martes, 8 de diciembre de 2009

¡Taque!



Por: Fermín López


“¡Mau-ro!”...le grito en la oreja a un viejo parcero que no veía hace tiempo y me lo acabo de encontrar acá, en la cabecera del pueblo, hoy día de las velitas. –“¡Viejo Ferma! ¡Coméntelo!” me dice y gira palmeándome el brazo izquierdo. -“¡Dígalo!” le respondo devolviéndole la palmada. -“¡Háblalo!” contesta. -“Exprésalo”, anoto. -“¡Señálelo!” indica, “Apúntelo!” digo, y acabamos con el antiguo juego de los sinónimos…



-“¿Que hacés por acá home?” le pregunto mientras los dos miramos a una paisita lo mas de bella que pasa al lado de nosotros. -“¡Mirá viejo Ferma! Ahí le mandan” me dice Mauro señalando con los labios a la paisa que camina creyéndose la mejor yegua que ensillan por estos laos. -“Que me voy a engüesar con esa hermosura, home…” le respondo “…esta es como buena pa´ ponela un rato en posición horizontal” -“Ja, ja, ja, vení te invito a tomar algo a la plaza viejo Ferma” agrega el Mauro.



Que está de paseo con unos familiares me cuenta mi amigo, que hace cuanto me fui de Pereira, que vino a ver el alumbrado del pueblo, que si es bacano vivir en una finca, que él está que coge monte con la actual situación de la city, que Antioquia es una verraquera, que está de paseo por estos días en Medallo, que qué chimberío el que se ve allá, que anda retomando la escritura, que su cucho está bien, que por ahí leyó mi blog, que se rió mucho con mis bobadas, que le trama más cuando no hablo tanta mierda y los escritos son corticos, que sigue estudiando derecho sin torcerse, -“Desde que no te mojés acalorao”, agrego.



-“¿Qué van a tomar?” Pregunta una sardina hasta lo más de querida en medio de un sol bravero en una mesa del parque principal. –“A mí me da una Coca Cola fría” pide Mauro. –“¿Vas a tomarte ese veneno? ¡Si querés te pido más bien cicuta!”, le digo. –“Ya empezó el viejo Ferma con su cantaleta, vos si parecés mi abuelito, todo amargado y cantaletoso…” refuta Mauro.



-“Home, que la maldinga gaseosa es mas dañina que agua de florero con Racumín. Y eso no tiene nada que ver con el discurso mamón del imperialismo yanqui, a mí los gringos hasta me caen bien, pero la gaseosa es mala home, ¡Cualquiera! Tomate mejor un juguito o un yogurth o un kumis.” Insisto. –“¡Eh pero que verraco!” expresa el Mauro mientras me señala y le dice a la nena que espera pacientemente el pedido:-“Vea se lo presento. ¿Cómo le parece el plátano? Que verraco tan complicado. Más complicado que la cagada de un tullido”



-“Yo era como vos home hasta que un día un gran amigo que trabajó en una embotelladora de gaseosas me dijo: “hacete un favor, no volvás a tomar gaseosas en tu vida y menos esas oscuras, si supieras cómo se hace eso, te darías cuenta de que uno está tomando es veneno”. Y hasta razón tendría porque vea tanta gente joven con enfermedades que ni los abuelitos, esos cuchos sí son tremendos robles, levantaos a punta de aguapanela, limonada y claro de maíz. Si esa gaseosa la usan ¡hasta pa´destapar cañerías!” añado.



-“Me acordé una vez que trabajaba en un taller hace muchos años, cuando todavía era un crío y estábamos mas enchicharronaos desarmando una máquina y en medio de un calor infernal el viejo Otto me dice parándose, secándose el sudor con el brazo, sacando unas cuantas monedas del bolsillo de su pantalón engrasado y pateando un viejo tablero eléctrico: “Oiste Fermín, traete una Coca Cola”. Y yo que le digo: -“¿Una Coca Cola pa´los dos? ¡No seás tacaño home! Pasame pa´ comprar la otra, yo invito a los buñuelos.” –“¿Cuál tacaño güevón?, ¿no ves que es pa´ echale a ese hijueputa tornillo oxidao que no quiere zafar?, a eso no le entra ni la maunífica como decían los del otro tiempo” aclaraba el Otto. Y después de echarle la gaseosa a ese tornillo, fue en dos violines que zafó.”



-“Hasta razón tenés viejo Ferma, si eso destapa caños y desatasca tuercas oxidadas que hará con las tripas de uno” recapacita el Mauro. “¿A ver qué pido? ¡Ah! traeme un milo frío” ¿Y vos Fermín? “¿Vos vendés claro de maíz?” le pregunto a la chica que tímidamente se ríe y mira a mi amigo como diciéndole: “¿Qué hacemos con el loquito?”. –“¡Volvete serio home!” se ríe el Mauro. -“Yo solo decía por si acas…” repongo. –“Traeme entonces un vaso de leche bien fría”.



“Oiste home ¿Y en qué año vas de derecho?” inquiero al Mauro. –“En cuarto ya” responde. –“¡Ah! Vea pues como le rinde, qué hace que estabas gateando de nudito atrás home. ¿Y a vos no te da miedo que se metan acá los gringos del todo o nos invadan los venezolanos, o los chinos y cambien toda la legislación y perdés toda esa estudiada? Le digo molestando. –“Ya estamos acostumbrados, acá la legislación la cambian cada que les da la puta gana” me responde. –“Ja, ja, ja” nos reímos mientras la chica nos sirve el pedido.



“¿Y será que hay guerra con Chamozuela?” pregunta Mauro sorbiendo su Milo frío. –“Yo no creo, mera escama. Y si la hay, ¡qué pena una guerra por acá entre países del tercer mundo! Guerra Israel con Alemania o Estados Unidos con China o Japón con Inglaterra ¡Eso si sería una guerra hijueputa!. Pero dizque una guerra por estos laos: 6 barcos contra 5 y 7 aviones contra 4.” -“Borbandeando tornillos oxidaos que se le caen a esos aviones viejos de nosotros” agrega Mauro. -“Y los venezolanos borbardeándonos con Coca Cola pa´que se aflojen las tuercas.” Complemento. –“Vos te imaginás un mayday de esos pilotos?” y pongo mis manos en la boca imitando el sonido de radio como en las películas de guerra: “Acá Tórtola uno a Tórtola dos, me quedé sin alpiste, ¡Mayday! ¡Mayday! ¡Mayday!” digo.



-“Y luego: Virgen del Carmen…!Ah no! Esa es la patrona de los choferes ¿Cuál será la patrona de los pilotos?”. Dice Mauro. -“Y te imaginás los corresponsalillos de guerra de Caracol y RCN? ya me imagino a la comadreja del Pirry, la hiena de Manuel Teodoro o a la cotorra de la Gurisatti armando el chisme, la patraña, el embuste, la nota curiosa de la guerra, la cursilería, la guachafita, la nota sensiblera, amarillista, el comentario de cuales soldados son mas chuscos; la moda en los uniformes o pasando en repetición los bombardeos de pipas de gas y ollas pitadoras” añado. – “Ja, ja, ja” volvemos a reír con las bobadas que decimos.



-“Es que donde haya guerra entre Locombia y Venezuela que mejor se acuartele la industria colombo alemana de machetes Incolma, que eso es lo de por acá, el mero Joaquín. ¡Joaquín! ¡Joaquín!” Digo corriendo la silla un poco pa´atrás y moviendo mi mano derecha como si estuviera desyerbando. –“¡Y abra trocha hijuepuerca! Que helicópteros AH-64, que avioncitos F14 TOMCAT o los rusos Su27P ¡Nada de eso! Lo de por acá es el Machete! ¡Que Incolma triplique su producción que se armó la guerra!” dice el Mauro.



-“La gente cree que es que los USA y la Rusia se van a meter a este zafarrancho. ¡Esto con Venezuela es sólo una gazapera! Mero chisme de barrio; pura pelea de viejas comadreras, cismatiquerías, zalamerías ¡Ya voy toño! (Como dice mi abuelo), que se va a revivir la guerra fría, ni que la tuvieran en criogenia, ¡Eh Jueputa!, si fue que crecimos viendo muchas películas de James Bond” digo y luego Mauro pide la cuenta.



