miércoles, 1 de octubre de 2008

Los mercaderes de la muerte

Por: Fermín López

-¡Ay Dios!-, exclamo tranquilo al volante del viejo willys mientras estaciono el cacharrito en la plaza de un pueblito de Antioquia. En una vereda a veinte minutos de allí vivo hace unos días. Casi no llego, esa carretera está a punto de perderse entre el lodo y la maleza, además las volquetas que deberían mandar cargadas de trabajadores y materiales pa´ que arreglen la vía están cargando reinas y borrachos en un pueblo vecino…colombian people.



¡"Güenas don Fermín!", me saluda don Toñito (un agraciado anciano que se parece a Geppetto) cuando entro a su granero que se encuentra bajando la plaza y que tiene a la entrada este poderoso letrero: "se bende panela, arros, frijoles, asukar, leche, queso, pomadas, machetes, cabuyas, oyas, alpargatas, baigón y otros comestibles"…



-Don Toñito, le regalo el don, ya le he dicho que me llamés Fermín, así, a secas…no es que me sienta viejo con el don sino que esa vaina es como de respeto, como de jerarquía, de experiencia. ¡Don!, usted don Toñito y los de su generación que le han aguantado el paso a esta vida tan dura y desde pelaos la cogieron por los cuernos. ¡Don!, mi papá y mis tíos, yo los veo en esas fotos cuando apenas tenían veinte años y que cara de patrones, uno con treinta años y esta cara de guevón... "Ja ja ja, este Fermín y sus ocurrencias" dice don Toñito mientras me estrecha la mano. Dice usted don y me acuerdo del Don: don Vito Corleone, el Padrino, ¿se acuerda? Le interrogo. -"¡Claro! La película que me emprestó hace unos días, muy güena! ¡Eso si era mafia!, qué organización, qué honor, qué respeto, qué elegancia, no como los de agora que eso es al que más cadenas de oro tenga colgadas del pescuezo, al que más tiros descargue, al que más lora dé por ahí con viejas tetonas, carros, rancheras y vallenatos a todo taco", me responde el cuchito echándose pa´ atrás de la cabeza un mechón largo de canas que cuelga de su calva.

Y ¿qué va a llevar Fermín? ¿Lo mismo de siempre? "Si don Toñito, el mercado pa´ la semana". -Y ¿cómo se ha sentido por acá? Me pregunta mientras pesa el maíz en una vieja báscula carcomida por los años. Muy bien, le digo. El cambio fue muy bueno. La ciudad está imposible. Allá todo el mundo es a toda mierda, donde sólo se ve la ley del codazo y sálvese quien pueda. Además que la plata ya no alcanza. Todo está por las nubes. Los servicios públicos llegan cada veinte días, y a veces cobrando cosas que no son o cobran de más y vaya pues haga el reclamo. Eso son filas y filas y filas de gente, parece Cuba. Además a las casas llegan a cada rato revistas de los grandes almacenes embaucando a la gente pa´ que compren y compren y compren y compren como si eso fuera la única razón de la existencia. Y uno que en vez de adquirir lo necesario termina comprando güevonadas que acaban en la basura o desechadas porque al otro mes ya salió otra vaina y eso es un círculo vicioso, una adicción legalizada. Y quiébrese el lomo como un burro para comprar lo que la televisión dice y todos como hipnotizados del trabajo al sillón de la tele y de ahí al hiperalmacén y otra vez pal trabajo y pal sillón de la tele y después pal hiperalmacén y otra vez pal trabajo y vuelve y gira "la rueda de la fortuna", y la plata que no alcanza, ¡que va a alcanzar con esa puta gastadera!, porque eso sí, los hiperalmacenes dan tarjetas, plazos, créditos, "facilidades" con tal de que no se les seque la tetica", le contesto sentado mientras mi mano izquierda sostiene mi rostro caído con la mirada perdida.

"Pues si está duro por aquí Fermín, que los servicios y los arriendos son baratos, que no hay buses porque el pueblo es tan chiquito que uno camina. O dada la situación en algunos veredas han vuelto al trueque, si no hay plata cambian panela por aguacates o maíz por leche; ¿qué será por allá que todo es pagando y tan costoso?." Dice don Toñito mientras pesa y empaca los fríjoles. –"Y no sólo eso", le respondo, "…sino el ritmo de vida. Uno allá es a las carreras y a veces no se tiene tiempo de comer o de dormir. "¿Cómo?" me dice el anciano abriendo los ojos mientras se rasca la barbilla. "Eso si es grave. Pa´mi primero el buche y mis ocho horas diarias de sueñito. Yo nunca he entendido lo de ese relojito que empieza a chillar y a interrumpir el sueño, si uno tiene que madrugar, pues se acuesta temprano. Cómo es de güeno levantarse uno voluntariamente" me dice mientras enciende su vieja pipa. -"Eso es cierto, don Toñito ¿quién putas se inventaría los horarios y ese aparato diabólico del despertador? Le digo sonriendo. "Sí, es que el sueño y la comida son fundamentales pa´ la salú; véame a mí con ochenta abriles y nunca he ido donde un médico ni me he tomao una pasta pa´ un dolor de cabeza" dice el cucho inflando pecho. "Y véame a mí con treinta años don Toñito y con el nochero lleno de remedios", le confieso mientras saco un bocadillo de un frasco que está sobre la vitrina llevándomelo a la boca, y agrego con la boca llena: "Essa ess la otrrra, sse ennferrrma unno y vayya quue lo atiendddan…". Trago el bocadillo y continúo: "… fuera de pagar un seguro bien caro, se alivia uno es como de rabia del servicio de salud tan malo y la deshumanización. "¡El carné de la EPS!", le gritaban a un pobre hombre inconciente en una camilla, con la cabeza ensangrentada y los ojos desorbitados y el desdichado más al lado de San Pedro porque a este lado no lo atendían hasta que mostrara su carné e ingresaran y verificaran en el "sistema" su EPS…colombian people. ¿Seguro? ¡Con este sistema de salud, segura la muerte!". -"¡Qué crueldad!", exclama el viejito y se sienta en un taburete al lado de una vieja vitrola y pone a sonar un tango: "..el mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el quinientos seis, en el dos mil también…".

