirá! puse los dos puntos y un paréntesis y me salió la sonrisita del messenger, ¿Sí la ven? ¡Qué chimbita!...


Les contaba que andaba viviendo entre Pereira y Tabogo, Bogotá pues, pa´ que me entiendan, es que a mí me gusta decirle Tabogo, así en desorden, enredada, al revés, como ella; como son las ciudades grandes. TODAS. Embrolladas, llenas de recovecos y laberintos, como escribió Hemingway: “…ciudades llenas de trampas y engaños…”.


En Pereira he estado donde los cuchos y una que otra noche hablando mierdita con viejos amigos en los barcitos de la sexta y en el indestructible Pavo. En Bogotá he estado viviendo en la casa de Vanessa, oigan bien: EN la casa de Vanessa, no CON Vanessa, (como siempre, pa´ los que llegan tarde a estos tontos relatos les toca leer pa´ atrás y enterarse quién es Vanessa). “Ah, bobito, venite pa acá, en el apartamento hay suficiente espacio pa´ los dos.” Me dijo la pepigris, entonces le cogí la caña mientras arreglo el techo de la finca, que según mi hermano que es ingeniero, toca reforzar y cambiar algunas vigas y ahora no tengo tanto villegas, además quiero aprovechar pa´ reformar y organizar bien el rancho y hacer unas adecuaciones... ”¡Sí, sí, sí, ¿como no?” Dirán ustedes…Bueno, está bien, me pillaron, quería verla y estar con ella, con Vanessa. Pero cuando digo que no estoy viviendo con ella (aunque esté viviendo con ella), me estoy refiriendo a que no me rejunté, sólo estoy viviendo una pequeña temporada en su casa. ¿Qué tal uno tan pipiolito apenas con treintaypiola pensando en casarse o rejuntarse? eso es pa´ cuando uno esté grande, por ahí a los cincuenta años, esa es una buena edad pa´ uno contraer nupcias y desvirolarse del totazo. Por ahora que estoy tan cachorrito, ensayo a ver cómo me va, a ver si ésta es. Aunque aquí entre nos, ésta es, pues es la única que me aguanta la andaregueadera, la inestabilidad y los resabios. Pero esperemos a ver, amanecerá y veremos dijo el ciego…”!Ah Fermín mañoso y remilgao, lleno de achaques. Ahí estás pintao. Perdele el miedo al matricidio, y dejá que Vanessa te haga el jaque mate….”me dice mi amiga Patty la de Cali…Y yo no es que le tenga miedo al matricidio, sino respeto pues…


Así que hace un par de semanas me volví de Pereira pa´ Tabogo, me cansé de la carrera sexta, dando vueltas a la redonda, cruzando las mismas calles, los mismos rostros, las mismas voces, los mismos ruidos, las mismas noches. Eso sí, no me canso de hablar mierda. El día que me canse de hablar mierda, no les digo nada, dejo de escribir tanta bobada, borro el blog, mato el facebook y listo el pollo. No pasó nada. Pa´ cuatro lectores que tengo, eso no pasa a mayores. Aprovecho pa´ saludalos: véalos acá pues: La Aleja que mora por allá en los Yores pero es mas de acá que la guabina huilense, muchareja verraquita esa que dejó su tierra pa´ buscar mejor futuro pa´ ella y su nenita en otras tierras; acá está como gris la cosa, sólo nos estamos quedando los pesimistas y resignaos como yo, y eso sí, también mucho guerrero que todavía cree en Locombia. Yo ya no creo. Yo ya perdí toda esperanza. Ahí me excusan los nacionalistas y los patriotas. Pa´ mí a esto se lo llevó el putas, hace rato, pero bueno, patria es patria, la madre patria, y así la quiero, desvirolada igual que yo. Nos estás enloqueciendo a todos, con las alzas, las injusticias, la carestia, tus noticieros de pacotilla, las deudas, la incertidumbre, la corrupción, las malpariditas telenovelas de mafiositos y violencia caricaturesca, tu decaído fútbol, tu descomposición social, tu cine ridículo de comedias bobas y baratas, la demencia de tu guerra. ¡Ah Locombia, tierra querida! y tan bonita que sos. Toda pispita ahí con tus paisajes y un resto de gente toda buena y sencilla. ¡Ah! pero es que tenés unos doblehijueputicas tan malos y tan desalmados que tienen a los buenos cogidos de las güevas, son sólo un puñao, despiadados y ambiciosos; que mi diosito los haga arder algún día en los profundos infiernos…


