viernes, 26 de octubre de 2007

¡El Poder de la Verdad!

Por Fermín López


-“¿Aló? ¿Si? ¿Ya me oye? Si, yo estoy bien. Aquí adaptándome. Medellín es una chimba. Y por allá ¿como están? ¿Aliviados todos? Que bueno. Varios meses, si, como pasa el tiempo. Si estoy bien, fresca. Bueno, chao. Yo también. Un abrazo mamá”.


-“¿Cuanto le debo?” Le pregunto a la muchacha del café Internet que me mira sorprendida –“Un minuto, son doscientos pesos”; me dice. No se aguanta y me clava sus ojos inquisidores diciendo con ironía: -“Le hubiera regalado otro minutico a su señora madre..” –“Ja, ja,ja, ja” suelto la risa. –“No le encuentro la gracia”. Me dice la chica. -“Yo si”, le respondo y me voy.



Siempre me pasa, cuando no hay cabina y llamo a casa por celu, (de esos que es ahí todo el mundo oyéndole a uno la conversación). A mucha gente se le hace raro que no dure más de dos minutos hablando por teléfono con los cuchos. En mi casa hablamos poco, por eso nos llevamos tan bien. Por ejemplo cuando me voy de viaje llamo apenas llego a mi destino pa´decir que he llegado, luego otra llamadita por allá a los ocho días y ya. Eso de estar reportándose a cada minuto yo no le veo la utilidad. Por eso no me duran las novias. Por que las llamo cada quince días o cada mes. Me mal acostumbró la cucha, y si no molesta ella, que le voy a aguantar pataletas a otra. Pero es que analice, se pone uno a llamar a toda hora y el día que no entra la llamada o está uno ocupado o pasa algo o se le olvidó, pues lo que hace es preocupar a los demás, o se le arma a uno el lío mas verraco. Así que yo llamo poco.


Pero bueno, ya era hora de llamar, hace unos meses estoy viviendo en Medallo; “Metrallo”, como le decían en la época negra, donde esta ciudad tocó fondo y le tocó vivir una de los episodios mas caóticos de nuestra guerra, de nuestra historia, esa que no nos enseñan en la escuela, pues siguen anclados a los hechos de los próceres que nos liberaron de España. -“¡Valiente gracia!, ¿quien mandó a Bolívar y a su combo a liberarnos? ¡Por culpa de esos mancitos ahora no estamos ganando euros!” decía un amigo todo indignado un siete de agosto mientras veíamos un desfile militar que conmemoraba la batalla de Boyacá.


En las clases de historia de la escuela solo hablan de Colón (que andaba mas perdido que el hijo de Limbert), del grito de independencia y las guerras libertadoras. A ver si se menciona la separación de Panamá y del tratado Herrán-Hey que autorizaba el traspaso a Estados Unidos de los derechos para construir el canal de Panamá (ahí aprovecharon los separatistas panameños pa` salir de este desorden). O si en los salones de clase se menciona la masacre de las bananeras de 1928, o hablan del general Rafael Reyes que decía: “Menos política más administración” y cerró el congreso; ¡eso si es un señor presidente! (ay! Rafaelito como hacés de falta en estos tiempos). O si los profesores hablan de según mi abuelo: -“El mejor mandatario que ha tenido este sufrido pueblo… cof, cof, cof… el señor Rojas Pinilla, ¡que gobernante!...Pero mijito, este país es tan inmanejable que ni los dictadores duran, cof, cof, cof... Se amangualaron Lleras Camargo y Laureano Gómez porque Rojas Pinilla si iba a arreglar este chiquero en un santiamén y se le iba a secar la tetica a los partidos tradicionales…cof, cof, cof, si hasta en el año setenta Misael Pastrana, el papá de esa otra plaga de Andrés le robó las elecciones, cof, cof, cof…” le brillan los ojos a mi abuelo mientras rebobina el casete de sus recuerdos. Descansa en paz general Gustavo Rojas Pinilla, que en la prodigiosa memoria de mi abuelo, seguirás siendo el más grande.


Volviendo a la escuela, a alguno de ustedes le enseñaron acerca de la violencia de los cincuentas, de los sesentas, de los setentas, de los ochentas, de los noventas… o le explicaron ¿quienes eran los Pájaros? O de donde putas salieron esos cánceres de la guerrilla y los paracos?….o le hablaron de la Catedral, la cárcel de donde Pablo Escobar salía a rumbear a las discotecas o armaba fiestas en sus celdas. Y ¡que celdas! ¿Acaso les han hablado de las guerras civiles, los fraudes electorales, los millares de desaparecidos, secuestrados y asesinados? ¿No será que alguna editorial se le mide a sacar un libro de historia pa`colegios con estos y muchísimos otros hechos que hacen parte de nuestra historia y que sería bueno saberlos desde las aulas de clase pa`no repetir los mismos errores? Además que los colombianos tenemos memoria de gallina...



¡Pero vea! Salí hablando de historia. Con razón reprobé redacción como tres veces en la U, pero bueno, la intención es hacerse entender, como sea. Eso lo aprendí de don Mario Moreno, el siempre querido Cantinflas.



La verdad fue que llamé a la cucha para saber si estaba en casa y darle la sorpresa. Llegué hace dos horas a mi pequeña ciudad. La ciudad del monorriel de los Simpson. Monorriel, así le decimos unos amigos al Mega-estorbo que trajo trancones, caos y desmejoró la calidad de vida de los habitantes de mi tierra, donde el transporte era muy bueno y lo único que se debía hacer era reubicar las rutas y quitarle los pasacintas a las busetas pa´no escuchar vallejartos y ese maldito reguetón y ya. Me la enredaron pa` chicaniar con un transporte masivo que trajo problemas, no soluciones; y como dice mi abuelo: -“…eso le chilla a este pueblo. Eso es pa´ciudades grandísimas. Eso es como meter un pullman a una finca. ¡Eso pa`que!” dice él y sigue montando en buseta, así ahora se demore en pasar.


Antes de ir a casa camino por mi pequeña urbe; la olfateo, la percibo, la recorro. Varios meses sin verla y se extraña, se anhela en la distancia. Aunque ya no vivo aquí, acá moran mis recuerdos y un puñado de amigos. Por sus calles se respira ese airecito fastidioso de esta época que se respira en todo el país: políticos dadivosos y pedigüeñitos. Con sus risitas hipócritas (como de presentador de noticias) y sus infames propósitos. Si, infames ¿o le parece poco que cada concejal, alcalde o gobernador que sube al poder coge y pone todo patas arriba y hacen lo que se les da la gana?, eso tumban y vuelven a hacer y –“adoquinemos el centro” y –“cambiemos el parque de Bolívar otra vez” y –“métame esa obra que atraviese el centro de la ciudad que ¡hay que mostrar!“. y –“serruchemos con este contrato” y –“hagamos mas bolardos” etc. etc. etc.


-“¡No son todos Fermín!” dirán algunos. Cierto. No son todos. Pero son los que mas se reproducen, como ratas; los inextinguibles, que sobreviven hasta a una guerra atómica como las cucarachas. Muchos disfrazados con otros partidos, otros lemas, otros discursos. Pero ahí están inconfundibles. También los nuevos lobos que entran con piel de oveja con el beneplácito de los medios de comunicación que en su mayoría perdieron la brújula y le vendieron el alma al diablo, dando pantalla, haciendo encuestas, elogiando, sacando trapitos sucios a los rivales de sus candidatos, chismoseando y manipulando a este sufrido pueblo, para subir al que mas les convenga. ¡Que tristeza!


