sábado, 24 de marzo de 2007

¡Mirando al Diablo!

Por: Fermín López
Marzo 2007

Otro martes, el mismo calor infernal del último verano, de los últimos días, de los últimos tiempos. Que hay que cuidar el planeta, me escribe una amiga por mail: “vea como está de loco el tiempo”. “¡Qué va! El que está loco es el ser humano, igual esto se va acabar; ¿acaso no has leído el Apocalipsis?” le respondo yo por burearla; como me burea mi hermano (eso es mal de familia) cada que llego al medio día con ese calor tan berraco y después de montarme en el Monorriel, digo, el Megabús (un transporte masivo que instalaron en mi ciudad, una urbe que sumándole los habitantes de dos pueblos vecinos no suman 700.000 habitantes, cuando según los códigos urbanísticos los transportes masivos son para ciudades con más de millón y mamada de habitantes), no sé cómo hicieron, pero aquí nos pusieron Monorriel…perdón Megabús…es que me confundo porque una vez en los Simpson mostraron un capítulo que parecía una profecía para Pereira. En ese capítulo presentaban un man que les llevaba el transporte masivo (Monoriel) a Spriengfield (la ciudad de los Simpson) y les pegaba que tumbada; cuando lo que necesitaba la ciudad era mejorar las vías y reorganizar rutas…en fin, a buen entendedor.


¿En qué iba? ¡A sí! Que mi hermano me burea. El caso es que llega uno bien asado al mediodía con esa chispa y con el sudor impregnado en todo el cuerpo y con la claustrofobia fresca del Monorriel lleno hasta las tetas, además de esperar como media hora a que pase la ruta alimentadora (y eso que a mi me va bien porque hay gente que espera hasta una hora o mas a que llegue su ruta, ¡qué grosería!) y todo el mundo echando madres y ese calor tan bestial. Y el alimentador que no da abasto y llego a la casa acalorado y mamá que “siéntese que le voy a servir el sancocho”. ¡Sancocho! “Con este infierno de día porqué no hiciste una ensaladita o un platico frío mami, ¡por Dios!”, Sancocho. Y lo sirve todavía “echando candela” como decía mi abuela. Y mi hermano viendo televisión en la sala me observa con esa mirada maquiavélica que tiene desde chiquito. Desde que disfrazaba a mis primitos más pequeños y les pintaba bigote con carbón y les ponía en la espalda un morral lleno de ropa y chucherías que les doblaba el peso a ellos y los hacía caer y quedaban como tortugas patas arriba mientras él se carcajeaba, y los pobres chinos en el suelo entre risas y sollozos como diciendo “¿y ahora cómo me paro?”. Y me mira mientras yo frunzo el ceño y empiezo a partir el plátano con la cuchara y a soplar el caldo, y él coge el control y ¡zas! lo pone en noticias de Caracol o RCN (¡el diablo para mí!) y le sube el volumen mientras saca una sonrisa como la del Guasón y dice con un vozarrón: “¡Oiga!” “¡Vea pues!” “¿Oyó mamá?” “¿qué mijo?” Grita mamá mientras sale corriendo de la cocina con una olla directo a la sala y se para frente al TV. Y se me salta la chispa. Se me empieza a dañar el almuerzo mientras los charlatanes del cíclope escupen noticias amarillistas y superficiales: que los siameses no se que, que el político no se quien se quitó la barba y quedó mas chusco, que un perro en la costa que canta el himno nacional, que en primicia la confesión del violador de no se cuantos niños, que vamos a analizar el gol desde 18 ángulos distintos, que la modelo sutanita tiene una uña encarnada, que en la costa el “sietemachos” no era “sietemachos” que fue que la negrita se metió un montón de trapos entre la bata y engañó a medio país diciendo que iba a tener ocho niños de una tacada, que no se quien salió eliminado de no se que bobo concurso o idiota reality….y cincuenta mil babosadas más que harían revolcar en su tumba a Jorge Enrique Pulido, José Fernández Gómez y Hernán Castrillón…¡Grandes maestros de la información! Dios los tenga en su gloria y a años luz de esta deplorable raza de periodistas televisivos que forman filas en estos venenosos noticieros de este amargo país.