Saco otro bocadillo y me despido: "Gracias don Toñito, guárdeme ahí el costal con el mercado yo voy a comprar la carne y al Internet a mandar un trabajo y ya vuelvo pa´que juguemos dominó un ratico antes de irme pa´ la finca".

Camino por el pueblo contemplando un balcón lleno de flores y me timbra el celu. Es Vanesa, (¿la recuerdan? La de los ojos grises, el pelo rojo y que cuando aparece me desordena el pasado). ¡Hola! ¿Cómo vas? ¿Qué tal Toulouse?, le digo… ¡Ah! creo que no les he contado lo de la ida de Vanesa ¿cierto?...bueno a veces se me pasa contarles cosas que les pasa a mucha gente que por acá pasa: por estas líneas de palabras gastadas y repetidas que se han convertido en mi exorcismo. Creo que también los dejé en vilo con lo de la otra nena que me tenía en jaque, ¿la recuerdan? la que me empezó a mover el piso antes de que volviera Vanesa…bueno, pues esa también se fue. Todos nos estamos yendo, huyendo, no sé. En estos casos prefiero no ahondar en detalles. Entonces los actualizo así a las carreras: Vanesa. Beca. Música. Francia. "¿Te vas conmigo?" Dice ella. "Je ne parle pas français", le digo. "No importa", agrega. "Dejame yo aprendo el idioma y luego te caigo" respondo. "Tan bobo", me dice y se ríe. Caminamos una tarde por el centro. Un domingo hablamos escoltados por nuestros miedos. Un lunes le ayudo a empacar. Un martes la acompaño al aeropuerto. Un avión despegando. Un hombre cobarde y triste tira una nota al suelo y mete sus manos en los bolsillos. Fragmentos de lluvia. Un papel escrito a mano que dice: "mi ángel, mi todo, mi otro yo, unas cuantas palabras y a lápiz" (una frasecita de una peli sobre Beethoven). El papelito hundiéndose en un charco.

¡Listo! actualizados. Entonces hablo con Vane por el celu, me cuenta de París, de la beca, de su pasión: la música. Le cuento de mi nueva casa, del pueblo donde una vez la traje a que conociera la finca del abuelo. Le digo que todo sigue igual, que Locombia no mejora, que todo el planeta va pa´l caño, que ¡esto se acabó! "¡Pesimista!", me dice. "Realista" le contesto. "¡Loco!", dice. "Anarquista", le aclaro. "Te extraño", me confiesa. "¿Aló? ¿Aló?" Le respondo, mientras al otro lado ella ríe y dice: "¡Vos no cambiás, sos un palo!"

Compro la carne y entro a una cafetería a comer algo. Lo que me faltaba: una noticia extra de Caracol o RCN, no recuerdo cual canal era, da lo mismo, iguales de dañinos y perversos. "¿Será lo de la caída del Dow Jones?" pienso. ¡Ingenuo!, esos de eso no saben, sólo saben de muertos y chismes. Es lo único que les interesa, es pa´ lo que les pagan. ¡Ah! y a veces cuando se "aparece" la Virgen en una puerta, en una pared o en una empanada… colombian people

Preciso, un muerto. Un niño. Otro de los tantos miles que enfilan la lista de nuestro país. Este apenas es el iceberg que asoma sobre los goles, la farándula y la política. Porque gracias a ese periodismo superficial, sensacionalista y mercantilista de estos dos canales, la montaña de muertos seguirá creciendo. Sólo falta que aparezca Pirry con su vocecita lastimera y su cara de comadreja dándoselas de cronista. Peor, sale la nota y el camarógrafo que se lambe por enfocar el cuerpo. Y los periodistas en el lugar de la noticia como gallinazos y demás aves carroñeras. Luego el zoom in al rostro de la madre. ¡Pobre mujer! Se me sube la bilirrubina y estoy a punto de lanzar el pocillo al cíclope que ahora introduce un tema musical de la película Corazón Valiente como diciéndole al televidente: "¡llorá pues hijueputa!", el dueño del local cambia el canal evitando que lance mi desayuno a la pantalla. Pero igual, el otro canal sigue la misma fórmula, sólo que con una pieza musical de piano que tiene el mismo mensaje: "¡lloren pues hijueputas!". ¡Qué irrespeto!, ¡Qué bajeza!, ¡Qué porquería! ¡Qué canallada! El solo hecho de la muerte de un niño es ya en sí una tragedia y una vergüenza para un país insensible con su infancia. El reflejo de una sociedad decadente. ¿Qué necesidad de volverla espectáculo? ¿El apetito de fama y un cheque con varios ceros les hizo borrar de la cabeza las palabras ética, análisis, investigación, humanidad, respeto al dolor ajeno? …¡Caracol y RCN!: ¿Porque no dejan descansar los muertos y a sus dolientes que los lloren en paz? ¡Mercaderes de la muerte!