“Bueno mijo, lo dejo, me voy pa´la finca, ¿Cuando vas a caer?” le digo a mi amigo. –“Aguanta, estos días vengo con la nena y te caemos. ¿Y no vas a esperar el alumbrado? dicen que en este pueblo son bien bonitos” me expresa. –“!Que pereza home tanto alboroto! yo me voy yendo es pa´la finca a dormir temprano” le contesto y nos paramos de la silla y nos despedimos y al otro lado de la plaza veo a un muérgano que quiere darle la bienvenida a diciembre y su maldito escándalo encendiendo un taco hecho de pólvora y lo tira al aire y ¡Taque!




sábado, 17 de octubre de 2009

¡Guau!, ¡Guau!, ¡Guau!

Por: Fermín López

“Pongamos un poquito de música”, le digo a Diógenes mientras conduzco el willys y enseguida coloco Summer of ´69 de Bryan Adams y miro el paisaje verde al lado de la carretera… ¡Ah! Perdón, no les he hablado de Diógenes, ¿Cierto?...no el Cínico, discípulo del alumno de Sócrates: Antístenes; no ese Diógenes, no el filósofo griego, el duro, el gran pensador que moraba en un barril (como El Chavo del Ocho), el que pa´ vivir sólo necesitaba una manta, un bolso de cuero, un bastón y una vasija (la que luego botó cuando vio a un niño coger agua con sus manos y se dio cuenta que no la necesitaba); el que andaba en medio de multitudes buscando un hombre honesto y nunca lo halló, el que en una discusión con otro filósofo, quien aseguraba que el movimiento no existía, Diógenes se paró y se puso a andar; el que según la leyenda, tuvo al frente al más grande hombre de la época: al poderoso Alejandro Magno y este le dijo que pidiera lo que quisiera, ¿Se imaginan? al gran Alejandro que poseía tesoros, tierras, propiedades, ejércitos; Alejandro el conquistador, el que tropeleaba junto con sus soldados, no como los generales, líderes o cabecillas de ahora que mandan a la guerra a frentear a los niños y muchachos como carne de cañón, mientras ellos se tapan en millones dejando madres desconsoladas alrededor del mundo; Alejandro el grande, el que a los 30 años tenía el mundo a sus pies (tiempos aquellos donde a los 30 años ya uno había hecho muchas cosas, ahora a los 30 años uno es un total fracaso que apenas sobrevive); Alejandro de Macedonia, el que paradójicamente no murió en ninguna de sus múltiples batallas, lo mató una fiebre, confirmando eso de que “no hay hombre en la tierra que no cumpla sus días”...Entonces ahí estaba Alejandro Magno, dueño de una gran parte del mundo, y parado al frente de Diógenes le dijo que sólo pidiera que estaba botao, que qué quería, “¡pida no más!”...y el maestro Diógenes le pidió lo siguiente: “Por favor se corre un poquito pa´un lao que me está tapando el sol...Gracias” Respuesta de un grande pa´otro grande. Se dice que Alejandro le dijo luego a sus acompañantes: “De no ser Alejandro me hubiera gustado ser Diógenes”…Es que Diógenes no se complicaba la vida con posesiones, ese es el ejemplo a seguir ahora en esta crisis económica donde el capitalismo salvaje vive sus últimos días, hay que seguir las enseñanzas de la escuela de los cínicos: la autosuficiencia, la vida natural alejada de los lujos sociales, una existencia austera, con lo estrictamente necesario…así se van pagando deudas, aprendemos a vivir con lo esencial, dejamos de producir tanta basura y abandonamos ese consumismo devastador que nos está aniquilando…


Bueno, les salí hablando un poquito del otro Diógenes, pero yo les iba a hablar de otro Diógenes, del que no les he hablado, de mi perro, un cruce de Chow Chow con Doberman, me lo regalaron hace años, cuando el can estaba recién nacido, tocó junto con mis hermanitos tranzar a la cucha pa´que nos lo dejara tener, pues a ella no le gustan los perros, ni los gatos, ni los loros, ni ninguna mascota, ella dice que los animales son pa´las fincas y tiene razón, creo yo. Pero bueno, la convencimos y Diógenes se quedó con nosotros. Al principio había que ayudar al perrito a salir de la caja de cartón de lo pequeñitico que era y me lo llevaba a trotar por el parque de la casa y las muchachas lo veían y decían: “¡Ay! ¡Tan bello!, ¡Como se ve de tiernito!” y yo les contestaba: “Gracias es que estoy recién bañadito…” y el perrito trotando detrás de mí lanzaba un leve ladrido: “¡Guau!”... ¿quién sabe si se reía del chiste? o en perruno me decía “¡Tan güevón!”

Al tiempo Diógenes creció impresionantemente y se puso muy cansón y tocó sacarlo pa´l patio porque destrozaba la cojinería de la casa, tomaba agua del sanitario, acababa con el vestuario de las visitas y algunas veces se trepaba al pollo de la cocina mientras mi mamá le voleaba trapo y escoba y mi hermanita Luz de 6 añitos lo embobaba con un pedazo de galleta pa’ meterlo al patio y cerrarle la puerta. El perro comió cuento las tres primeras veces, ya después le contestaba a mi hermanita mirándola fijamente: “!Guau, guau, guau!...” mientras le meneaba la cola, y Alex y Santiago (mis otros dos hermanitos) le traducían a Luz: “Dice que a otro perro con ese hueso”…tonces Luz se iba toda ofendida diciendo: “les toca a ustedes sacal ese chandoso pa´l patio, yo tengo que il a hacel taleas”…y mi mamá sentenciaba: “No aguanto más, ¡O se va ese perro o me voy yo!”.

Después de la partida de mi mamá de la casa...Ja ja ja mentiras, yo es por charlar…Entonces negocié con mis hermanitos y cuadramos la cuidada del sabueso pa´que mamá estuviera tranquila, pues pa´ ese entonces yo ya trabajaba y almorzaba en el trabajo y me quedaba duro hacerme cargo yo solo de él, pero ya con mis hermanitos colaborando el baile era a otro son. Cuadramos entonces que Diógenes sólo saldría del patio por la mañanita que lo sacaba mi hermano Alex antes de irse para el colegio, Santiago lo sacaba al mediodía, mi hermanita Luz un ratico por la tarde al jardín y a mí me tocaba sacarlo por las noches y los domingos. Todo estuvo perfecto por una semana hasta que mis hermanitos empezaron a sacarme el cu…erpo. A la siguiente semana Diógenes sólo salió un par de veces; que pesar, parecía un preso, la verdad el patio no era muy grande y una noche cuando fui a ponerle el collar pa´ sacarlo un rato me miró así como miran los perros cuando están tristes y ladró muy suave: “¡Guau!” y yo que entiendo del idioma de los perros tan poco como del lenguaje del silencio o del dialecto del amor, pensé que Diógenes me decía: “Me quiero ir…”, entonces esa misma noche decidí regalarlo al abuelo y con el dolor en el alma (como cuando uno deja ir a alguien que quiere mucho pero sabe que es mejor dejarlo ir), dejé ir a Diógenes pa´ la finca de mi otro abuelo, no Ramón, sino José.



Por esa época íbamos poco a esa finca, pues por esos días estaban “los muchachos” ya saben, los que todos saben quienes son pero nadie sabe quienes son, armados hasta los dientes, enloquecidos por el poder que les da un arma, aniquilando sus propios hermanos enceguecidos por la oscuridad de la ignorancia. ¿Paracos? ¿Guerrillos? ¿Sicarios? ¿Delincuencia Común? ¿Pájaros?...Llámenlos como quieran, pa´ mí son la misma mierda: “Las Bestias del Terror”…Así que en ese entonces la finca del abuelo era zona roja, lo visitábamos muy poco, pues era muy riesgoso ir, ¿Qué tal? No poder visitar nuestra propia tierra…Los colombianos somos paranoicos: terminamos cercándonos y minándonos pa´ protegernos de unos enemigos que creamos nosotros mismos, que somos nosotros mismos…