Veo las vallas y los afiches pegados por doquier (casi ninguno contrató un publicista). ¿Han visto alguna vez carteles con propaganda política de los alemanes, los rusos, los gringos, los españoles? ¡Esos si son carteles!: Encuadre, movimiento, color, luz, tensión, equilibrio, ¡composición! Aquí, La mayoría los diseñaron en las litografías donde regalan el diseño para coger el negocio. Dan risa los afiches, los diseños, los colores, las foticos. La mayoría de candidatos salieron en la foto con tortícolis. Se ríen de no se que hijueputas (de sus picardías quizás). A otros el photoshop les quitó veinte años y cuando la gente los ve en vivo y en directo se desilusionan, como le pasó a mi prima Gertrudis que fue a la plaza a ver al bizcocho que salía en el pendón y quedó mas desinflada...dijo que ya iba a votar en blanco. Una señora aparece en una valla de quince años y a las dos cuadras de cincuenta abriles. Algunos parecen que estuvieran posando para la carátula de un CD o una foto de quince. Aunque pensándolo bien que diseños mas apropiados para gente de esa calaña.


¡Pero no son todos Fermín! Cierto, también están los poquiticos que de pronto sirven y se salen del montón, pero que siendo honestos sabemos que nunca llegarán ni a ver la orilla del poder que se erige como un Everest y los aísla y no les da las mismas garantías y oportunidades que a sus títeres, que mojan pantalla o tienen abiertos mas micrófonos y columnas de periódicos. Es más, muchos ni los conocemos. Aquí todavía “los dueños de esta finca” ponen los gobernantes, gracias a su dinero, sus grandes medios y la ignorancia del pueblo. Y cuando digo “esta finca” me refiero a todo Locombia.


¿Democracia? ¡Democracia mis calzones! ¿Sabemos aquí el significado de esa palabra? Aquí democracia es una guachafita con chiva rumbera a bordo, donde se vende y se compra el voto. Donde los difuntos resucitan cada que hay elecciones. Donde no se valora a conciencia ese derecho y ese deber que se tiene. -“…Es que lo que hace falta es un dictador bien malo que nos haga comer mierda a todos cof, cof, cof…” danzan las palabras de mi abuelo sobre mi cabeza. -“…Como en Chile, Argentina, España y muchos otros países que si valoran el privilegio de la democracia, porque un día la perdieron cof, cof, cof y se comieron toda la mierda del mundo. ¡Aquí No! Aquí muchos votan por inercia, por moda, por un ladrillo, por una teja, por un tubo de PVC, por un bulto de cemento. Muchos cambian su privilegio por un plato de lentejas, ¡descendientes de Esaú! cof, cof cof”. -“Calmate abuelo que te va a dar un yeyo” le decíamos al viejo una vez que se puso a sermonear a unos manes en una urna, defendiendo la democracia.


Yo personalmente prefiero la anarquía. Que ¿qué es anarquía? Pues pa´ muchos el caos total, la hecatombe, la desorganización, el armagedón….-”¡Ave maría purísima!” se persignaba la tía Dolores cuando me oía pronunciar la palabrita. Pero la verdad es otra, es el sueño de la libertad personal, la autonomía y la autogestión. Pa`que me entiendan ahí va una buena definición de anarquía por Alan Moore: “…Anarquía significa “Sin Líderes”, no “Sin Orden”. Con la anarquía llega la edad del orden real: es decir el orden voluntario. El orden involuntario alimenta la insatisfacción, madre del desorden, padre de la guillotina…” “…Desde los albores de la humanidad, un puñado de opresores han aceptado la responsabilidad de dirigir nuestras vidas. Esa responsabilidad nos pertenecía. Al hacerlo, nos arrebataron el poder. Como no hicimos nada se lo entregamos. Ya hemos visto que su camino nos conduce al matadero a través de campos y guerras. La anarquía nos ofrece otro camino. Con la anarquía surge una nueva vida de las ruinas y se restaura la esperanza.” O según Pierre Proudhon: “…el individuo en su grado máximo, sin métodos violentos, una sociedad evolucionada hacia una organización anárquica…” Palabras sabias…pero al ser humano le falta mucho trecho para comprenderlo, la especie humana es extraña, se encierra a sí misma.


Llego a casa y –“Hello!, sorpresa!”, -“que mas mijo ¿como está?” –“Bien cucha y vos?, Que hubo viejo! que hubo hermanito (no vayas a poner caracol o rcn por fa)”, se sonríe maliciosamente mientras coge el control remoto. Se va la luz, ¡Dios existe! Hablamos un poco de esto y de aquello, sólo un poco. Mientras todos en la cocina servimos el almuerzo le pregunto a mamá que si va a votar y me dice: -”¡Claro!, es un derecho y un deber como ciudadano. Aunque...eso siempre es lo mismo, los mismos con las mismas. Todos peleándose ese huesito como perros hambrientos. Lo mejor es votar en blanco” dice lúcidamente la cucha que tiene tercero de primaria….y plum! Se me prende el bombillito. Buena decisión. Si los inconformes, los incrédulos (como yo), los abstencionistas y los indecisos votamos en blanco pues zas!!! ¿Que pasaría? Eso de que los votos en blanco se le suman al que vaya de primero ¡es mentira!, ¡ES UN MITO! Oígamen bien! ¡ES-UN-MI-TO!.


No hace falta que vengan los Mythbuster (cazadores de mitos) de Discovery pa`comprobarlo. Lo que pasa es que no conviene hacerle bulla. Si gana el voto en blanco tocaría repetir las elecciones, ¡con candidatos distintos! Que maravilla ¿no? Si gana el voto en blanco por lo menos le prestarían más atención que al alto porcentaje de abstencionismo que es el gran protagonista y pasa desapercibido. La verdad es que son más los inconformes y los que no ejercen el derecho y el deber de la verdadera democracia.



Señor abstencionista, señorita incrédula, don indeciso, el que anula el voto (pa´que vota? A ese no le paran bolas, no cuenta), el que vendió el voto, el que está presionado, amenazado; el que vota por inercia, el que vota por el papelito pa`l descuento en la matrícula de la U, o pa`que le den el día libre, pa´que le regalen una camiseta, un par de medias, una loción; el que vota pa´que lo tengan en cuenta pa´un trabajo, el que vota por el señor del sombrero por recochar, el del plato de lentejas; exprese su inconformismo, su ira, su descontento, su esperanza, su desesperanza, lo que sienta!. Vote en blanco. Usted tiene el poder. ¡El poder de la verdad!



sábado, 7 de julio de 2007

Final, final...¡No va mas!

Por: Fermín López


-“¿Tres uno?.Ganando Argentina, me imagino”, le digo a Pedro quien me hace señas para que me siente a ver lo que queda del juego, mientras recuerdo cuando no me perdía ningún partido; eso podía ser Sporting Cristal Vs Alianza Lima, Lanceros Vs Dinastía de Riosucio o Carniceros la 18 Vs Estilistas la 32…no perdonaba cotejo. Tiempos aquellos en que el fútbol invadía mis venas y cualquier objeto con forma esférica era disculpa para jugar al fútbol con mis amigos. Me aprendía los nombres de los mejores jugadores y siempre que jugaba -por lo general en el arco- imaginaba ser los guardametas que más admiraba: Julio César Falcioni, Héctor Oscar Quintabani, Sergio Goycochea, René Higuita o Lev Yashin (la legendaria araña negra). Siempre veía en la sección de deportes las tablas de posiciones, biografías, resúmenes y estrategias, hasta un día me topé con un excelente cuento escrito por el jugador argentino Jorge Valdano. Recuerdos que salen ahora a flote para comparar, como lo hace mi abuelo cuando habla del “Ballet Azul”, de Alfredo Di Stéfano, de Alfonso Pedernera, de Julio Cozzi o del 4 a 4 de la selección Colombia con la Unión Soviética en Chile 62…