“¡No! ¡Pero uno bien flaco y con esas noticias que me va a aprovechar el almuerzo!” murmuro todavía con una papa en la boca que todavía hecha fuego. Y mi hermanito con la sonrisa de la máscara de V de Vendetta mientras mamá mira pa´l techo sonriendo y entra de nuevo a la cocina diciendo “vea pues, ¡empezaron otra vez!” y mi papá medio dormido en un sillón de la sala con esa calma que lo caracteriza y a continuación empiezo con el discurso que parezco pastor evangélico bañado por el poder del Espíritu Santo: “¡Por eso es que estamos como estamos! ¡Por esos malditos canales que no hacen sino atrofiar el cerebro de los colombianos!, ¡que noticias tan pendejas!”, digo mientras en la tele sale el testimonio de una pobre señora que perdió todo en una avalancha y dice: “Si, perdí todo. Mis mueblecitos, la ropita y una manteca que tenía en un tarro…” Jajaja se oye una carcajada unánime en toda la casa; hasta mi papá que es más serio esboza una sonrisa. Todos reímos y no precisamente por la tragedia de la pobre señora. Esto es tragicómico ¿en qué manos están las noticias televisivas? (Ya sé que del poder económico que mueve los hilos del poder político) pero me refiero a la responsabilidad periodística. ¿Qué es este circo? Pienso mientras logro tragar una ardiente papa que se disputaban mi lengua y mi paladar.


Y continuo mientras agito la cuchara en mi mano derecha como reprendiendo demonios: “¿Pero esto es risible, se paga un servicio de cable bien costoso para esto? ¿Para ver esos maléficos canales que nada edifican? Tampoco es que nos pongamos a ver Film and Arts todo el día, porque la basurita también hace falta de vez en cuando, ¡pero hombre! Hay canales de entretenimiento como Fox, Warner, Sony. También esta Discovery, History ¡hasta TeleAntioquia, si es que les hace falta ver montañas colombianas! ¡Por Dios! hay como 70 opciones más de programación y de esas, como 17 son buenas. O por lo menos al mediodía que viene uno a recargar energías. Pero esas berracas noticias lo que hacen es descontrolarle a uno el metabolismo. Con razón tanto enfermo en este país (donde los seguros sólo mandan ibuprofeno, omeprazol y ranitidina) ¿quién no se enferma oyendo malas y estúpidas noticias? Eso es como cuando se tiene un problema bien grande por la tarde y uno almorzando y pensando en eso. Puede estar uno comiendo gallina y la comida le sabe a babas. Stress, incertidumbre, chismes, agonía, violencia, goles, impunidad, cizaña, caos, miseria, vanidad, desesperanza, ¡mentiras!…eso es lo que desayunamos, almorzamos y comemos los colombianos hace más de diez años cuando dejamos que entraran a nuestros hogares una manada de charlatanes que se bañaron en fama y riqueza con nuestra venia, la guerra y las desgracias de los demás prefabricando noticias, ¡y por ahí derecho enfermando nuestros estómagos!”


Y mi hermano con el control en la mano ¡zas! cambia el canal a Animal Planet mientras se carcajea diciendo: “¡yo sabía!”. Y me quedo con la taza de aguapanela a medio camino sonriendo y cayendo otra vez en cuenta: “Si a éste lo que le gusta es burearme”. Luego veo a papá y mamá acomodándose en los muebles de la sala con el plato en la mano mirando atentos cómo se reproducen los pingüinos y pienso: “¿O será que les hace falta que de vez en cuando les vuelva a recalcar lo mismo, para matarles el impulso de mirar al diablo?”

¡Feliz Año Nuevo!