Me embolaté otra vez, yo les estaba hablando de otra cosa, pero ustedes entenderán que acá en Locombia por más que trate uno de evitarlo, termina uno hablando de la Matrona, la Intocable, la Dueña: LA GUERRA, así, con mayúscula sostenida, venerada a más no poder por Caracol y RCN que también se han tapao en millones de dinero mercadeando, morboseando y desinformando con ella. No sólo con sus noticias amarillistas, sensacionalistas y superficiales sino con sus podridas telenovelas y seriados, que despliegan una ostentosa calidad técnica pero que está atrofiando el cerebro de nuestros jóvenes enseñándoles que la vida sólo es ser lindo, bailar en discotecas lujosas, tener carros último modelo, mansiones, y las niñas crecen creyendo que la meta en la existencia es tomar el sol en una piscina con tetas postizas al lado de un traqueto. ¡Muy bonito Caracol y RCN!, endiosando una manada de bandoleros que aterrorizaron al país y siguen carcomiéndonos con la cultura del dinero fácil y predicando que la money y el cochino poder lo son todo, o que la fama o salir en televisión es lo máximo así sea haciendo el ridículo frente a tres “cantantes” en un conocido y mediocre reality. Como dice un amigo músico: le apuesto a que esos jurados del Factor X los llevan a una audición a American Idol que tiene un poquitico mas de calidad y no pasan)…



Ahora nuestros traquetos y aquellos bandidos que masacraron miles de personas son niños lindos, modelos; no se nos extrañe que dentro de poco saquen un seriado con Manolo Cardona haciendo de Carlos Castaño, o a Julián Roman haciendo de Tirofijo o Monojojoy y quizás a Sara Corrales haciendo de Karina, colombian people, “Locombia es pasión”…


Me perdí otra vez, pero perdido ando hace rato, buscando norte con una brújula en pedazos…Les contaba que fue duro la partida de Diógenes, pues sabíamos que era difícil volverlo a ver porque era peligroso ir donde el abuelo José, pero mi abuelo decía que el perro mantenía feliz correteando sin collar y hasta había conseguido novia, una perra pastor alemán de un vecino. Entonces mis hermanitos y yo nos consolábamos escuchando al abuelo cuando venía de visita a nuestra casa y nos contaba sobre la felicidad de Diógenes así no estuviera a nuestro lado, como cuando escuchamos que alguien que queremos y está lejos se encuentra bien…



Pasó el tiempo y un día decidí visitar al abuelo y a mi perro. “¿Te vas a ir por allá solo?” me dijo mi mamá, “Dejalo ir, la cosa esta un poco más calmada y es justo que visite a su abuelo y a Diógenes”, le dijo mi papá fresco como siempre a mi mamá. “Fresca cucha, que todos tenemos el día señalao y pa´mí que todavía no es mi hora y si es, pues era…ja ja ja”, complementaba yo. “Me dan una tranquilidad tus palabras cagón…” respondía la cucha entre preocupada y risas pues sabía que yo salía con bobadas pa´ despreocuparla. “Andate a ver mijo, vos como que naciste pa´andar como tu tío Chucho, que sabrá Dios dónde anda ahora” y mi mami me encomendaba a Dios y yo salía con mi morralito y mis quince años mientras desde el balcón de la casa mis padres y mis hermanitos me agitaban las manos y Luz, la niña de la casa, me gritaba con sus manitos cercando su boca: “¡Me tlae golisinaaaaaaasss!”


“¡Guau!, ¡Guau!, ¡Guau!”, me reconoció Diógenes de inmediato a media cuadra de distancia cuando me vio en el palo de guayabas desde donde se ve la finca del abuelo, y Diógenes y yo corriendo como en una película de Disney nos encontramos a medio camino “¡Guau¡, ¡Guau! ¡Guau!”. “¿Qué hubo pues mijo? Como estás de grande”, y el chandoso agachaba las orejas y movía la cola de un lao pa´l otro “¡Guau, Guau, Guau, Guau!”, y parecía que se le fuera a salir el corazón. A lo lejos veía al abuelo que venía con un cigarrillo encendido y se acercaba muy despacio con una sonrisa de oreja a oreja y me abrazaba y me decía: “¿Qué hubo mi Fermincito?” y después salía mi tía Melva con una taza de café y mis primitos a pie limpio dándome la bienvenida…


Luego se calentó el parche otra vez por la finca del abuelo y no pude volver en mucho tiempo, luego murió el abuelo y la tía Melva y mis primos se fueron pa´donde otra tía en una finca de otro pueblo y se llevaron a Diógenes, pues les daba miedo quedarse en la finca, por la inseguridad. Y estuvo un tiempo sola la finquita, que paradójicamente había bautizado el abuelo “Las Acacias” haciendo honor al pasillo: “…ya no vive nadie en ella, y a la orilla del camino silenciosa esta la casa… se marcharon unos muertos y otros vivos que tenían muerta el alma…” Y resulta que años después partieron la tierra y mis tíos y mi papá vendieron sus partes y el abuelo José me había dejado la casita de bahareque a mí con una cuadrita de tierra; yo si no vendí, allá moran muchos recuerdos, y ustedes ya saben que es donde vivo hace un tiempo. Por ahora está calmada la cosa, esperemos siga así.


Cuando me fui a vivir a la finca me iba a llevar a Diógenes pero mis primos y mis tías estaban bien encariñaos con él y a mí la verdad a veces me da la andadera entonces mejor lo dejé donde la tía Melva, allá está muy bien, pero esta vez que regreso a la finca por un tiempo arrimé al pueblo donde mis tías y les dije que me traía al perro por unos días, ya está muy viejito y en cualquier momento se muere y quiero pasar tiempo con él, y acá está viajando conmigo en el jeep, rumbo a “Las Acacias” viendo las montañas de Antioquia mientras en el pasacintas suena Black Dog de Led Zeppelin…


Tanta mierda que les dije pa´contarles quien es Diógenes, “¡Guau, ‘Guau!” ladra el perro en la parte de atrás del williys, quien sabe si riéndose de mis ocurrencias o diciendo en su idioma: “¡Tan güevón!”, y yo practico un poco de perruno mientras le acaricio la cabeza a Diógenes y le respondo: “¡Guau!, ¡Guau!, ¡Guau!”.



domingo, 30 de agosto de 2009

Pequeño saltamontes

Por: Fermín López


Con los cables trocados en la cabeza, la vida enredada y un futuro incierto veo caer el sol desde el puente peatonal de Ciudad Victoria en mi tierra natal, Pereira. Aquí antes quedaba la galería con su plaza de mercado que luego se fue jodiendo con prostíbulos, drogas y ladrones, volviendo el sitio muy inseguro. Luego planearon remodelar la zona y crear todo un complejo comercial, donde no parecía importar qué ocurriera con los habitantes “indeseados” de aquella franja. ¿Pa´ qué?, la plaza quedó hasta bonita y el centro comercial y el centro cultural; pero se nos llevaron un pedazo de memoria y se cometieron ciertas injusticias con cierta gente. Se dice mucho y no se dice nada de aquel cambio que trajo algunas desapariciones y abusos contra habitantes de la calle que sucumbieron y pasaron al olvido ante aquella Victoria, ¿Victoria de quién?, ¿Sobre quién?, en fin, eso es tema pa´ investigadores, cronistas y periodistas que están llamados a indagar hasta el fondo y aclararnos muchos baches que aun siguen turbios, la lista es muy larga, los misterios son muchos y los involucrados pocos, todos arropados por el poder y el dinero…



Regresé hace poco de Cali y de paso vine a visitar la family antes de volverme pa´ la finquita que me dejó el abuelo en Antioquia. Mientras veo el atardecer, el aire me huele a nostalgia y me revuelca por dentro. “¡Sensei!” Oigo una voz a mi lado y reconozco a Juan Edwin, un viejo parcerito al que hace años le daba clases particulares de guitarra. Para entonces Juan Edwin era un crío, tendría unos ocho años, ya debe tener como diez y seis. Recuerdo que siempre llevaba gorra (aún la usa) y se me parecía a Timmy Turner, el niño de Los Padrinos Mágicos. “¿Qué más home?” le digo, “¿Dónde dejaste a Cosmo y a Wanda?”. “¡Ja, ja, ja!... ¿Tonces qué sensei?” dice mientras nos damos la mano.



Gracias a este loco la tecnología no me aporreó tanto. Cuando terminamos con el curso de guitarra, mantuvimos contacto por Internet, él me enseñó a agregar emoticones, a enviar archivos por el msn, me dijo como meter otra persona en una charla por el Chat, a manipular los Hyper Text Markup Languages, (mas conocidos como documentos html), y otros secretos de la web que estos chinos de ahora llevan como adheridos en el ADN. “Por ahí vi una foto tuya en my space con una bebita, ¿ya encargaste hijos?” Pregunto. “¡Uy no¡ ¡Quieto sensei! Esa es una sobrinita, ¿qué tal uno tan joven y trayendo niños al mundo? ¡Cómo están de buenos estos tiempos!” agrega sarcásticamente.” “Cierto parce, y pa´ eso están los condones…Pero el mundo siempre ha estado putiao mijo, la historia del hombre es circular: Siempre habrá guerras, injusticias, abusos, luego bajará la marea y vuelve y juega. Yo pienso que a su generación y la que viene detrás de ustedes les va a tocar la bajada de la marea, aprovechen parce a ver si le dan un vuelco a este mierdero, así sea por breve tiempo mientras despiertan los hijueputas que nacieron pa´ esparcir el mal.



