jueves, 21 de mayo de 2009

Aachussss!

Por: Fermín López


Por acá en Tabogo, la capital de Locombia, patria sufrida y en cuidados intensivos. Me la están enredando, me la están partiendo, me la están acabando. Le voy a dejar a mis hijos (si es que decido tenerlos) un país dividido, una colcha de retazos, la próxima Yugoslavia: un pedazo pa´ los paracos, otro trozo pa´ los guerrillos, otra fracción pa´ los políticos corruptos, otro fragmento pa´ la mafia, otra pieza pa´ los grupos económicos y sus canalitos de mierda (Caracol y RCN)… pedacitos pa´ todo el mundo y que cada uno arme su utopía…


Olvidemos las tijeras, les contaba que ando aquí en Tabogo, el abuelo se agravó de un momento a otro y tocó salir con él a las carreras, ¡qué susto tan hijueputa! Me llamaron y salí de la finca en el willys disparao pa´ Pereira, y ahí, a convencer al abuelo pa´ que se dejara llevar al hospital. -“¿Pa´que?...cof cof cof… ¿pa´ que? Pa´ ir a chupar frío a un corredor y ver heridos y oír quejidos y luego me revisen y sólo me manden ibuprofeno y acetaminofen tiempo sobra, cof cof cof. Mañana voy donde don Marcos por alguna yerbita...” refunfuñaba el cucho. Pero la vaina estaba grave y no podía esperar a las santas yerbitas de don Marcos. Así que tocó convencerlo: -“¡Vamos don Ramón! Que a usted sagradamente le sacan cada mes del sueldito su buena parte pa´l seguro ¿Pa´ que deje perder esa platica así no más?, no, no, no. Vaya que por lo menos lo examinen y le manden exámenes, así no se tome los químicos que le dan, pero por lo menos se da cuenta qué es y ya va a la fija con la yerbita que le funciona. Vamos home al hospital pa´ saber por lo menos que tenés; que esos millones que te han sacado en todo este tiempo del sueldito no caigan en saco roto”, le digo. Y ¡zas! el viejo se levanta como un resorte y entonces le ayudo a vestirse y salimos pa´l hospital como un rayo, en bombas, a la lata, a millón, como espectro que acarrea Luzbel…o sea, como alma que lleva el diablo. Y a voltear con el viejo y exámenes aquí y allí y luego pa´ Tabogo donde más especialistas que pa´estar seguros y descartar esto y aquello. En fin. Rutina de los galenos.


Afortunadamente dimos con un par de médicos que de lejos se ve que aman su profesión y respetan sus pacientes. Necesitamos muchos de estos. Porque es que hay unos que “no tratan personas, tratan dolencias. Para ellos los pacientes son una lista de síntomas”, como escribió alguien por ahí. Y otros pobres que olvidaron que “es mejor saber, que ser doctor” y terminaron estudiando algo que les impusieron, por aparentar o ganar plata y dejaron sus verdaderos sueños y su vocación guardados en la hoja de atrás de un viejo cuaderno de bachillerato. Terminaron graduándose de una profesión que detestan. La prima Lilia, que es enfermera, me contaba de un médico que quería ser músico y terminó siendo un médico mediocre que hace turnos que odia mientras consiente enfermeras llevándoles presentes pa´ que le ayuden a llenar las historias clínicas, expedientes y hagan todo su trabajo. ¡Que miedo ese matasanos! ¿Cuántos habrá como ese? Ojalá no muchos…


Hoy van a dejar al viejo en la clínica pa´ hacerle más chequeos. “Andate mijo y vení más tarde, voy a estar bien” dice don Ramón “dándome permiso” pa´ salir un rato a distraerme y yo le sobo su cabeza blanca que parece un copo de nieve. “Ok viejo, nos vemos luego, voy a aprovechar pa´ saludar al Hugo, un viejo parcero que hace rato no veo”.


-“¿Qué hubo marica?” ¿Y ese milagro? ¿Estás asustando? ¡”Marica qué bueno oirte!” ¿Estás acá professeur? ¡Ya te caigo marica! Me dice por el celu.