“Pero eso es ¡mucha mula!” exclama Pedro mientras se levanta de su silla. “¿Y ese quien es?” le interrogo, pues hace mucho tiempo le perdí el interés a la selección Colombia y al fútbol, exactamente el día que mataron a Andrés, si, Andrés Escobar, el 2: el Caballero. ¡Que defensa central!, ¡que clase!, ¡que elegancia la de Francia!, ¡que calidad de jugador! “Andrés Escobar, ¿quien fue ese?”, dirán algunos; otros dirán: “Ah claro! Verdad! El viejo Andrés”. No es de extrañar, pues ya hace parte de la lista de colombianos asesinados y olvidados. “¡Mataron a Andrés Escobar!” nos decía Javier con un nudo en la garganta y la radio pegada a su oreja en el Nevado del Tolima, una noche de julio cuando un grupo de amigos decidimos desafiar la naturaleza y subir cerca de las nubes, muy cerca de donde debe estar Andrés mirando como su país se asesina entre si…


Me embolaté…que les estaba contando? Ah ya, que le pregunté a Pedro por el jugador al que llamó mula. “Ese es Rodayegua, consiguió plata y se le olvidó jugar” me responde Pedro, mientras se tapa los ojos con su mano izquierda y baja la cabeza moviéndola de un lado para otro mientras dice: “no, no, no….!que vergüenza este equipo colombiano!”. “¿Cual?” Le digo yo, mientras recuerdo el buen fútbol de hace muchos años antes de que se convirtiera en otro producto de ventas y cuando los jugadores figuraban por sus pases, amagues, inteligencia, goles, jugadas esplendorosas y no por cuantos millones valen, donde juegan o cuanto ganan por partido. - “¿Cual equipo? Ahí no hay nada”, le digo con la autoridad de estar viendo varios minutos y donde veo un Argentina con un esquema planteado y bien organizado y un Colombia mas perdido que el hijo de Lindbergh y parecido a un equipo que se arma de improviso en los partidos de barrio, la popular “recocha”.


“¿Todavía dan esas verracas propaganditas al lado de la pantalla? Que irrespeto con el televidente” le digo a Pedro al ver un anuncio publicitario y se me empieza a subir la bilirrubina cuando escucho al “Vilasco” narrar con ese acentico como si estuviera anunciando la segunda llegada de Cristo. “Pero este está que se descose, todavía tienen ¡esa maldita manía de narrar!, estos narradores de segunda!, no demora en decir: “¡Ay Dio Mio!” o “¡Póngame una cumbia!” -Jajaja suelta una risotada Pedro mientras dice: -“Es lo único que falta”. -“Ahora mete la cucharada el comentarista y a rajar con su lengua viperina. Quitale volumen a esa vaina mas bien” le indico, -“Es lo mejor”.


Esa gente tiene una lengua ponzoñosa y sin objetividad, lo único que les interesa es mantener su empleo y cobrar sus jugosos cheques. Por culpa de esos bastardos tenemos este fútbol tan podrido, ellos, ¡si! Ellos que desde sus micrófonos sembrando cizaña y discordia truncaron procesos, hicieron rodar cabezas de grandes técnicos y jugadores; creen tener la razón y saberlo todo de un deporte que ni practican. Y por culpa de ellos se ilusiona un país con nuestro fútbol que hace mas de diez años volvió al retroceso. ¡Traficantes de sueños!, engañadores que manipulan con falsas esperanzas, anunciando un equipo con bombos y platillos sólo para que Caracol y RCN ganen rating y millones con sus transmisiones y noticieros donde el fútbol ocupa la mayor parte del espacio para los deportes, allí ni se mencionan los logros del patinaje, judo, lucha libre u otras disciplinas deportivas. Aquí los cronistas y narradores del deporte solo quieren hablar de fútbol y la gran mayoría (excepto algunas pequeñísimas excepciones) no saben, óigame bien: no sa-ben.


No les interesan otros deportes, o si les toca hablar de ellos, le mezclan ese hijueputa tonito de narrador de fútbol que “¡me lo pela!” como diría un amigo. Todavía me acuerdo cuando María Isabel Urrutia estaba levantando las pesas para su medalla olímpica y estos mequetrefes transmitían como si fuera un partido de fútbol, ¡que desfachatez!”. ¿Como serán en una partida de ajedrez?, ya me los imagino ahí junto al micrófono: “…levanta el alfil señores, ¡que movimiento! ¿Si vieron esa mano?; ahora desplaza el alfil tres cuadros y queda en diagonal con el rey!, Atención el rey no puede moverse!, ¡no puede! pues esta rodeado por la reina y un caballo…a ver, ¡puede ser!, ¡puede ser! ¡Siiii! ¡Jaaaaqueeeee Maaaaateeeeeeee!!! ¡Ay Dió Mio! ¡Jaaaaaaque Mateeeeeee de Colombia!!!….¡póngame una cumbia.!!!”


Llega el segundo gol de Colombia y luego la puntada final de Argentina para su merecido triunfo. “Perdimos” dicen achicopalados los comentaristas. –“Pues claro”, le digo a Pedro. -“¿Que querían?, ¿Ganar con ese equipo?, ¿Que mas les pide el cuerpo?, esos jugadores llevan el fútbol en la sangre, pero tienen muy mala circulación".

Aquí en Colombia, el fútbol hace tiempo perdió su identidad. Los últimos equipos han sido el reflejo de nuestra sociedad, cada uno por su lado (directivos, futbolistas, periodistas, jugadores). Ya hay que dejar de ilusionarse con un deporte con en el que ocupamos los últimos lugares y difícilmente volveremos a esa privilegiada posición de hace tres lustros. Atrás quedaron para la historia las gambetas de Jhon Edison Castaño, la zurda de Jhon Jairo Trellez, los goles de Albeiro Uzurriaga (también asesinado), los cabezazos de Arnoldito Iguarán, las descolgadas de Osorio, los despejes del Chontico Herrera, la dupla Redín - Valderrama, el escorpión del genial Higuita, el gol del viejo Andrés en Wembley, el empate ante los alemanes en el mundial de Italia 90, el 5- 0 ante Argentina, la sinfónica de Maturana …Tiempos que no volverán gracias en gran parte a una manada de cronistas y comentaristas deportivos ineficaces, poco objetivos y venenosos. Ellos! Que se lavan las manos como Pilatos mientras reclaman sus 30 siclos de plata. Ellos tienen su gran cuota de culpa en el fracaso del fútbol colombiano.

Nuestra realidad es otra, no coma cuento, coma patinaje, tenis, golf, boxeo, ciclismo, béisbol, ajedrez, triatlón o cualquier otra disciplina deportiva, porque aquí señores, el fútbol ¡se murió!: “Final final…no va mas!”

lunes, 21 de mayo de 2007

Las palabras no bastan

Por: Fermín López
Mayo de 2007


“¿Pero Vanessa se le aguantó toda la noche a usted esa quejadera?” Me dice Luis (el encargado de la sección económica del periódico y uno de mis mejores amigos)
–“Pues, si”…le respondo yo. –“Es que usted si chilla más que un canastado de pollos, quéjese y quéjese de lo que hace y usa, de lo que oye, de lo que ve, de esto y de aquello, de ¡todo! Y la vieja talvez con ganas de…de…tener coito… ¿cómo es que usted dice?” me pregunta tímidamente. -“Pichar” le respondo yo y me río.



Hasta razón tendrá este man, yo si vivo es como quejándome a toda hora, pero a veces es bueno decir las cosas y desahogarse, así los demás no estén de acuerdo o no piensen lo mismo, pues de eso se trata ¿no? de ser diferentes y trocar ideas. ¿Qué tal todo el mundo igual a uno? ¡Que miedo!