Me cuenta que se gradúa este año y que quiere estudiar diseño gráfico, que anda estudiando english, que lo tienen de las pelotas con tanto trabajo en el colegio, que anda engomao con la música y tiene una banda y todo, que si seguí con el grupo de rock –pregunta-, “que no porque yo sufro de pánico escénico”, añado, que su family está bien, que qué tal la mía, que si todavía vivo en la finca en Antioquia, que hace rato no me conecto al msn que “Sensei, necesito un consejo” me dispara a quemaropa. “¡Ah juemadre! Un consejo mío, pobre loco, se fue en volqueta, pero cómo le niega uno un consejo a un amigo, así no sea un buen consejo, hagámosle a ver que sale…” pienso. “¡Dígalo!” inquiero al jovenzuelo. “Con tal que no sea de amor” sigo pensando en mis adentros. - “…es que me enamoré de una nena con la que veo clases de música y no se que hacer” me dice Juan. “¡Jueputa! dar un consejo de amor, donde viene un perro pa´ que me orine, es lo único que me falta…” maldigo interiormente mientras respiro profundo y digo calmadamente: “Con que ya te empezó a joder el guevoncito de Cupido con esa maricadita del amor; pa´ eso no hay contra mijo, podés correr, negarlo, maldecirlo y esa vaina se te pega como un tatuaje. Que le digo parce… sólo tirate, sí, así, sin paracaídas, yo creo que el amor (si existe) debe ser un abismo sin fondo. Así que fresco mijo, al vacío, sin miedo, sin agüero”. “¡Uy quieto sensei! Eso no se oye muy bien”. “Fresco parce, ¿Usted no ha escuchado que cuando uno se enamora anda por las nubes? Pues apenas esté allá en el vacío, o aprende a pisar pasito en la nubes o baja en caída libre. Pero no problem, porque como le digo eso debe ser un abismo sin fondo. El problema es cuando le toca a uno abismos con fondo (como los que me han tocado a mí que soy tan racional con esas pendejadas) ¡el tiestazo es el hijueputa!, pero tranquis que uno no se mata, queda herido de muerte, pero no difunto… ¡Y uno es tan conchudo que se vuelve a parar! ¡Bienaventurados los que les tocó el abismo sin fondo!...



Igual no soy como el más indicado pa´ hablarte del amor home, a mis treinta y pico y aun no logro entenderlo; mejor. Yo nací con ese chip defectuoso. Creo que difícilmente lo voy a comprender, por eso sigo alone como dice un amigo, en mi caso el amor y yo escasamente nos dirigimos la palabra, eso es algo. Lo que si he aprendido pequeño saltamontes es que las mujeres sólo buscan una cosa: estabilidad. Aprendete bien esta palabra mijo y no tendrás problemas con las mujeres: ES-TA-BI-LI-DAD. Y si uno no es capaz de darle eso a una mujer, tonces mijo, mejor hágase a un lao, que hay muchos manes dispuestos a darles eso y hacerlas felices, no estorbemos parce. Ellas pueden perdonar vicios, infidelidades, desplantes, caprichos, defectos, errores y un largo etc. si se sienten seguras. ¿Vos te viste Los Puentes de Madison?” le pregunto al pequeño saltamontes. “No sensei ¿Qué tal?” responde. “Muy buena home, una peli del patrón Clint Eastwood, buscala por ahí en San Andresito o mirala on line como hacen ahora, así no sea lo mismo que verla en cine en pantalla gigante y adherido a una silla en la penumbra percibiendo un rayo de luz que sale mágicamente de un proyector que te convierte unos efectos químicos y físicos en un fantástico mundo paralelo. Mirala así sea en dvd con el teléfono sonando y el perro pasándote por encima y la visita entrando a la sala y el niño de un vecino llorando y un vendedor tocando el timbre y el ruido de los carros afuera y el sol dando en la pantalla del tele… Tenés que ver Los Puentes de Madison, que por lo que sé es adaptada de un libro y basada en la vida real, ahí tenés un buen ejemplo de lo que te acabo de decir sobre el género femenino. En el fondo las mujeres son bien racionales y son capaces hasta de renunciar a su ideal de hombre por algo más certero, mas preciso, menos incierto. Pero cambiemos de tema pequeño saltamontes que se me está entrando la nostalgia de a poquitos y eso no ayuda en nada, vine aquí a despejar la mente y a poner en orden algunas ideas, no ha contradecirme y a pelear otra vez con el pasado y la razón. Como decía el Guasón en una historieta que me prestó una vez un amigo: “Recordar es peligroso, yo encuentro que el pasado es un lugar preocupante y deprimente”…


A lo lejos vemos un par de cometas enredadas en unos cables eléctricos que coquetean con el viento, más acá un hombre “minutos” como con 20 teléfonos celulares atados con cadenas a su cuerpo que pareciera sacado de una película futurista, al lado izquierdo de nosotros al fondo vemos un jeep willis parqueado parecido al que yo tengo, pero este en la parte de atrás tiene todo el montaje para ofrecer una taza de café recién hecho a los transeúntes. “Sensei…”, “¡Dígalo!”. “Jodida la vaina con Venezuela ¿no?” pregunta Juan Edwin. “¡Ah! No le hagás caso a eso. Eso parece una telenovela, y venezolana, eso se insultan, pelean, berrean no les falta sino jalarse del pelo y al final terminan de pipí cogido y aquí no pasó nada, con abrazos y sonrisas pa´ las cámaras de los periódicos y los noticieros. No le botés corriente a eso pequeño saltamontes, eso es pura escama de Caracol y RCN y sus lenguas viperinas que cuando se les acaban las noticias prefabricadas, o el rating empieza a bajar, o no saben en qué buñuelo o portón hacer aparecer la Virgen del Carmen o al Divino Baby empiezan a meterle leña a la hoguera a ver si desatan la guerra con Venezuela, dándole importancia a las provocaciones de cualquier payaso. Desde que yo era un crío he escuchado esa cizaña pa´ provocar una guerra con el país vecino; se lamen los noticieros por aplicar técnicas cinematográficas en el frente de batalla mientras como pasa en cada guerra caen miles de inocentes y ellos cobran millones por las pautas publicitarias. ¡Otra guerra! como si no tuviéramos suficiente con la que tenemos hace más de cincuenta años. Ya lo dijo Manolito el de Mafalda: “La guerra es un negocio y los que la hacen son buenos comerciantes”…

El pequeño saltamontes dice que ahora que va a salir del colegio tiene temor de enfrentar el mundo, que ve la cosa difícil; que fresco, le digo, que como decía Roosevelt : “a lo único que hay que temer es al miedo”… que le doy el mejor consejo que me dio el abuelo: “cof, cof, cof…mijo ¡Estudie!, entre mas estudie menos lo van a mandar…cof, cof, cof…”, que enfrente al mundo, que cada día es un comienzo, le digo que lo que le han enseñado en la casa, en el colegio, en la iglesia, los amigos, es una parte muy pequeña y a veces fragmentada de lo que realmente es el mundo, que él debe ir descubriéndolo por sí solo, con sus miserias y sus milagros; que debe aprender a escuchar su conciencia, que no todo es negro o es blanco, que cada persona es un mundo, que su libertad termina donde empieza la del otro, que para lo que muchos es justo realmente puede ser injusto y viceversa, que ahora que los viejos sistemas como el capitalismo y el socialismo y el fascismo y las monarquías y el comunismo están en su ocaso, su generación y las que vienen detrás están llamadas a crear un sistema menos letal y más humano sin fronteras aplicando los principios del anarquismo: la libertad individual del hombre y no hacer daño a otro ser humano; que ánimo home que apenas estás empezando a vivir, que esto ahora es que se pone bueno, que no trague entero, que vea distintos puntos de vista, que reflexione, que si se cae se levante, que no le deje todo a la razón, que no lo atormente el pasado, que no lo intrigue el futuro, que disfrute el presente, que parezco recitando la desiderata, que ja ja ja tan guevón el sensei, que me voy, se está haciendo tarde pa' coger carretera, que saludes a Cosmo y a Wanda, que me alegró verlo, que se cuida sensei, que lo mismo pequeño saltamontes...

domingo, 16 de agosto de 2009

¿Sabré olvidar?