Y ahí está el Hugo, lo observo cuando se acerca a media cuadra, cuanto tiempo sin ver a este güevón, lo reconozco de lejos porque este es más alto que yo, casi dos metros (enrazao en guadua) y su pelo medio largo y enredado parecido al que tenía Fito en el Euforia. Y ahí a la entrada de la Luis Ángel Arango sólo se oye un par de amigos reencontrándose, un rolo y un paisa: -“¡Marica!” -“¡Guevón!” -“¡Marica!” -“¡Guevón!”. Nos abrazamos, nos damos par calvazos en la testa, nos reímos, caminamos, algunos puños en los hombros y subimos a la máquina del tiempo: Un par de críos mirando y comprando discos, libros, historietas y películas de segunda en una calle cualquiera de Tabogo, dos adolescentes barrosos y llenos de espinillas cantando rock en español en los buses en los trancones de la vieja Tabogo por el sólo placer de compartir unas notas de una vieja guitarra, un par de jóvenes sintiendo el dolor de perder un buen amigo en manos de la responsable muerte, dos treintones para quienes el tiempo en este instante gira a lo Benjamín Button. -“¡Marica!” -“¡Guevón!”, -“¡Marica!” -“¡Guevón!”…


Subimos al transmilenio mientras seguimos hablando mierda y recordando. El frío se filtra por una ventanilla y me alborota la renitis, ¡Aachussss! Se me sale un sonoro estornudo, mientras los pasajeros me miran estupefactos “¡Órale mi cuate! ¿Sería que te dio la porcina?” me interroga Hugo alzando la voz, con acento mejicano y poniendo cara de serio. “¡Pos órale!, si apenas llegamos ayer de nuestro querido México, ¿Será que voy a morir lejos de mi hogar? ¡Carnal!” le respondo siguiéndole la corriente al Hugo, hablando fuerte, fingiendo un acento mejicano y poniendo cara de preocupación. En ese momento en una estación para el transmilenio (donde venimos colgados como micos) y se abren las puertas y sale todo el mundo despavorido. Como espíritu que carga Belcebú, como esencia que traslada Leviatán, como alma que lleva el diablo…Unos tapándose la boca, otros escupiendo, otros conteniendo la respiración, otros ventilándose con lo que tengan a la mano: carteras, cuadernos, periódicos etc. otros inhalando por la boca y exhalando por la nariz. Se cierran las puertas y sólo quedamos Hugo y yo dentro del transmilenio, y el chofer al fondo que no se percató del suceso. Vuelve a arrancar el vehículo. Hugo y yo nos miramos y soltamos una risotada mientras nos damos calvazos y exclamamos: -“¡Marica!” -“¡Guevón!”…“¡Sos la cagada!”


Nos sentamos sin parar de reír. Un trasmilenio pa´ nosotros solos ja, ja, ja - “¡pero están todos sicociaos!” exclamo. “El poder de los medios” agrega el Hugo. Y recordamos cuando Orson Welles desató el pánico por allá en los años 30`s con su versión radial de “La Guerra de los Mundos” de H.G. Wells, la gente creyó que de verdad estaban siendo invadidos por extraterrestres. Todavía nos comemos todo lo que nos dicen los medios, así, enterito, sin digerirlo, sin indagar, sin preguntar, sin cuestionar…”Claro marica, y arman el mierdero mas hijueputa con una epidemia que no llega a los 150 muertos en todo el mundo, y teniendo en cuenta que contaron algunos fallecimientos causados por neumonía, como gripa porcina, ¡Qué biblias!", dice el Hugo. “Y los medios de comunicación que inflan el asunto. Digamos que sean 100 muertos sólo en Ciudad de México, pa´ una población de 20 millones del DF no es nada especial. Hay enfermedades y otras situaciones que matan a más gente, como la violencia, esa sí que es una pandemia bien jodida!”, agrego.


"Y ¿con qué fin harán eso? ¿Será para incrementar las ventas de algunas farmacéuticas como ROCHE y BAXTER? -quienes ofrecen tamiflú (millones de dosis vendidas a gobiernos asiáticos hace años cuando el brote de la gripa aviar y que el mismo gobierno de México reconoce que no es vacuna contra la porcina) además de mascarillas (que por cierto, no sirven de nada si no tienen filtros adecuados) y algunos cocteles vitamínicos con medicamentos mientras terminan la anunciada vacuna contra la porcina. ¿Tendrá que ver algo el pacto entre la farmacéutica SANOFI-AVENTIS y la BERMIX (Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México) durante la visita de Sarkozy a México para invertir la bobadita de 100 millones de euros en nuevos laboratorios para producir fármacos contra la influenza estacional o la pandémica semanas antes de la pandemia global? ¿Quién les leerá a los líderes mundiales las cartas, el tabaco o el chocolate para mostrarles lo que se avecina?” añade Hugo.