Por: Fermín López
Enero 2007

'Las campanas de la iglesia están sonando/ Anunciando que el año viejo se va/ La alegría del año nuevo viene ya /Los abrazos se confunden sin cesar. Faltan cinco pa'las doce el año va a terminar/me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá. Me perdonan que me vaya de la fiesta/ pero hay algo que jamás podré olvidar / Una linda viejecita que me espera /en las noches de una eterna navidad.'…


Que agonía ese man, estaba en una fiesta y la pobre viejecita sola en la casa…¿Ah? ¡No hay derecho! Así como no hay derecho que pusieran esa canción desde que faltaban veinte minutos pa´las doce. Cada año le aumentan los minutos, hace un año empezó a sonar desde las 11:45 p.m. ¿Cuál es el verraco afán para que termine el año? los colombianos si mantenemos es como aburridos, ¿No? El árbol y las luces navideñas se arman desde noviembre junto con el bullicio de la música decembrina que no es como la de antes (¡Uy! Eso sonó a viejito). Nada raro que este año empiecen desde octubre a armar el árbol de navidad.



Entonces empiezan con el sonsonete de faltan cinco pa´las doce a destiempo y no hacen sino embolatarlo a uno…Le di el feliz año a mi hermanito como faltando diez minutos pa´l nuevo año porque un bullicioso radio dijo que ya eran las doce, y por allá le meten candela a un año viejo que creo no tenía sino un tote y una chispita mariposa porque eso no sonó como sonaban los de ahora años (¡Uy! Otra vez se me salió el anciano) y el vecino que prende la culebra y TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ TAZ….y el grito de “¡Feliz Año!” en la cuadra -“Vaya usted; yo que voy a salir por allá a chupar frío, además a los vecinos los veo todos los días…” le dije a mi hermano, -“Vaya usted y traiga chicharrón!” Cuando otra emisora por allá por el patio de un vecino decía que faltaban cinco minutos pa´ las doce y déle otra vez con el verraco disquito (o sea que el año nuevo llegó primero por mi cuadra que por la bis); cuando me da por prender el televisor y canaliando por accidente pongo Caracol y mientras trato de maniobrar rápidamente para huir del temido canal, alcanzo a ver de soslayo y escuchar a Su Majestad Jorge Barón (¡Cómo está de viejo, le está robando aire a los niños! No lo veía desde hace tres años un 31 en casa de una tía) dando pataditas chibchombianas en plena plaza (¡Qué espectáculo más deprimente!), y anunciando que faltaban ocho minutos pa´terminar el año… y lo paso a RCN (igual de deprimente, igual de temido, entre esos dos canales van a acabar con lo que queda de este pobre país) y ya estaban celebrando el 2007 no, no, no, no…como es que no me fui pa´la finca del abuelo, por allá por lo menos solo se oye una emisora muchas cuadras a la redonda y milagrosamente no entran esos dos canales fabricantes de estiércol.



Pasó otro año más, otro diciembre más y llegó el anhelado enero donde se empieza a calmar tanto bullicio y tanto alboroto. Las “pringadas” de marrano en las calles (como dice un amigo), esos pobres animalitos sufriendo porque no los matan como antes, cuando había un experto que con solo mirarlo a los ojos el animal caía inconciente; no, ahora si no lo pringa (que palabra tan chistosa) le meten como cincuenta y cuatro chuzones antes de encontrarle el corazón al pobre cerdo, hasta con destornilladores pinchan al animalito. ¡Ah, y otra cosa! la gente haciendo comida en los andenes como si fueran desplazados o no tuvieran cocina en la casa, además de la bebedera de la gente que no hace sino quejarse todo el año por plata y llega diciembre y sacan plata de no se donde (¿Será que vienen las tapas premiadas?) y jarte guaro hijuepuerca y ¡Que bullicio tan hijueputa! Oiga, acaso diciembre no es tiempo de paz, de tradiciones, de reunión, de recogimiento, de compartir calmadamente, de conversar…Pero no, de un tiempito pa´ca esto se volvió fue un desorden, un relajo donde el espíritu navideño parece secuestrado por grandes centros comerciales, almacenes y emisoras corruptoras de oídos donde lo tienen trabajando según la conveniencia de ellos.