“Oíste ¿y se volvió a caer el dólar?” le pregunto a Luís mientras la señora de los tintos nos ofrece azúcar. “si hombre, cayó otra vez”, me responde mientras se acomoda las gafas -“eso es bueno para mucha gente, por ejemplo los que compran materias primas en el extranjero, les salen más baratas y se les aumentan las ganancias, también se revalúa nuestra moneda. Por otro lado es malo para las grandes empresas exportadoras, obviamente se les reduce las entradas, así como para mucha gente que en Colombia vive de lo que mandan sus familiares del exterior”. -“¡Media patria!” Le digo yo mientras remojo la empanada en el café y Luis mira con asombro el pocillo. “¡Tam…Tampoco exageres, no son tantos!”…me dice tomándose un sorbo de tinto.
-” ¿No? yo creo que si. Dígame si no es verdad que cada colombiano tiene por lo menos un amigo o un familiar en el extranjero. ¿Ah? sume y verá.” le replico. -“Pues si, pero si se han ido es porque quisieron, nadie los echó. Aquí también se puede conseguir. Lo que pasa es que la gente es desorganizada. O dígame como no va a conseguir plata alguien en el extranjero si por allá trabajan como mulas de sol a sombra en lo que sea, no rumbean, no derrochan, viven con lo estrictamente necesario, no malgastan en lujos y ahorran… ¡Así consigue plata cualquiera!, haga usted eso mismo acá juicioso y verá que a la vuelta de unos años tiene dinero.” me responde.



“Eso si” le digo. -“acá además de gastar en lo básico que es bien costoso: agua, luz, teléfono, gas, cable, arriendo, etc. etc. etc. se derrocha plata que da miedo ¿oiga? Porque aquí: fin de semana sin rumba no es fin de semana, y ¡jarte bastante trago hasta quedar enroscados como unas culebras!, como dice un amigo. Además compramos cosas que no necesitamos, por impulso. Y eso llegan las revistas de los hiperalmacenes y “¡vamos a comprar!”. Que “Compremos otro televisor que es que esos dos que hay en la casa no dan a basto”, que “esas bolas de latex para hacer ejercicios están muy baratas“, que “no, mejor nos compramos esa elíptica cardiovascular o un escalador hidráulico”, que “hay que conseguir el equipo de sonido que lee mp3”, que “hay que comprar otros muebles porque esos no salen con las cortinas”, que la lamparita, que el exprimidorcito, que el cojincito, que el portaesto, que el guardaaquello... Y endéudense y saque créditos y llene la casa de aparatos, vainas raras y cosas innecesarias; una casa llena de condimentos y sin nada de comida, como decían en “El Club de la Pelea”. Y hay que conseguir el último celular que trae cámara, juegos con imagen casi real, música, 10.000 ringtones, video, bluetooth, una peineta y da la hora…tiene miles de cosas, pero no le entran o se le caen las llamadas, o cuando están en una finca les toca treparse a un árbol para que les funcione, como una prima mía, que en casa de la abuela le sonaba el cel y corría como loca media cuadra pa´l palo de guayabas y se trepaba bien arriba pa` poder coger señal, mientras mi abuelo descargando un viaje de leña la miraba y exclamaba: “valiente güevonada ese aparato”. -“Jajaja!” Nos carcajeamos Luis y yo mientras se nos acerca Juan (el fotógrafo del periódico) con una cara que nos frena en seco la risa.


“Que hubo Juan, y eso, ¿te robaron la cámara?” Le dice Luis preocupado. -“O pasó algo en tu casa…” le digo yo. -”No, nada de eso”, nos responde mientras de su maletín saca algunos libros, revistas y películas…”Gracias, ahí les entrego lo que me han prestado, muy bacano, miren que no falte nada. Mañana viajo.” Nos dice cerrando el maletín -“¿y eso, sacó vacaciones?” le pregunta Luís sorprendido. -“No, decidí irme del país” –“¿Cómo?”. Exclamamos Luis y yo mientras se nos sienta a un lado la tristeza. –“La verdad ya no resisto más. Para mí este país se está hundiendo y yo junto con él”. Dice con la mirada afligida. - “Fresco Juan, que de alguna forma salimos del fango” le digo yo no muy convencido.


Juan, buen amigo y la verdad un hombre bastante reservado, esa mañana se confiesa con nosotros, nos da sus razones: injusticias, carestía, amenazas, falta de oportunidades, crisis, deudas. Habla, llora, expone sus argumentos, maldice, está decidido. Luís y yo hacemos lo que deben hacer los amigos: escuchar. Luego par abrazos de despedida y algunas palabras de ánimo que se enredan con el viento.


Debería escribir más, o por lo menos pensar en cosas graciosas como las otras veces y mezclarlas y perderme y desahogarme y tratar de reirme y combatir la tristeza o la rabia o la incertidumbre o la depre o tantas cosas...pero esta vez, las palabras no bastan.

lunes, 7 de mayo de 2007

Que cosas ¿no?

Por Fermín López
Mayo 2007


“…como iba a suponer que estarías tocando allí, en el mismo piano diez años después para mí, noches de rabia y juventud, empapadas en un blues…la la la la”. La canción de Miguel Ríos recorre los laberintos de mi cerebro y queda clara unos segundos en mi mente después de ver a Vanessa al piano en un concierto de jazz en una ciudad vecina. Era un evento cultural importante, al periódico llegó un boleto de cortesía y bueno, teníamos que hacer una nota cultural, era un trabajo duro y alguien tenía que hacerlo. -“Vaya usted que le gusta ver soplar trompetas; cuando lleguen los pasecitos pa`ver a Chente (Vicente Fernández) me los regala a mí”, me dijo Chepe mientras recogía su chaqueta y salía a almorzar. “Of course”, le respondí entre dientes, “no lo dude, en otra visita de Vicentico me voy es largando bien lejos de juida” le decía con las palabras todavía atrapadas entre mis caninos e insicivos mientras le mandaba una risita hipócrita y luego con voz clara un honesto: -“Gracias Chepe, todo bien”.


Así que allí estaba en primera fila escuchando “soplar trompetas” y dándole un poco de buena música a mis pobres oídos, torturados la noche anterior por el estridente equipo de sonido de un vecino que disparó ese maldito regatón a toda mierda. El cuarteto cierra su presentación con Off minor de Thelonious Monk y cuando se para Vanessa junto a sus músicos a recibir los merecidos aplausos me tiemblan las rodillas y empiezan a desfilar en mi cabeza imágenes de archivo de ella varios años atrás salidas de mis hemisferios cerebrales. Van pasando una a una a milésimas por segundo.


Después de esperar un buen rato, por fin logro acercarme a saludarla: -“¡hey Vane!, buen concierto. ¿Cómo vas?” le digo sereno ocultando la sorpresa de volver a verla”. -“!Hola don seco!, ¿no me regalás un abrazo después de tanto tiempo?” me dice efusivamente mientras esboza una sonrisa y sus ojos grises me revuelcan el baúl de los recuerdos.

Salimos, caminamos, nos miramos, piso una mierda -“Jueputa!”, reímos, le presto mi chaqueta, me limpio el zapato en un charquito de agua, me muestra la luna, vamos a tomar algo, hablamos: Que -“cuando volviste al país”, que cómo supe del concierto, que -“que tal Barcelona?”, que si ya me casé, que -“bobo, vos no cambiás” que a que me dedico ahora, que -“cuanto te vas a quedar“, que ahora no tiene novio, que “¿Cómo? ¿te quedás del todo?”, que mi mamá que tal, que -“el pelo rojo te queda muy bien”, que si todavía odio a Caracol y RCN, que -“si, con todas mis fuerzas!”; que -“dame tu mail y tu celu”, que -“yo quiero un yogurt”, que -“y yo un kumis” que -“que bueno volver a verte”, que -“no querés comer algo?” que -“no, o si, una ensaladita de frutas, gracias” que -“cómo pasa el tiempo” que…que….-”que cosas ¿no? como dice Kiko el del Chavo del Ocho” que -“jajaja, bobo, ponete serio”.

En fin, hablamos y hablamos y hablamos; de la vida, de música, de recuerdos, de Locombia, de sueños, de frustraciones, de proyectos; mierda.