Pa´ mí, Locombia es como una muchacha bonita, una de esas modelos que se tongonean cada mediodía pa´ sobremesiar las noticias amargas. Una mujer bonita y hasta inteligente a veces, pero loca, caprichosa y mimada. Así es Locombia, una maniática. Es que acá sí hay mucho loco. Sí no véanme a mí escribiendo tanta babosada y uno que otro leyendo éstas incongruencias. Locos hay en todas partes, en Suiza, en Rusia, en Rumania, en Estados Unidos, en Cuba, en Argentina, en Afganistan, en Kamchatka, en China y hasta en la Conchinchina. La locura es innata en la raza humana. Pero acá estamos los más locos per capita del planeta, nos tocaron casi todos los locos, creo yo…Sino vea que embolatada tan hijueputa que me pegué, ¡En qué iba?...


Ah sí, estaba como los ciclistas mandando saludos; como no tengo patrocinadores, ni admiradores, ni agentes, ni editores, ni fans; sólo cuatro lectores, pues me pareció bien saludalos y agradeceles a ellos su paciencia por mi quejadera. Ya les hablé de Alejita que aunque virtual me parece que la conociera de carne y hueso. Sigamos con el Harold, paisano que no tengo el placer de conocerlo personalmente, o hasta tal vez me lo he topao por ahí en la sexta de Pereira, uno que va a saber con tanto loco suelto. Mentiras, yo es por charlar, home Harold, vos tenés cara de estar bien cuerdo… hasta que entrás a una sala de cine, creo yo. Claro que ahí nos enloquecemos todos ¿No? Apenas disparan ese chorro de luz que nos mete en los sueños de otros, en vivo y en directo. Harold sí escribe, no como yo que tecleo letras a la guachapanga, a lo que caiga, a la bendita, como dice la cucha. ¿Tema?, ¿Trama? ¿Género? ¿Época? ¿Personajes? ¿Conflictos? Yo no pienso en eso, ni escribo con técnica sino con rabia, con tristeza, confundido y con nostalgia. Harold tiene un blog de cine. Tienen que leerlo…


Doña Edilma es la otra lectora, esta muchareja aunque está al otro lao del charco es más paisa que la arepa. Fiel lectora de estas ocurrencias y disparates. También emigró, porque acá la loca de Locombia anda de fashion en fashion despilfarrando y gastando en sus caprichos mientras sus hijos se aferran a lo que sea pa´ salvala, esperando el milagro que se le acomode la teja nuevamente y no tener que andar como el judío errante buscando futuro y hogar lejos de su casa, de su tierra. ¡Ah Locombia! ¡Vieja loca! Tus hijos te están abandonando. Tus cerebros se están fugando. Tus jóvenes se están marchando. Tus retoños ya no están aguantando tanto. Los desterrados son muchos. Mire: cada colombiano, escuche bien: cada colombiano MÍNIMO tienen un familiar y un amigo colombiano en el extranjero, que con sus remesas mantiene su familia que quedó acá y por ahí derecho a la trastornada Locombia que le quita una buena tajada a los despatriados como si no bastase con su Cerrejón, sus yacimientos petroleros, sus esmeraldas, su oro y el resto de sus riquezas que se derrocha con sus cómplices y amigotes…


Por último Paola, la chica que le da por pintar canciones. Ella es otra lectora virtual muy asidua, un saludito pa´ ella también. ¡Ah! Y me olvidaba de otro, Fercho, el loco de las guayabas ¡Se acuerdan de él? ¿No? Pues lean el relato que se llama Wind of Change. Fercho es uno de mis vecinos en la vereda y es quien me corrige la ortografía y detallitos de redacción. A este pobre le toca leer tanta quejadera y cantaleta antes que a ustedes, menos mal mantiene la escopeta descargada…


Bueno, ya me aburrí, no voy a escribir más ahora, se me olvidó que les iba a contar y finalmente no dije nada, sólo escribí sandeces (a excepción del saludito pa´ los parceritos lectores) como un loco, yendo de allá pa´ acá, como siempre, evadiendo, esquivando, confundido, buscando brújula, perdido y hablando conmigo mismo.