“Y se cuestiona uno tanto show. O será lo mismo que la gripa aviar por allá en Asia cuando también estaban teniendo problemas económicos y no pasó a mayores. Cortinas de humo muy comunes en estos tiempos modernos. Vaya uno a saber, yo ya no se qué creer. “Sea Dios verdadero y TODO hombre mentiroso” como dice la cucha cuando ella no le encuentra sentido a lo que dicen en las noticias. ¿Mató Oswald a Kennedy? ¿Pisó Armstrong la luna? ¿Existen los Ovnis?


“La vaina es que las verdaderas epidemias que se están viviendo no las mencionan. En África hay una epidemia de Meningitis tenaz, ya lleva casi dos mil muñecos (10 veces más que la supuesta porcina) y nadie dice nada, ¿será porque son negritos? ¿Porque por allá en ese continente olvidado es donde muchas farmacéuticas experimentan sus nuevos medicamentos? Te acordás de ¿El Jardinero Fiel?”, le digo al Hugo. “Proffeseur claro, ¡qué película marica!” contesta.


Cualquiera con tres dedos de frente sabrá que hay muchas enfermedades que se transmiten por el ambiente. Así que en vez de estar armando tanto escándalo con una conveniente gripe pa´ unos pocos (porque hay que saber que con tal de mantener un sistema los líderes mundiales cuando no provocan guerras provocan enfermedades) deberían educar y decirle a la gente que sean más precavidos todos los días porque se puede contagiar de cualquier enfermedad respiratoria como bronquitis, tuberculosis y el resfriado común, que es causado por mas de cien tipos de virus (veneno en latín) entre muchas otras infecciones. O sea, en resumen: no salga de su casa. O salga con un traje estilo astronauta donde nada le haga daño. O enfrente la realidad de un mundo loco transformado por el hombre donde es más probable que en cualquier momento usted va a adquirir alguna enfermedad natural o creada por la “extraordinaria mente humana” que lo llevará a su cita final: “…las últimas horas de los condenados, ¿Cuántos estarían ahora esperando la muerte?” repaso unas líneas de Malcolm Lowry. Aunque cada uno tiene su destino marcado. Recuerdo al abuelo cuando exclamaba con un aire tranquilo cierto día: “Yo pienso que el final mío va a ser la muerte” Ja, ja, ja nos reíamos todos de sus ocurrencias. Muy cierto ¿no? Ese es el final de todos. ¿Cómo? Eso será siempre el gran enigma…



Ah! Y no sólo están las infecciones respiratorias, hay que recordar que si uno no se cuida por ahí andan las ETS (enfermedades de transmisión sexual) asechando a la primera oportunidad. Que si uno no come bien, ni duerme bien, ni hace ejercicio, ni toma agua, ni come sano se le bajan las defensas y es más propicio a enfermarse. Tantas cosas como jartar comida chatarra, desesperarse hasta el estrés, y una cantidad de mierda que nos está matando tan jóvenes, ¡Como las hijueputas gaseosas! (-“hacete un favor parce!, no volvás a tomar gaseosas ni jugos embotellados” -me aconsejaba un amigo una semana después de que él entró a trabajar a una embotelladora de gaseosas- “¡eso es un veneno!”) Y se me viene la imagen de mi papá con 70 abriles y camina todavía derecho a paso largo sin asfixiarse y raspa olla a media noche y no le hace daño y es fuerte como un roble. Y nunca en su vida le he visto tomar una gasimba ni comida chatarra ni estresarse y se despierta al natural. Igual que el abuelo que ronda por las 90 ruedas, salvo algun impase como el de ahora. En cambio amigos de veinte y piola o treinta y tantos y ya no pueden comer después de las siete de la noche porque es trasnochada fija o ya tienen problemas de azúcar, colesterol, trigliseridos, presión y tanta complicación causada por los hábitos modernos. Y eso no lo dicen. Sólo dicen: “trabaja como una mula para que compres, compres y compres. No importa si te toca dormir poco, comer mal, vivir mal… ¡Produce!”. Pero no te advierten ni te enseñan como mantenerte sano.