Por: Fermín López


“…la temperatura, sube, sube, sube la temperatura…” se oye desde el andén tronar el equipo de sonido con las notas de los Hermanos Lebrón en Las Fuentes, un lugar en Cali que me recuerda a El Pavo. El Pavo es una clásica cantina en Pereira donde suele ir no sólo la gente de edad, sino una desbandada de jóvenes universitarios que sagradamente acuden cada fin de semana por su dosis de cebada con alcohol a la que les envició don Julito Mario Santodomingo (uno de los dueños de la finca Locombia) y su empresa cervecera. La música es lo de menos, para algunos lo que importa es el bajo precio de la birra, y que la plata rinda, “pa´ seguir chupando hasta caer enroscados como unas culebras de lo borrachos”, como dice un amigo.


A diferencia de El Pavo, donde mucha gente se sienta en el andén a disfrutar de su fría así no se alcance a percibir la música de adentro, acá la música si importa y retumba hasta afuera y las personas que no alcanzaron mesa al interior ni pista de baile, terminan sentados o bailando en el anden y en la calle de Las Fuentes, rindiéndole culto a la diosa Salsa, que ha reinado por décadas en la tierra del champús y el pandebono. Acá la salsa es una religión. Por eso mi amigo William (pelo largo, jeans gastados, camiseta y botas negras), natural de esta tierra es tildado de blasfemo cuando dice que no le gusta la salsa, que no sabe bailar y que prefiere la música rock. Lo descomulgaron, dice él.


Sentado en un murito me deleito viendo bailar mientras las melodías más clásicas de la salsa salen disparadas a la noche que suena a Héctor Lavoe, El Gran Combo de Puerto Rico, Cheo Feliciano, Rubén Blades o a Celia Cruz. Salsa viejita, de la buena, no esa salsa motelera con la que suelen torturarnos en muchas emisoras. Salsa na´ má. Y uno que otro son cubano (la raíz de la salsa) que le hace mover el esqueleto al más tieso; como un gringo que veo al fondo tratando de seguirle el paso a una negra que parece sacarle fuego al piso mientras suena la flauta de Jhonny Pacheco.


De pronto siento que se me acercan por detrás y unas manos me tapan los ojos y una voz femenina me dice: “¡Adiviná quién es, ve!”, -“Una valluna.” respondo de inmediato sin tener la más puta idea de quien sea. “Ja, ja, ja, vos si sos muy bobo, ve” me dice y agrega: “¿Tan ligero te olvidaste de mí, oís? Playa, vacaciones, faraones inmortales…”. -“Ja, ja, ja” me río y le cojo las manos y me volteo mientras pongo en orden los estartazos que me da el cerebro al encontrar ciertos recuerdos en algún rincón de mi cabeza y pone en mi lengua el nombre de una vieja conocida: “¿Isabel? ¿Andás haciendo milagros?” le digo. “Milagros que vos no hacés, ve” agrega la despampanante morena que conocí hace un tiempo en un viaje al Pacífico, ¿la recuerdan?, con la que hablaba de los bancos, esas pirámides legales…


“¿Qué andás haciendo acá, oís? ¿Vos no vivís en una finca por allá en Antioquia?” me interroga sentándose a mi lado mientras me revuelca el pelo. “Por acá trabajando hace unos días, me resultó algo aquí en la sucursal del cielo y dejé el cielo por unos díitas” le respondo. “Nunca me llamaste, ve, ¿se te perdió mi número?” agrega. “No, ahí lo debo tener anotado, que pena, lo que pasa es que yo soy malo pa´ llamar y soy demasiado lento y se me pasa el tiempo pensando bobadas y diciendo y haciendo tonterías. Pero pensaba llamarte…un día de estos” digo apenado. “Ja ja ja, ¡cómo no! A mi me robaron el celular, oís y ahí se me fue tu número, pero yo sigo teniendo el mismo, regalame el tuyo otra vez”. Tic tuc tic tic tuc tuc tic tuc tic tuc. “¡Qué bacano verte, ve!” me dice mientras desde Las Fuentes empiezan a saltar los timbales, el piano y las voces de la Zafra en un tema de Richi Ray & Bobby Cruz. “¿Bailamos?” Me dice la morena. “¡Uy no! Eso es salsa pa´ negros; esperate que suene uno mas suave y lo bailamos, este se lo dejo a los profesionales”.


Me cuenta como terminaron sus vacaciones, le cuento que ha pasado con mi vacilante existencia los últimos meses. Me pregunta que cuánto tiempo voy a estar en Cali y le digo que unas cuantas semanas quizás, me propone que si estos días la acompaño al Petronio Alvárez a bailar y escuchar marimbas y tambores. –“Super el plan”, agrego. –“He escuchado que durante ese festival toda la gente quiere ser negra. Bacano ¿no?, ser negro. La raza perfecta. Hitler estaba equivocao, estaba vertiendo líquido urinario en el exterior del orinal, o sea: estaba miando fuera del tiesto. -“Ja ja ja, salís con unas bobadas” dice Isabel volviéndome a revolcar el pelo. Y continúo: “La raza ideal es la negra: cuerpos perfectos, resistentes y fuertes, músculos grandes, huesos largos. Tienen dentadura pulcra, piel limpia y no se despeinan. Y aunque fueron sacados a la fuerza de su tierra pa´ llevarlos como esclavos y regarlos por el mundo haciendo los trabajos más duros e inhumanos sobrevivieron y no dejaron morir sus costumbres. Las adaptaron y fusionaron con otras culturas para dejarnos una riqueza cultural invaluable, especialmente la musical. ¿Qué hubiera sido de la música sin su aporte? Tendríamos mas Manás, Shakiras, Juanes y Jhonnys Riveras, ¡qué tortura! Los negros son los putas pa´la música: algunos ejemplos de los pioneros de la música en varios géneros distintos” señalo mientras enumero con los dedos de mi mano izquierda empezando por el pulgar: “… el señor Aguas Pantanosas más conocido en el ámbito musical como Muddy Waters tocando blues, Eliana Figueroa, más conocida en el jazz como Ella Fitzgerald, Roberto Martínez alias Bob Marley en el Reggae…” vuelve a reír la morena mientras sigo: “…Jimmy Hendrix en el rock, Gilberto Gil en la música do Brasil, Ismael Rivera en la salsa, y por supuesto el finao, que aunque murió blanco, era negro: el patrón don Michael, un Mozart de nuestro tiempo, así los mediocres noticieros como los de Caracol o RCN o los pasquines amarillistas y sensacionalistas le hayan dado más importancia durante la carrera de Jackson a su truculenta vida. Yo creo que el mundo no alcanza a percibir todavía lo que musicalmente ha perdido. Este era de los duros: cantaba, componía, bailaba, producía, innovaba, creaba. No como los de ahora que parecen salidos de….¿Cómo era que se llamaba ese reallity que daban por uno de esos perversos canales colombianos que iba la gente toda ilusionada a cantar creyendo que iban a ser la superestrellas mientras tres babosos y mediocres “músicos” se burlaban de algunos y criticaban a otros participantes?” indago. “El factor X”, dice Isabel. “¡Lo están dando otra vez, ve!” agrega, -“¡No jodás! ¿Es que la gente no se cansa de meterle mierda a su cerebro? Digo. “¿No lo has visto? ¿Vos en que planeta vivís, ve?” me interroga. “Lo que pasa es que yo esos canales los tengo bloqueados, en el menú de la tele hay una opción pa´ bloquear los canales que uno no quiera ver. Y yo bloquié los dos de acá fabricantes de estiércol, así cuando hago zapping sólo aparecen los canales que me interesan y no pierdo tiempo y evito que me agrien el momento esos mequetrefes y maléficos canales hijos de nuestros poderosos grupos económicos que mantienen dopado a un país con sus narcóticos televisivos…”



La morena sigue riendo con mis ocurrencias, me cuenta de su vida, le cuento de la mía, par cervezas, uno que otro chiste malo y uno bueno. Después me dice que está esperando a su novio que quedó de recogerla allí en Las Fuentes donde estaba con unas amigas; que me vio de lejos y quería saludarme. Minutos mas tarde terminamos en el andén bailando Asia de Willie Colón mientras la pista de baile sigue creciendo de la acera pa´ la calle frente a Las Fuentes casi deteniendo el tráfico. Luego nos sentamos en el murito y seguimos hablando mierda y de repente se para y dice señalando: “Bueno ve, te dejo, allá viene mi novio” y veo a media cuadra un lujoso auto que baja la velocidad y le digo sorprendido a Isabel: “¿El del auto rojo es tu novio?”.- “Sí” dice mientras se aleja. “Que carrazo de hombre” añado. “Ja ja ja tonto, llamame estos días, ve, de pronto cambio al carrazo de hombre…” dice y se pierde entre la multitud que ahora baila y corea al unísono “…no te has muelto…” un estribillo de una song de la orquesta TNT. Vuelvo a sentarme en el murito pensando si sería o no buena idea llamar a Isabel o mejor hacerme el guevón como siempre y sólo guardar los buenos momentos y no complicarme la vida. Y entonces empiezo a llevar el ritmo de la canción con mis manos golpeando mis rodillas y me uno al coro de la muchedumbre: “no te has muelto, seguiré por mi camino cantando, riendo siempre y así yo sabré olvidar, sabré olvidar mujer, sí, yo sabré olvidar”.

jueves, 21 de mayo de 2009

Aachussss!