Mientras charlamos en mitad de un autoservicio de los que están abiertos 24 horas, se sienta al lado una pareja de pelados (de esos que se ponen los pantalones como cantinflas) y sólo están unos minutos en la mesa. Cuando se levantan para irse le dice uno al otro: “Mira que Taty me va a pasar su Ipod de 40 Gigas llenas de music”…y salen mientras le comento a Vanessa que bacano que los chinos de hoy en día homenajeen con su vestuario al gran Mario Moreno.

-“Oiste?” Me dice ella: -“¡40 Gigas de música!, que barbaridad ¿no?, ¿cómo harán?” “¡Que inmediatez!” le respondo yo, -“¡ahora lo quieren todo de una! Lo tienen todo y no tienen nada. ¡40 gigas de música!, ¿a que hora se va a escuchar ese viajao?, la oirá si, pero ¿escucharla? eso por encimita son como 35.000 canciones. Esperate yo hago la cuenta aquí en el celu.” Tuc, tic, tic, tic… menú, tic… extras, tic… calculadora. ”Cuanto dura una canción en promedio?” le pregunto a Vanessa. “No sé cinco minutos, puede ser?” me dice ella. “Ok” le digo y hacemos la cuenta. “Si, va a necesitar algo así como120 días sin dormir para oírlas todas; ahora, si le da por visitar el país de Morfeo pues se gasta casi sus 200 días…para oírla…ahora, para escucharla? lo coge el bautizo de su primer hijo y aun no acaba, creo yo.”


“¡Que vaina! Cómo cambian los tiempos (si, ya sé que soné a viejito) ¿Te acordás cuando íbamos a comprar música hace unos años?” le dije. “Cómo olvidarlo”, me contesta mientras sus ojos continúan requisando los fantasmas del pasado. “Era todo un ritual, de esos que se pierden con la modernidad, la tecnología y la prisa” me dice mientras se recoge el pelo rojo. “Aquellas largas tardes en la tienda de discos mirando, escuchando, anotando, comprando, coleccionando. ¡Que tiempos!” sonríe mientras come su ensalada de frutas.

En ese entonces tocaba comprar los CDS porque no existía la banda ancha por donde bajarlos gratis y encontrar buena música piratiada era un lío. Después de ahorrar e ir a comprarlo con esa emoción (parecida a cuando éramos chicos y nos llevaban a comprar el estrén, los útiles escolares o algún juguete) nos íbamos para su casa a escuchar la última adquisición. Un viernes cualquiera recuerdo que compramos el Unplugged de don Eric Clapton, el patrón de las seis cuerdas.

Esa vez le tocaba a ella romper el empaque. Teníamos un acuerdo, cada 15 o 30 días comprábamos música, nos intercalábamos. Y el que no compraba el CD, pues abría el CD y compraba un cassette TDK para hacer una copia de seguridad…si, ya sé, ¡pa` piratearlo! Pero ¿como se iba ir el otro para su casa con las manos vacías?; además, que tal que se cayera el CD y se partiera, o que hubiera un incendio y se quemara, o que el gato de Vane lo rayara después de encontrarlo por ahí en sus tardes de ocio -porque que animalito tan inoficioso, ¿lo han visto? Un puto gato ¡no hace nada! Se la pasa durmiendo, comiendo, haciendo pereza. Ni saluda el hijueputa y ¡por la noche se va de juerga! Un perro por lo menos menea la cola y lo saluda a uno o ladra y avisa si hay ladrones. Aunque la verdad pa`mi ¡los animales son pa`las fincas! Un animal en la ciudad es un pecado. Si mantiene aburrido uno que sale cuando le da la gana, ahora un pobre animal encerrado. Que estén por allá en una finca corriendo en una manga, cagando y meando tranquilos sin un humano ahí al lado dándoles periódico a diestra y siniestra madriándolos porque hicieron sus necesidades…en fin.-

En que iba? Yo soy el putas pa` perderme…¡ah sí! ¡ya! en la última vez que habíamos ido a comprar music, como Vane había comprado el Pulse de Pink Floyd un mes antes y me dio el honor de sacarlo de la envoltura transparente (todo un ritual ¿oiga?). Estuvimos como media hora sólo observando el bombillito intermitente que traía el estuche. Ahh ¡tiempos aquellos! “¡Que par de ancianos!” dirán algunos. Pero así era. Entonces ahora le tocaba a ella abrir el de Clapton. Eso era con todo el protocolo del caso. Sacaba uno el CD, lo miraba, lo remiraba, palpaba la textura sobre el CD, lo olía: -“¡huele a nuevo!” (claro guevón, pues si era nuevo).Luego empezábamos a oírlo, que -“devolvelo a ese sólo que está brutal”, que -“apagá la luz que así es mejor escuchar música...” que -“repetí la número tres que está de lujo...”, que -“oye, me dieron ganas de llorar con esa canción...” que -“se la compuso al hijo que se le murió, leí por ahí...”, que -“si escuchás ese piano al fondo?, esa pandereta?...”, que - "Si con esa canción no se enamoró Layla, es de palo..." etc etc etc…

Ahora es: baje de Internet y queme y corte y peque y échele candela, y adelántelo con un simple clic y ya. Oyó. Si. ¡Pero no escuchó un culo! Que -“lléneme este CD de mp3”, que “embútale mp3 a estas 4.7 gigas que le caben a este DVD, me lo llena ¡hasta la última mega!”. Que -“páseme acá a esta memoria VAIO de 4 Gigas que me salió pirata y sólo tiene 64 MB…” (pues con esas memorias VAIO tumbaron a mas de un ingenuo, 40.000 pesitos una USB VAIO Sony 4 Gigas, ¡por Dios! ¡Eso no existe! Que tumbada tan brava. Todavía se hacen foros en la web sobre la estafa). Que -“lleve su disco duro yo le copio la música”, que -“quémeme todo eso”, que -“róteme todo aquello”, que -“¡cómo que tiene todo lo de Sutanito!” que -“¿y todos los trabajos del grupo X?” que -“copie”, que -“pegue” que -“métale todo lo que le quepa a este Ipod de 60 Gigas! “…¡que vaina!


Acompaño a Vanessa en el taxi a su casa y le comento: “Si hasta uno cae en el juego, y eso tiene uno tanta música que ya ni escucha”. Como me dijo un amigo un día todo aburrido: “Parce, ya hice la cuenta, todo lo que tengo de música en Mp3 no lo alcanzo a escuchar en lo que me resta de vida. Debería vivir hasta los 102 años”. Se va perdiendo el ritual, la sorpresa, la capacidad de asombro, el análisis. Tenemos más tecnología y menos tiempo, ahora parecemos maquinitas. Que -“lo quiero TO-DO y ¡YA!” ¡Que inmediatez! Que afán de saberlo todo, de tenerlo todo. Que manía de ver y no observar, de oír y no escuchar, de hablar y no pensar, de no esperar…

En el taxi vuelve a pasar la melodía de Miguel Ríos por mi mente “Pensar que un taxi me empujó a sacarte del baúl, en naftalina conservo, tus caderas, el alcohol….la, la, la, la” y pienso: “esa canción se me perdió hace tiempo, mañana la bajo por internet”, Vanessa mira la ciudad a través de la ventanilla del carro chispoteada de gotitas de lluvia y me dice: “oye, estos días me quemás el Unplugged de Eric Clapton?, hace tiempo me lo rayó el gato”. “¡Fresca! Si quieres te quemo todo, tengo todos sus trabajos musicales en mp3…” le digo, nos miramos y reímos. Que cosas, ¿no?