Que mas peligro que el smog de los carros, el humo del cigarrillo, algunas sustancias cancerígenas que están impregnadas en objetos y electrodomésticos que usamos a diario. ¡Existen más de cien mil químicos sintéticos! Muchos de ellos comprobados como dañinos para nuestro cuerpo como los Retardantes de Fuego Brominados, un químico, una supertoxina usada para hacer las cosas más resistentes al fuego y presentes en electrodomésticos y aparatos que usamos a diario, ¡Una neurotoxina! Traducción: Tóxico para el cerebro. Encontrada incluso en colchones y almohadas. “La manipulación de este objeto puede causar cáncer”, le traducía a un amigo cuando leíamos el manual de un aparato cualquiera, allá en la letra que se lee con lupa y con la que los fabricantes se lavan las manos en caso de que los demanden. -“Ahí decía” dirá un pez gordo en caso de que lo atrapen.


“Y ¿Qué andás haciendo en Tabogo?” Me interroga Hugo. Le cuento lo del abuelo, que estaremos hasta el otro día. Me cuenta de su sol, su hija de ocho años que es su tesoro y con sólo pronunciar su nombre se le dibuja a mi amigo la esperanza en el rostro, esa que yo ya he perdido.


“¿Y vos? ¿Cómo va ese corazón?” señala. -“Bien”, le digo. -“Sigue bombeando sangre” –“Ja, ja, ja ¡marica! no cambiás. Hablame en serio, ¿seguís igual de esquivo? ¿No ha llegado la que te amarre?” – “Nada” exclamo mientras miro por la ventanilla del transmilenio y al fondo veo a Monserrate. –“Las que se acercan si mucho entran hasta el jardín y cuando les abro la puerta salen despavoridas con sólo ver la fachada, como si yo tuviera el ébola, la peste negra o la “A H1-N1”…“”Ja, ja, ja” nos reímos nuevamente. -“Deben ver una fachada como la casa de los Monsters o la de Psicosis” agrego. –“Lo que pasa es que ¡vos sos una ñámpira!” me dice mientras me da un puño en el hombro. “¿Una qué?” Inquiero. Y me explica que quiere decir ñámpira en la jerga de los ñeros. –“Ja, ja, ja tan guevón, el ñampira sos vos” le contesto y le doy un calvazo en la testa. –“Y ¿Que hubo de la pepigris? Porque esa si pasó del jardín, y yo creo que anduvo toda la casa, ¿Dónde anda?” Me interroga. –“A miles de kilómetros, hace rato que no hablamos. Aunque a veces creo que es la única que va a estar ahí esperando” Respondo, y ahora siento a Vanessa tan lejos y tan cerca...


Caen las estrellas a dos mil seiscientos metros de esta gran urbe, es hora de volver al hospital. Me despido del parcero y me empiezo a sentir solo otra vez. Le digo que me hubiera gustado estar mas tiempo pa´ hablar y recordar y conocer su nena y hacer un par de vueltas. Que espero volver pronto y que si me puede averiguar cuando le quede tiempo en la embajada como es la ida pa´ la France. “¿Te vas?” Me dice.- “No sé, de pronto me entraron ganas. Uno nunca sabe, son opciones” le digo. Lo acompaño a la estación del transmilenio. Par abrazos, par calvazos en la testa y par puños en los hombros. -“¡Marica!” -“¡Guevón!”. Saca de su morral un libro de Mark Twain y me lo obsequia. “La semilla encontró las más grandes aventuras que una disidente vida le hubiera podido dar…Por toda la suerte, amor y amistad que una travesura pueda seguir edificando, tu parce. Hugo”, dice la dedicatoria. Llega el “transmilleno” atestao de gente y empieza a parar lentamente, mientras Hugo exclama: “¡Uy! colgado como un mico ¡otra vez!”. –“¡Parce!”, le digo, -“…yo no te compré nada, lo siento”. Y entro con él en medio de los estrujones de la gente al vehículo, mientras le cojo el hombro derecho y le doy palmaditas en su pecho con mi mano izquierda “…pero te voy a mandar sentao en este trasmilenio y te lo voy a dejar desucupao pa´ vos solito, ese es mi regalo”. Y siento el aire frío que se cuela nuevamente por mi nariz y me alborota otra vez la renitis y ¡Aachusss!