Por: Fermín López


Por acá en Tabogo, la capital de Locombia, patria sufrida y en cuidados intensivos. Me la están enredando, me la están partiendo, me la están acabando. Le voy a dejar a mis hijos (si es que decido tenerlos) un país dividido, una colcha de retazos, la próxima Yugoslavia: un pedazo pa´ los paracos, otro trozo pa´ los guerrillos, otra fracción pa´ los políticos corruptos, otro fragmento pa´ la mafia, otra pieza pa´ los grupos económicos y sus canalitos de mierda (Caracol y RCN)… pedacitos pa´ todo el mundo y que cada uno arme su utopía…


Olvidemos las tijeras, les contaba que ando aquí en Tabogo, el abuelo se agravó de un momento a otro y tocó salir con él a las carreras, ¡qué susto tan hijueputa! Me llamaron y salí de la finca en el willys disparao pa´ Pereira, y ahí, a convencer al abuelo pa´ que se dejara llevar al hospital. -“¿Pa´que?...cof cof cof… ¿pa´ que? Pa´ ir a chupar frío a un corredor y ver heridos y oír quejidos y luego me revisen y sólo me manden ibuprofeno y acetaminofen tiempo sobra, cof cof cof. Mañana voy donde don Marcos por alguna yerbita...” refunfuñaba el cucho. Pero la vaina estaba grave y no podía esperar a las santas yerbitas de don Marcos. Así que tocó convencerlo: -“¡Vamos don Ramón! Que a usted sagradamente le sacan cada mes del sueldito su buena parte pa´l seguro ¿Pa´ que deje perder esa platica así no más?, no, no, no. Vaya que por lo menos lo examinen y le manden exámenes, así no se tome los químicos que le dan, pero por lo menos se da cuenta qué es y ya va a la fija con la yerbita que le funciona. Vamos home al hospital pa´ saber por lo menos que tenés; que esos millones que te han sacado en todo este tiempo del sueldito no caigan en saco roto”, le digo. Y ¡zas! el viejo se levanta como un resorte y entonces le ayudo a vestirse y salimos pa´l hospital como un rayo, en bombas, a la lata, a millón, como espectro que acarrea Luzbel…o sea, como alma que lleva el diablo. Y a voltear con el viejo y exámenes aquí y allí y luego pa´ Tabogo donde más especialistas que pa´estar seguros y descartar esto y aquello. En fin. Rutina de los galenos.


Afortunadamente dimos con un par de médicos que de lejos se ve que aman su profesión y respetan sus pacientes. Necesitamos muchos de estos. Porque es que hay unos que “no tratan personas, tratan dolencias. Para ellos los pacientes son una lista de síntomas”, como escribió alguien por ahí. Y otros pobres que olvidaron que “es mejor saber, que ser doctor” y terminaron estudiando algo que les impusieron, por aparentar o ganar plata y dejaron sus verdaderos sueños y su vocación guardados en la hoja de atrás de un viejo cuaderno de bachillerato. Terminaron graduándose de una profesión que detestan. La prima Lilia, que es enfermera, me contaba de un médico que quería ser músico y terminó siendo un médico mediocre que hace turnos que odia mientras consiente enfermeras llevándoles presentes pa´ que le ayuden a llenar las historias clínicas, expedientes y hagan todo su trabajo. ¡Que miedo ese matasanos! ¿Cuántos habrá como ese? Ojalá no muchos…


Hoy van a dejar al viejo en la clínica pa´ hacerle más chequeos. “Andate mijo y vení más tarde, voy a estar bien” dice don Ramón “dándome permiso” pa´ salir un rato a distraerme y yo le sobo su cabeza blanca que parece un copo de nieve. “Ok viejo, nos vemos luego, voy a aprovechar pa´ saludar al Hugo, un viejo parcero que hace rato no veo”.


-“¿Qué hubo marica?” ¿Y ese milagro? ¿Estás asustando? ¡”Marica qué bueno oirte!” ¿Estás acá professeur? ¡Ya te caigo marica! Me dice por el celu.


Y ahí está el Hugo, lo observo cuando se acerca a media cuadra, cuanto tiempo sin ver a este güevón, lo reconozco de lejos porque este es más alto que yo, casi dos metros (enrazao en guadua) y su pelo medio largo y enredado parecido al que tenía Fito en el Euforia. Y ahí a la entrada de la Luis Ángel Arango sólo se oye un par de amigos reencontrándose, un rolo y un paisa: -“¡Marica!” -“¡Guevón!” -“¡Marica!” -“¡Guevón!”. Nos abrazamos, nos damos par calvazos en la testa, nos reímos, caminamos, algunos puños en los hombros y subimos a la máquina del tiempo: Un par de críos mirando y comprando discos, libros, historietas y películas de segunda en una calle cualquiera de Tabogo, dos adolescentes barrosos y llenos de espinillas cantando rock en español en los buses en los trancones de la vieja Tabogo por el sólo placer de compartir unas notas de una vieja guitarra, un par de jóvenes sintiendo el dolor de perder un buen amigo en manos de la responsable muerte, dos treintones para quienes el tiempo en este instante gira a lo Benjamín Button. -“¡Marica!” -“¡Guevón!”, -“¡Marica!” -“¡Guevón!”…


Subimos al transmilenio mientras seguimos hablando mierda y recordando. El frío se filtra por una ventanilla y me alborota la renitis, ¡Aachussss! Se me sale un sonoro estornudo, mientras los pasajeros me miran estupefactos “¡Órale mi cuate! ¿Sería que te dio la porcina?” me interroga Hugo alzando la voz, con acento mejicano y poniendo cara de serio. “¡Pos órale!, si apenas llegamos ayer de nuestro querido México, ¿Será que voy a morir lejos de mi hogar? ¡Carnal!” le respondo siguiéndole la corriente al Hugo, hablando fuerte, fingiendo un acento mejicano y poniendo cara de preocupación. En ese momento en una estación para el transmilenio (donde venimos colgados como micos) y se abren las puertas y sale todo el mundo despavorido. Como espíritu que carga Belcebú, como esencia que traslada Leviatán, como alma que lleva el diablo…Unos tapándose la boca, otros escupiendo, otros conteniendo la respiración, otros ventilándose con lo que tengan a la mano: carteras, cuadernos, periódicos etc. otros inhalando por la boca y exhalando por la nariz. Se cierran las puertas y sólo quedamos Hugo y yo dentro del transmilenio, y el chofer al fondo que no se percató del suceso. Vuelve a arrancar el vehículo. Hugo y yo nos miramos y soltamos una risotada mientras nos damos calvazos y exclamamos: -“¡Marica!” -“¡Guevón!”…“¡Sos la cagada!”