martes, 17 de abril de 2007

Tan fuerte como la muerte

Por: Fermín López
Abril 2007


“¡Oiga, pero qué traga tan brava!”, me escribe Paty en la ventanita del messenger mientras cambio el ícono de conectado por no disponible y despido a otros dos amigos que tenía en el chat. Necesitaba orientación para poder entender una vez más la psiquis femenina que cada día me sorprende en mayor forma. Y Paty es la indicada. “Y entonces ¿sí le dijo que la quería?”, me escribe mientras un chistosito ruido acompañado de una luz intermitente me hace saber que llegó el mensaje. “¿Usted qué cree?”, le escribo a Paty y le envío una carita feliz de esas que están predeterminadas ahí en el messenger para acompañar los mensajes. Son las únicas que mando, las caritas. Yo no sé de donde diablos bajan una cantidad de figuras y simbolitos de los mas graciosos: que el Chavo del Ocho, que un muñequito que parece que caminara y no pasa del mismo punto, que el señor Burns, que florecitas, que miquitos, hasta un signo de interrogación que se convierte en la frase “¡te hice una pregunta, boludo!” y un sin fin de emoticones… ¡Sí! Ya me acordé, así se llaman. Emoticones. ¡Ah! y hay otro que me pareció muy bueno de una rubia haciendo strep-tease (ese me lo mandó Luis una vez que chateábamos sobre lo perversos que eran Caracol y RCN)…



Ya se me perdió el hilo, o más bien la ventanita del messenger…ah ya. Entonces me escribe Paty “Conociéndolo como lo conozco…no creo que le haya dicho que la quería.” Y me manda una figurita de esas raras que les decía, ésta tiene forma de chigüiro del parque Puinaway… “Es que yo no sé qué me pasa con esta vieja. Parezco un adolescente.” Tecleo y le oprimo la tecla enviar. De pronto se me acerca Juan mientras lanza una risotada y dice: “¡Véalo ahí pegado del maldito messenger como un pobre adolescente!” y pasa la mano varias veces frente a la pantalla del computador para desconcentrarme. “¿Qué hubo hombre?... no jodás que este chat es de vida o muerte, hablamos ahorita” le digo sin despegar los ojos del monitor. “Lo perdimos” dice carcajeándose mientras da la vuelta y entra a la sala de redacción.



“¿Y entonces qué pasó?”. Me pregunta Paty. Y le cuento con pelos y señales lo que ha sucedido. En resumidas cuentas que yo soy muy petardo para expresar los sentimientos, y frases como “te quiero” o “la amo” se me hacen recursis, y mi lengua se niega a aceptar las órdenes de mi cerebro… sí, del cerebro, yo ya no creo en esos cuenticos del corazón y esas meloserías; el corazón es un músculo que bombea sangre, y pare de contar. Me acordé de una amigovia que tuve y me decía: “te quiero” y yo le contestaba: “gracias, lo mismo” y ella ahí mismo se reía dándome un puño en el brazo y exclamaba: “Vos si no tenés remedio, ¡vos sos un palo!”.



Pero el palo se está desastillando. Llevo varios meses que esta nena me está moviendo el piso. Si hasta la última vez que me encomendé al razonamiento dejando las cosas quietas, sonó el teléfono de la casa y era ella invitándome a jugar ajedrez un viernes por la tarde; a mi mamá casi le toca recogerme con cuchara. Ese día me derritió y mandó a volar la razón a la puta mierda mientras el mariconcito de Cupido volaba alrededor del cable telefónico y me disparaba sus flechitas a diestra y siniestra. ¡Angel guevón!



Yo no sé que hacer. “Porque el amor es tan fuerte como la muerte”, una vez leí eso en la Biblia y pensándolo bien, esto es como la muerte, esta vez pasé por las mismas etapas: la negación, la rabia, la depre y la aceptación. Primero la negación: “No, yo que voy a estar enamorado, yo estoy muy… ¿cómo es que dice un amigo? Ah ya me acordé. Yo ya estoy muy jecho para esas pendejadas, no, no, no. Lo que estoy es encaprichado”. Luego la rabia: “¡Hijueputa! ¡Vea pues! Yo con tantas cosas que hacer y dizque enamorándome.” Luego la depre: Es uno como ido, caminando mas calles pudiendo abordar el monorriel, digo el Megabús ahí a una cuadra, y lo agarra a uno la pensadera y el miedo y suponiendo esto y aquello y mire pa`l suelo y uno es tan salado que por esos días llueve y todo es gris y ¡que depre tan áspera!.


Y por fin, tiempo después llegó la aceptación: “Bueno mijo, ya está hasta el cuello, ahora si mande a volar el miedo y enfrente la situa”.


Entonces cómo yo soy malo pa´decir esas cosas, preferí raptar unos versos (para nada melosos) –“te ofrezco menguadas calles, desesperados ocasos, la luna de los andrajosos suburbios, te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado muchas veces la luna solitaria”- para que me ayudaran un poquito. Aunque cómo que la espanté, hubiera buscado algo de Bécquer, Neruda o de don Felix Rubén García (más conocido en los bajos fondos como Rubén Darío), pero ahí sí me hubiera espantado yo; además la verdad yo no sé porque ando en estas si después de la última enamorada en la que me fui en volqueta me volví mas racional (lo más de bueno) y parecía que había exorcizado al fantasma del amor. El amor, “¡el amor es una vaina que concibieron para propagar la especie!, eso se lo inventaron por allá a finales de mil ochocientos donde una manada de desocupados le dieron más importancia a los sentimientos que a la razón, ¡el amor! Con ese cuentico se tapó en plata Delia Fiallo y nos dejó ese cáncer llamado telenovelas que carcome a la gente en horario triple A haciéndole creer que existen los happy ends”, consolaba yo a un amigo una vez que lo dejó la novia y tenía una tusa más brava; pobrecito, eso como duele.



“¿Pero entonces que le dijo ella?” pregunta Paty. “Pues no. Me dejó en ascuas, ni me mandó a volar diciéndome que tenía novio, ni me dijo la temida frase de “te quiero como a un amigo” o si de pronto sentía algo por mí; ¡ni nada! Que incertidumbre tan boleta. Yo no creía en el limbo hasta ese día cuando le entregué el papelito con los versos y me dijo que hablábamos luego y hasta el sol de hoy.” Escribo en la ventanita y cuando voy a espichar la tecla enviar entra Chepe todo acelerado y me quita el mouse mientras dice: “!que hubo! ¿Ya descargaría la peliculita de Crystal Hunter que puse a bajar?” “¿De quien? dejá de estorbar hombre!...eche pa´ allá cual película ni que ocho cuartos, estoy en algo importante” le digo mientras lo empujo a un lado. “Esperate yo abro la mulita (así le dice al eMule) a ver si ya bajó”. “¡Después, después!” le digo mientras forcejeo con él por el control del mouse. Finalmente gano la posesión del dispositivo y presiono la tecla enviar mientras que con el pie izquierdo logro dejar fuera de juego a Chepe que con el empujón llega hasta el escritorio de Francisco, el redactor de deportes. “Ahhh!” me responde Chepe con un gracioso acento susurrando mientras estira ambos brazos señalando el monitor. “Pero así no podemos compadre, ahí desperdiciando el Internet chateando… ¡dejame ver un videito de Aria Giovanni siquiera!”. “¡Vea! ¡Pilas! Que llegó don Heliodoro” le contesto mientras con la cabeza le señalo al director del periódico que viene subiendo las escalas.



“Y yo que pensé que me había curado del virus del amor ¡y vea! Me dio una recaída. ¡Que vaina! Y eso que lo pone a desvariar a uno y todo” le escribo a Paty mientras en la ventanita aparece escrita su risa con unos breves “jajaja”. Y luego escribe:"Mijo, lo mandaron a coger café con linterna”. “¿Con linterna? Más bien con un fosforito…Hablamos luego, debo entregar un articulito antes de que acabe el día, un abrazo…” le respondo y le mando una carita triste. Paty se despide y me manda otra figurita que tiene pinta como de abrazo. Me enderezo en la silla y le sonrío a don Heliodoro que pasa al lado de mi escritorio justo después de que yo cierro el messenger y queda en pantalla el documento de Word que lleva por título: “¡Mirando al diablo!”. Cuando el jefe entra a su oficce, vuelvo a dar doble click donde dice Windows Live Messenger, inicio sesión y escribo en el espacio para compartir mensajes personales unas líneas de Michael Ondaatje que vienen a mi mente:” ¿Cómo puede ocurrir algo así? Enamorarse y quedar desmembrado?”. Luego cierro sesión. Desconectado.

sábado, 24 de marzo de 2007

¡Mirando al Diablo!