¡Ay Dios! Las tradiciones. Cada año se van perdiendo más y más. Vamos a terminar acostando a Papá Noel en la cuna de Chuchito…¡Cómo putas va a aterrizar Santa Claus por estos lados si ese trineo es de nieve! o ¿Será que tiene pista privada en el Parque Nacional de los Nevados?. Cuando yo era chico (¡Uy! soné otra vez como a un ancianito!) ese viejo barbón no se veía, uno armaba el pesebre con un burrito, un buey, Chepe, Mary y el niño; los tres reyes magos por allá alejaditos y un angelito. ¡Ah! y el clásico lago con el espejo o papel aluminio y unos patos….Pero ahora ¡Virgen Santa! Un pesebre tiene más cosas que un vómito: soldaditos, carritos, robots, Teletubis, Power Rangers... Hasta el viejo barbudo lo meten por allá bajando descendiendo en su trineo, además un chino de tres años sabe que el Niño Dios es el papá y la mamá y desde octubre está armando la lista de los regalos que necesita.



La comida también poco a poco va mutando, se le escucha a la gente decir “Vamos a cenar pernil,” o “Vamos a tal centro comercial por el pavo para la cena” . ¿Pavo? ¡Eso no es de por aquí! El pavo es originario de America del Norte y en Europa lo tienen desde 1500 y pico ¡Eso es pa´los gringos y los europeos! Esta ave del género meleagris, come bellotas e insectos. ¡Lo de por acá es la cariseca, la rilosa, la cursienta que jarta maíz y sobrados revueltos con cuido; o el marrano, puerco, chancho que atraviesa de todo.



Van quedando atrás esos años donde uno llegaba a la casa y en el comedor sus tres o cuatro platos de natilla, en el pollo de la cocina otros dos platos de natilla, abría uno la nevera y atestada de pura natilla...-“Vea mijo coma natillita que mandó doña sutanita, o si quiere, la del comedor es de maíz, que trajo doña perenganita o si quiere con leche y pasas...” Si me comí dos porciones de natilla este año fue mucho, los buñuelos pasaron de largo y no dejaron razón, y los postres más ligh parecen adueñarse del lugar que antes tenía la natilla.



Lo peor: la música decembrina, viejos clásicos como “El grillo”, “El trovador del valle”, “El duende alegre”, entre otras, desplazados ahora por el maldito reguetón, o un ritmo mamón mezcla de música norteña con guasca de tercera y un destemplado Jhonny Rivera y demás secuaces torturándo el martillo, el yunque y el estribo. El ingenioso doble sentido de épocas de antaño son vulgaridades a pulmón abierto y desabridas… ¡Y a todo taco! ¡Que maldito escándalo! Y en cada cuadra como de a cuatro equipos de sonido en mitad de la calle y cada uno con diferente ritmo que como dice mi mamá: -“¡Oiga que mazamorrero!”. Además diciembre parece el mes de las tusas y el desespero: “El que inventó la navidad no estaba solo…”, “…Vamos a brindar por el ausente…”, “..Amiga, esa lágrima en tus ojos….” y otra cantidad de temas que milagrosamente no se me quedaron impregnadas de tanto oírlas en el atronador equipo de sonido del vecino; si usted se pone a analizar todas esas letras y canciones son como pa´pegarse un tiro. ¡Que tristeza tan brava! Antes es que en Colombia sobrevive la gente.



En fin, otro año que se fue, otro que llega, vuelve la calma, siguen las penas, las deudas, la resignación y las esperanzas de un pueblo que por más de cuarenta años ha escuchado cada año minutos antes de que acabe el año “Faltan cinco pa´las doce”... Y apenas caigo en cuenta estos días: Si faltan cinco pa´las doce...quien putas está tocando las campanas de la iglesia a esa hora?

Feliz Año Nuevo!