Nos sentamos sin parar de reír. Un trasmilenio pa´ nosotros solos ja, ja, ja - “¡pero están todos sicociaos!” exclamo. “El poder de los medios” agrega el Hugo. Y recordamos cuando Orson Welles desató el pánico por allá en los años 30`s con su versión radial de “La Guerra de los Mundos” de H.G. Wells, la gente creyó que de verdad estaban siendo invadidos por extraterrestres. Todavía nos comemos todo lo que nos dicen los medios, así, enterito, sin digerirlo, sin indagar, sin preguntar, sin cuestionar…”Claro marica, y arman el mierdero mas hijueputa con una epidemia que no llega a los 150 muertos en todo el mundo, y teniendo en cuenta que contaron algunos fallecimientos causados por neumonía, como gripa porcina, ¡Qué biblias!", dice el Hugo. “Y los medios de comunicación que inflan el asunto. Digamos que sean 100 muertos sólo en Ciudad de México, pa´ una población de 20 millones del DF no es nada especial. Hay enfermedades y otras situaciones que matan a más gente, como la violencia, esa sí que es una pandemia bien jodida!”, agrego.


"Y ¿con qué fin harán eso? ¿Será para incrementar las ventas de algunas farmacéuticas como ROCHE y BAXTER? -quienes ofrecen tamiflú (millones de dosis vendidas a gobiernos asiáticos hace años cuando el brote de la gripa aviar y que el mismo gobierno de México reconoce que no es vacuna contra la porcina) además de mascarillas (que por cierto, no sirven de nada si no tienen filtros adecuados) y algunos cocteles vitamínicos con medicamentos mientras terminan la anunciada vacuna contra la porcina. ¿Tendrá que ver algo el pacto entre la farmacéutica SANOFI-AVENTIS y la BERMIX (Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México) durante la visita de Sarkozy a México para invertir la bobadita de 100 millones de euros en nuevos laboratorios para producir fármacos contra la influenza estacional o la pandémica semanas antes de la pandemia global? ¿Quién les leerá a los líderes mundiales las cartas, el tabaco o el chocolate para mostrarles lo que se avecina?” añade Hugo.


“Y se cuestiona uno tanto show. O será lo mismo que la gripa aviar por allá en Asia cuando también estaban teniendo problemas económicos y no pasó a mayores. Cortinas de humo muy comunes en estos tiempos modernos. Vaya uno a saber, yo ya no se qué creer. “Sea Dios verdadero y TODO hombre mentiroso” como dice la cucha cuando ella no le encuentra sentido a lo que dicen en las noticias. ¿Mató Oswald a Kennedy? ¿Pisó Armstrong la luna? ¿Existen los Ovnis?


“La vaina es que las verdaderas epidemias que se están viviendo no las mencionan. En África hay una epidemia de Meningitis tenaz, ya lleva casi dos mil muñecos (10 veces más que la supuesta porcina) y nadie dice nada, ¿será porque son negritos? ¿Porque por allá en ese continente olvidado es donde muchas farmacéuticas experimentan sus nuevos medicamentos? Te acordás de ¿El Jardinero Fiel?”, le digo al Hugo. “Proffeseur claro, ¡qué película marica!” contesta.


Cualquiera con tres dedos de frente sabrá que hay muchas enfermedades que se transmiten por el ambiente. Así que en vez de estar armando tanto escándalo con una conveniente gripe pa´ unos pocos (porque hay que saber que con tal de mantener un sistema los líderes mundiales cuando no provocan guerras provocan enfermedades) deberían educar y decirle a la gente que sean más precavidos todos los días porque se puede contagiar de cualquier enfermedad respiratoria como bronquitis, tuberculosis y el resfriado común, que es causado por mas de cien tipos de virus (veneno en latín) entre muchas otras infecciones. O sea, en resumen: no salga de su casa. O salga con un traje estilo astronauta donde nada le haga daño. O enfrente la realidad de un mundo loco transformado por el hombre donde es más probable que en cualquier momento usted va a adquirir alguna enfermedad natural o creada por la “extraordinaria mente humana” que lo llevará a su cita final: “…las últimas horas de los condenados, ¿Cuántos estarían ahora esperando la muerte?” repaso unas líneas de Malcolm Lowry. Aunque cada uno tiene su destino marcado. Recuerdo al abuelo cuando exclamaba con un aire tranquilo cierto día: “Yo pienso que el final mío va a ser la muerte” Ja, ja, ja nos reíamos todos de sus ocurrencias. Muy cierto ¿no? Ese es el final de todos. ¿Cómo? Eso será siempre el gran enigma…



Ah! Y no sólo están las infecciones respiratorias, hay que recordar que si uno no se cuida por ahí andan las ETS (enfermedades de transmisión sexual) asechando a la primera oportunidad. Que si uno no come bien, ni duerme bien, ni hace ejercicio, ni toma agua, ni come sano se le bajan las defensas y es más propicio a enfermarse. Tantas cosas como jartar comida chatarra, desesperarse hasta el estrés, y una cantidad de mierda que nos está matando tan jóvenes, ¡Como las hijueputas gaseosas! (-“hacete un favor parce!, no volvás a tomar gaseosas ni jugos embotellados” -me aconsejaba un amigo una semana después de que él entró a trabajar a una embotelladora de gaseosas- “¡eso es un veneno!”) Y se me viene la imagen de mi papá con 70 abriles y camina todavía derecho a paso largo sin asfixiarse y raspa olla a media noche y no le hace daño y es fuerte como un roble. Y nunca en su vida le he visto tomar una gasimba ni comida chatarra ni estresarse y se despierta al natural. Igual que el abuelo que ronda por las 90 ruedas, salvo algun impase como el de ahora. En cambio amigos de veinte y piola o treinta y tantos y ya no pueden comer después de las siete de la noche porque es trasnochada fija o ya tienen problemas de azúcar, colesterol, trigliseridos, presión y tanta complicación causada por los hábitos modernos. Y eso no lo dicen. Sólo dicen: “trabaja como una mula para que compres, compres y compres. No importa si te toca dormir poco, comer mal, vivir mal… ¡Produce!”. Pero no te advierten ni te enseñan como mantenerte sano.



Que mas peligro que el smog de los carros, el humo del cigarrillo, algunas sustancias cancerígenas que están impregnadas en objetos y electrodomésticos que usamos a diario. ¡Existen más de cien mil químicos sintéticos! Muchos de ellos comprobados como dañinos para nuestro cuerpo como los Retardantes de Fuego Brominados, un químico, una supertoxina usada para hacer las cosas más resistentes al fuego y presentes en electrodomésticos y aparatos que usamos a diario, ¡Una neurotoxina! Traducción: Tóxico para el cerebro. Encontrada incluso en colchones y almohadas. “La manipulación de este objeto puede causar cáncer”, le traducía a un amigo cuando leíamos el manual de un aparato cualquiera, allá en la letra que se lee con lupa y con la que los fabricantes se lavan las manos en caso de que los demanden. -“Ahí decía” dirá un pez gordo en caso de que lo atrapen.


“Y ¿Qué andás haciendo en Tabogo?” Me interroga Hugo. Le cuento lo del abuelo, que estaremos hasta el otro día. Me cuenta de su sol, su hija de ocho años que es su tesoro y con sólo pronunciar su nombre se le dibuja a mi amigo la esperanza en el rostro, esa que yo ya he perdido.


“¿Y vos? ¿Cómo va ese corazón?” señala. -“Bien”, le digo. -“Sigue bombeando sangre” –“Ja, ja, ja ¡marica! no cambiás. Hablame en serio, ¿seguís igual de esquivo? ¿No ha llegado la que te amarre?” – “Nada” exclamo mientras miro por la ventanilla del transmilenio y al fondo veo a Monserrate. –“Las que se acercan si mucho entran hasta el jardín y cuando les abro la puerta salen despavoridas con sólo ver la fachada, como si yo tuviera el ébola, la peste negra o la “A H1-N1”…“”Ja, ja, ja” nos reímos nuevamente. -“Deben ver una fachada como la casa de los Monsters o la de Psicosis” agrego. –“Lo que pasa es que ¡vos sos una ñámpira!” me dice mientras me da un puño en el hombro. “¿Una qué?” Inquiero. Y me explica que quiere decir ñámpira en la jerga de los ñeros. –“Ja, ja, ja tan guevón, el ñampira sos vos” le contesto y le doy un calvazo en la testa. –“Y ¿Que hubo de la pepigris? Porque esa si pasó del jardín, y yo creo que anduvo toda la casa, ¿Dónde anda?” Me interroga. –“A miles de kilómetros, hace rato que no hablamos. Aunque a veces creo que es la única que va a estar ahí esperando” Respondo, y ahora siento a Vanessa tan lejos y tan cerca...