Por: Fermín López
Marzo 2007

Otro martes, el mismo calor infernal del último verano, de los últimos días, de los últimos tiempos. Que hay que cuidar el planeta, me escribe una amiga por mail: “vea como está de loco el tiempo”. “¡Qué va! El que está loco es el ser humano, igual esto se va acabar; ¿acaso no has leído el Apocalipsis?” le respondo yo por burearla; como me burea mi hermano (eso es mal de familia) cada que llego al medio día con ese calor tan berraco y después de montarme en el Monorriel, digo, el Megabús (un transporte masivo que instalaron en mi ciudad, una urbe que sumándole los habitantes de dos pueblos vecinos no suman 700.000 habitantes, cuando según los códigos urbanísticos los transportes masivos son para ciudades con más de millón y mamada de habitantes), no sé cómo hicieron, pero aquí nos pusieron Monorriel…perdón Megabús…es que me confundo porque una vez en los Simpson mostraron un capítulo que parecía una profecía para Pereira. En ese capítulo presentaban un man que les llevaba el transporte masivo (Monoriel) a Spriengfield (la ciudad de los Simpson) y les pegaba que tumbada; cuando lo que necesitaba la ciudad era mejorar las vías y reorganizar rutas…en fin, a buen entendedor.


¿En qué iba? ¡A sí! Que mi hermano me burea. El caso es que llega uno bien asado al mediodía con esa chispa y con el sudor impregnado en todo el cuerpo y con la claustrofobia fresca del Monorriel lleno hasta las tetas, además de esperar como media hora a que pase la ruta alimentadora (y eso que a mi me va bien porque hay gente que espera hasta una hora o mas a que llegue su ruta, ¡qué grosería!) y todo el mundo echando madres y ese calor tan bestial. Y el alimentador que no da abasto y llego a la casa acalorado y mamá que “siéntese que le voy a servir el sancocho”. ¡Sancocho! “Con este infierno de día porqué no hiciste una ensaladita o un platico frío mami, ¡por Dios!”, Sancocho. Y lo sirve todavía “echando candela” como decía mi abuela. Y mi hermano viendo televisión en la sala me observa con esa mirada maquiavélica que tiene desde chiquito. Desde que disfrazaba a mis primitos más pequeños y les pintaba bigote con carbón y les ponía en la espalda un morral lleno de ropa y chucherías que les doblaba el peso a ellos y los hacía caer y quedaban como tortugas patas arriba mientras él se carcajeaba, y los pobres chinos en el suelo entre risas y sollozos como diciendo “¿y ahora cómo me paro?”. Y me mira mientras yo frunzo el ceño y empiezo a partir el plátano con la cuchara y a soplar el caldo, y él coge el control y ¡zas! lo pone en noticias de Caracol o RCN (¡el diablo para mí!) y le sube el volumen mientras saca una sonrisa como la del Guasón y dice con un vozarrón: “¡Oiga!” “¡Vea pues!” “¿Oyó mamá?” “¿qué mijo?” Grita mamá mientras sale corriendo de la cocina con una olla directo a la sala y se para frente al TV. Y se me salta la chispa. Se me empieza a dañar el almuerzo mientras los charlatanes del cíclope escupen noticias amarillistas y superficiales: que los siameses no se que, que el político no se quien se quitó la barba y quedó mas chusco, que un perro en la costa que canta el himno nacional, que en primicia la confesión del violador de no se cuantos niños, que vamos a analizar el gol desde 18 ángulos distintos, que la modelo sutanita tiene una uña encarnada, que en la costa el “sietemachos” no era “sietemachos” que fue que la negrita se metió un montón de trapos entre la bata y engañó a medio país diciendo que iba a tener ocho niños de una tacada, que no se quien salió eliminado de no se que bobo concurso o idiota reality….y cincuenta mil babosadas más que harían revolcar en su tumba a Jorge Enrique Pulido, José Fernández Gómez y Hernán Castrillón…¡Grandes maestros de la información! Dios los tenga en su gloria y a años luz de esta deplorable raza de periodistas televisivos que forman filas en estos venenosos noticieros de este amargo país.


“¡No! ¡Pero uno bien flaco y con esas noticias que me va a aprovechar el almuerzo!” murmuro todavía con una papa en la boca que todavía hecha fuego. Y mi hermanito con la sonrisa de la máscara de V de Vendetta mientras mamá mira pa´l techo sonriendo y entra de nuevo a la cocina diciendo “vea pues, ¡empezaron otra vez!” y mi papá medio dormido en un sillón de la sala con esa calma que lo caracteriza y a continuación empiezo con el discurso que parezco pastor evangélico bañado por el poder del Espíritu Santo: “¡Por eso es que estamos como estamos! ¡Por esos malditos canales que no hacen sino atrofiar el cerebro de los colombianos!, ¡que noticias tan pendejas!”, digo mientras en la tele sale el testimonio de una pobre señora que perdió todo en una avalancha y dice: “Si, perdí todo. Mis mueblecitos, la ropita y una manteca que tenía en un tarro…” Jajaja se oye una carcajada unánime en toda la casa; hasta mi papá que es más serio esboza una sonrisa. Todos reímos y no precisamente por la tragedia de la pobre señora. Esto es tragicómico ¿en qué manos están las noticias televisivas? (Ya sé que del poder económico que mueve los hilos del poder político) pero me refiero a la responsabilidad periodística. ¿Qué es este circo? Pienso mientras logro tragar una ardiente papa que se disputaban mi lengua y mi paladar.


Y continuo mientras agito la cuchara en mi mano derecha como reprendiendo demonios: “¿Pero esto es risible, se paga un servicio de cable bien costoso para esto? ¿Para ver esos maléficos canales que nada edifican? Tampoco es que nos pongamos a ver Film and Arts todo el día, porque la basurita también hace falta de vez en cuando, ¡pero hombre! Hay canales de entretenimiento como Fox, Warner, Sony. También esta Discovery, History ¡hasta TeleAntioquia, si es que les hace falta ver montañas colombianas! ¡Por Dios! hay como 70 opciones más de programación y de esas, como 17 son buenas. O por lo menos al mediodía que viene uno a recargar energías. Pero esas berracas noticias lo que hacen es descontrolarle a uno el metabolismo. Con razón tanto enfermo en este país (donde los seguros sólo mandan ibuprofeno, omeprazol y ranitidina) ¿quién no se enferma oyendo malas y estúpidas noticias? Eso es como cuando se tiene un problema bien grande por la tarde y uno almorzando y pensando en eso. Puede estar uno comiendo gallina y la comida le sabe a babas. Stress, incertidumbre, chismes, agonía, violencia, goles, impunidad, cizaña, caos, miseria, vanidad, desesperanza, ¡mentiras!…eso es lo que desayunamos, almorzamos y comemos los colombianos hace más de diez años cuando dejamos que entraran a nuestros hogares una manada de charlatanes que se bañaron en fama y riqueza con nuestra venia, la guerra y las desgracias de los demás prefabricando noticias, ¡y por ahí derecho enfermando nuestros estómagos!”


Y mi hermano con el control en la mano ¡zas! cambia el canal a Animal Planet mientras se carcajea diciendo: “¡yo sabía!”. Y me quedo con la taza de aguapanela a medio camino sonriendo y cayendo otra vez en cuenta: “Si a éste lo que le gusta es burearme”. Luego veo a papá y mamá acomodándose en los muebles de la sala con el plato en la mano mirando atentos cómo se reproducen los pingüinos y pienso: “¿O será que les hace falta que de vez en cuando les vuelva a recalcar lo mismo, para matarles el impulso de mirar al diablo?”

¡Feliz Año Nuevo!

Por: Fermín López
Enero 2007

'Las campanas de la iglesia están sonando/ Anunciando que el año viejo se va/ La alegría del año nuevo viene ya /Los abrazos se confunden sin cesar. Faltan cinco pa'las doce el año va a terminar/me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá. Me perdonan que me vaya de la fiesta/ pero hay algo que jamás podré olvidar / Una linda viejecita que me espera /en las noches de una eterna navidad.'…


Que agonía ese man, estaba en una fiesta y la pobre viejecita sola en la casa…¿Ah? ¡No hay derecho! Así como no hay derecho que pusieran esa canción desde que faltaban veinte minutos pa´las doce. Cada año le aumentan los minutos, hace un año empezó a sonar desde las 11:45 p.m. ¿Cuál es el verraco afán para que termine el año? los colombianos si mantenemos es como aburridos, ¿No? El árbol y las luces navideñas se arman desde noviembre junto con el bullicio de la música decembrina que no es como la de antes (¡Uy! Eso sonó a viejito). Nada raro que este año empiecen desde octubre a armar el árbol de navidad.



Entonces empiezan con el sonsonete de faltan cinco pa´las doce a destiempo y no hacen sino embolatarlo a uno…Le di el feliz año a mi hermanito como faltando diez minutos pa´l nuevo año porque un bullicioso radio dijo que ya eran las doce, y por allá le meten candela a un año viejo que creo no tenía sino un tote y una chispita mariposa porque eso no sonó como sonaban los de ahora años (¡Uy! Otra vez se me salió el anciano) y el vecino que prende la culebra y TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ….y el grito de “¡Feliz Año!” en la cuadra -“Vaya usted; yo que voy a salir por allá a chupar frío, además a los vecinos los veo todos los días…” le dije a mi hermano, -“Vaya usted y traiga chicharrón!” Cuando otra emisora por allá por el patio de un vecino decía que faltaban cinco minutos pa´ las doce y déle otra vez con el verraco disquito (o sea que el año nuevo llegó primero por mi cuadra que por la bis); cuando me da por prender el televisor y canaliando por accidente pongo Caracol y mientras trato de maniobrar rápidamente para huir del temido canal, alcanzo a ver de soslayo y escuchar a Su Majestad Jorge Barón (¡Cómo está de viejo, le está robando aire a los niños! No lo veía desde hace tres años un 31 en casa de una tía) dando pataditas chibchombianas en plena plaza (¡Qué espectáculo más deprimente!), y anunciando que faltaban ocho minutos pa´terminar el año… y lo paso a RCN (igual de deprimente, igual de temido, entre esos dos canales van a acabar con lo que queda de este pobre país) y ya estaban celebrando el 2007 no, no, no, no…como es que no me fui pa´la finca del abuelo, por allá por lo menos solo se oye una emisora muchas cuadras a la redonda y milagrosamente no entran esos dos canales fabricantes de estiércol.



Pasó otro año más, otro diciembre más y llegó el anhelado enero donde se empieza a calmar tanto bullicio y tanto alboroto. Las “pringadas” de marrano en las calles (como dice un amigo), esos pobres animalitos sufriendo porque no los matan como antes, cuando había un experto que con solo mirarlo a los ojos el animal caía inconciente; no, ahora si no lo pringa (que palabra tan chistosa) le meten como cincuenta y cuatro chuzones antes de encontrarle el corazón al pobre cerdo, hasta con destornilladores pinchan al animalito. ¡Ah, y otra cosa! la gente haciendo comida en los andenes como si fueran desplazados o no tuvieran cocina en la casa, además de la bebedera de la gente que no hace sino quejarse todo el año por plata y llega diciembre y sacan plata de no se donde (¿Será que vienen las tapas premiadas?) y jarte guaro hijuepuerca y ¡Que bullicio tan hijueputa! Oiga, acaso diciembre no es tiempo de paz, de tradiciones, de reunión, de recogimiento, de compartir calmadamente, de conversar…Pero no, de un tiempito pa´ca esto se volvió fue un desorden, un relajo donde el espíritu navideño parece secuestrado por grandes centros comerciales, almacenes y emisoras corruptoras de oídos donde lo tienen trabajando según la conveniencia de ellos.



¡Ay Dios! Las tradiciones. Cada año se van perdiendo más y más. Vamos a terminar acostando a Papá Noel en la cuna de Chuchito…¡Cómo putas va a aterrizar Santa Claus por estos lados si ese trineo es de nieve! o ¿Será que tiene pista privada en el Parque Nacional de los Nevados?. Cuando yo era chico (¡Uy! soné otra vez como a un ancianito!) ese viejo barbón no se veía, uno armaba el pesebre con un burrito, un buey, Chepe, Mary y el niño; los tres reyes magos por allá alejaditos y un angelito. ¡Ah! y el clásico lago con el espejo o papel aluminio y unos patos….Pero ahora ¡Virgen Santa! Un pesebre tiene más cosas que un vómito: soldaditos, carritos, robots, Teletubis, Power Rangers... Hasta el viejo barbudo lo meten por allá bajando descendiendo en su trineo, además un chino de tres años sabe que el Niño Dios es el papá y la mamá y desde octubre está armando la lista de los regalos que necesita.



La comida también poco a poco va mutando, se le escucha a la gente decir “Vamos a cenar pernil,” o “Vamos a tal centro comercial por el pavo para la cena” . ¿Pavo? ¡Eso no es de por aquí! El pavo es originario de America del Norte y en Europa lo tienen desde 1500 y pico ¡Eso es pa´los gringos y los europeos! Esta ave del género meleagris, come bellotas e insectos. ¡Lo de por acá es la cariseca, la rilosa, la cursienta que jarta maíz y sobrados revueltos con cuido; o el marrano, puerco, chancho que atraviesa de todo.



Van quedando atrás esos años donde uno llegaba a la casa y en el comedor sus tres o cuatro platos de natilla, en el pollo de la cocina otros dos platos de natilla, abría uno la nevera y atestada de pura natilla...-“Vea mijo coma natillita que mandó doña sutanita, o si quiere, la del comedor es de maíz, que trajo doña perenganita o si quiere con leche y pasas...” Si me comí dos porciones de natilla este año fue mucho, los buñuelos pasaron de largo y no dejaron razón, y los postres más ligh parecen adueñarse del lugar que antes tenía la natilla.



Lo peor: la música decembrina, viejos clásicos como “El grillo”, “El trovador del valle”, “El duende alegre”, entre otras, desplazados ahora por el maldito reguetón, o un ritmo mamón mezcla de música norteña con guasca de tercera y un destemplado Jhonny Rivera y demás secuaces torturándo el martillo, el yunque y el estribo. El ingenioso doble sentido de épocas de antaño son vulgaridades a pulmón abierto y desabridas… ¡Y a todo taco! ¡Que maldito escándalo! Y en cada cuadra como de a cuatro equipos de sonido en mitad de la calle y cada uno con diferente ritmo que como dice mi mamá: -“¡Oiga que mazamorrero!”. Además diciembre parece el mes de las tusas y el desespero: “El que inventó la navidad no estaba solo…”, “…Vamos a brindar por el ausente…”, “..Amiga, esa lágrima en tus ojos….” y otra cantidad de temas que milagrosamente no se me quedaron impregnadas de tanto oírlas en el atronador equipo de sonido del vecino; si usted se pone a analizar todas esas letras y canciones son como pa´pegarse un tiro. ¡Que tristeza tan brava! Antes es que en Colombia sobrevive la gente.



En fin, otro año que se fue, otro que llega, vuelve la calma, siguen las penas, las deudas, la resignación y las esperanzas de un pueblo que por más de cuarenta años ha escuchado cada año minutos antes de que acabe el año “Faltan cinco pa´las doce”... Y apenas caigo en cuenta estos días: Si faltan cinco pa´las doce...quien putas está tocando las campanas de la iglesia a esa hora?

Feliz Año Nuevo!