Caen las estrellas a dos mil seiscientos metros de esta gran urbe, es hora de volver al hospital. Me despido del parcero y me empiezo a sentir solo otra vez. Le digo que me hubiera gustado estar mas tiempo pa´ hablar y recordar y conocer su nena y hacer un par de vueltas. Que espero volver pronto y que si me puede averiguar cuando le quede tiempo en la embajada como es la ida pa´ la France. “¿Te vas?” Me dice.- “No sé, de pronto me entraron ganas. Uno nunca sabe, son opciones” le digo. Lo acompaño a la estación del transmilenio. Par abrazos, par calvazos en la testa y par puños en los hombros. -“¡Marica!” -“¡Guevón!”. Saca de su morral un libro de Mark Twain y me lo obsequia. “La semilla encontró las más grandes aventuras que una disidente vida le hubiera podido dar…Por toda la suerte, amor y amistad que una travesura pueda seguir edificando, tu parce. Hugo”, dice la dedicatoria. Llega el “transmilleno” atestao de gente y empieza a parar lentamente, mientras Hugo exclama: “¡Uy! colgado como un mico ¡otra vez!”. –“¡Parce!”, le digo, -“…yo no te compré nada, lo siento”. Y entro con él en medio de los estrujones de la gente al vehículo, mientras le cojo el hombro derecho y le doy palmaditas en su pecho con mi mano izquierda “…pero te voy a mandar sentao en este trasmilenio y te lo voy a dejar desucupao pa´ vos solito, ese es mi regalo”. Y siento el aire frío que se cuela nuevamente por mi nariz y me alborota otra vez la renitis y ¡Aachusss!





domingo, 29 de marzo de 2009

Wind of Change

Por Fermín López


Ki ki ri kiii...suena mi despertador natural que se llama Claudio (en honor al gallo de los dibujos animados de la Warner Bros.), ¿recuerdan? Ese que siempre le daba palizas al perro con una tabla mientras le decía con un gracioso acento: “¡Oye chico, vamos chico, muévete chico!”. Son las cinco de la mañana, me doy vuelta pa´l rincón mientras me miento a mí mismo: “cinco minuticos más, cinco minuticos más, cinco minuticos… zzzzzzzz…”


Ahora son las seis y media cuando miro el reloj, y me levanto, es hora de empezar otro día aquí en la finca, primero voy por un poco de leña para prender el fogón. Pongo a hacer aguapanela mientras me ducho y el sol se filtra por el muro bajo del baño desde donde veo una lagartija que escala una guadua y observo el tajo que me toca desyerbar hoy. Según lo planeado y siguiendo el consejo del abuelo, en un par de días estará listo el pequeño terreno, para cuando caiga la luna nueva sembrar el fríjol.


Normalmente trabajo en las labores de la finca como desyerbar, sembrar, dar comida a Claudio, las gallinas y a cuatro patos: Lucas, Donald, Daisy I y Daysi II; también dedico el tiempo a estar pendiente de la huerta y una que otra vez reparar algún viejo cerco o uno de los clásicos puentes para pasar alambrados que se encuentran por esta vereda y que son de las cosas que mas recuerdo cuando venía a visitar a mi abuelo. El puente consiste en dos o tres guaduas juntas que suben hasta la altura del último alambre de púas, estas se apoyan en uno de los palos del cerco; de allí mismo al otro extremo bajan otras dos o tres guaduas que tienen transversalmente dos o tres palos para que no se vaya uno a resbalar cuando el puente está mojado, colombian technology. Bastante práctico el puentecito, y muy cómodo de usar, sobre todo para las mujeres y ancianos, y hasta pa´uno, es que eso de estarse agachando o haciendo maromas pa´ no pincharse las güevas es como jarto.


Trabajo hasta el medio día, luego a almorzar y trabajo otro rato por ahí hasta las tres de la tarde. Después me ducho y me siento a escribir, además de escribir mis bobadas, también escribo algunos artículos pa´la Internet y una que otra publicación pequeña, generalmente despacho todo por mail a veces desde el pueblo el fin de semana que salgo, o si es de urgencia voy hasta la casa de “el hacker”, así le puse a Tulio, un amigo que vive en una vereda de más arriba y que en su parcela alquiló un pedazo de tierra para ubicar una antena grande de señal y ahora tiene Internet en su portátil sin problemas.


Anteriormente a eso, de las seis de la tarde, después de comer, me ponía a leer, escuchar música o ver una peli hasta que me daba sueño. Pero los últimos días he estado yendo mucho a El Cedro, una finquita a unos veinte minutos caminando, en donde me he hecho buen amigo de Alexandra, una nena de unos veintitantos años, que tiene cinco vacas y es quien surte a la vereda de leche, queso y mantequilla.


Hoy la desyerbada me rindió más de lo que creía y no tengo ganas de escribir, además está haciendo buena tarde como pa´nadar un rato en el charco que queda de camino a El Cedro. Luego aprovecho y voy por la leche y el queso que se me acabaron y boto corriente un rato con Alexandra; además hoy es viernes y suelen reunirse allí otras personas que conocí poco antes de irme a ver el mar: Angélica, Julián, William, Tulio “el hacker” del que les hablé y “el loco de las guayabas”, como suelen llamar a Fercho.


Todos tenemos algo en común: estamos recién llegados y huyendo de la urbe y sus afanes, sólo llevamos unos cuantos meses viviendo por estos lares a excepción de Fercho, “el loco de las guayabas”, hombre callado y enigmático que también habitó la ciudad y quien debe su apodo a que permanece gran parte del tiempo acostado en una hamaca en el corredor de su finca con una vieja e inofensiva escopeta descargada cuidando un palo de guayabas, él si lleva mas de 10 años en la vereda.


El grupo es bien especial, “Dios los hace y ellos se juntan”, dice un viejo refrán. Alexandra es ingeniera industrial, Tulio, ingeniero de sistemas; Angélica, médica: Julián, maestro; William, pintor y Fercho…Fercho es “el loco de las guayabas”.


“Hola Fermín” dice Alexandra sonriendo mientras encierra las vacas. “¿Qué tal el viaje al Pacífico?, dice mientras se amarra una pañoleta en su cabeza. Le entrego un tarro con algunos huevos de gallina y de pato, luego ella coge un canasto y le ayudo a recoger la ropa que tiene extendida mientras nos desatrasamos. Me cuenta que en la vereda todo igual, calmado. Que la venta de leche ha bajado un poco y que se ha sentido un poco cansada últimamente, que espera darse unas vacaciones en un par de meses. “Si querés vamos al pacífico, conocí una playa bien especial”, le propongo. Antes de que se me olvide, le digo que me venda dos litros de leche y una libra de queso y que cuando me vaya a ir me los llevo. Entramos la ropa y después nos sentamos en el corredor a ver caer el sol y le pregunto si no se arrepiente de haber dejado la ciudad. “¡No!” dice sonriendo y llevando sus manos a la nuca respirando profundamente. “¿Y usted?” Me interroga. “¡Uy No!...yo también estoy feliz aquí“. “Vivir es elegir” agrega ella y ahora levanta los brazos y gira la cabeza a ambos lados cerrando los ojos sin dejar de sonreír.


Al rato aparecen Julián y Angélica quienes exclaman: “¡Apareció el perdido!” “¿Sí le hizo veranito en la playa? ¿Cuándo volvió? ¡Llegó bronciaito!” Son las siete de la noche y no demora en aparecer Fercho. Más atrás llegan Tulio y William que dice con un vozarrón: “¡Viejo Fermín! Guelconnn!” (welcome). Angélica y Julián trajeron unas cervezas, Tulio unos buñuelos, William trae plátanos y Fercho…guayabas. Alexandra y yo prendemos el fogón de leña, Julián y Angélica pelan plátanos y todos preparamos una merienda: trocitos de queso y guayaba de pasabocas, patacones con huevo de pato, buñuelos y aguapanela con leche. Todos alrededor de la mesa, menos Fercho, quien después de comer, en silencio corre su taburete hacia la esquina del corredor y se sienta a limpiar su vieja escopeta descargada y la mirada se le pierde en la oscura noche. En el reproductor de Alexandra que está a un volumen moderado empieza a sonar “Don´t Worry, Be Happy” de Bobby McFerrin.


Luego las cervezas y ¡a hablar mierda!, el deporte nacional. Algunos chistes huesos como el del pastuso que se encontró un recibo de los servicios públicos y fue y lo pagó, u otro que compró una patrulla de policía pa´trabajar por cuenta de él. Después de varios temas empezamos no se porqué a hablar del amor, y me corre un escalofrío por todo el cuerpo. “El perfecto amor viene del perfecto conocimiento” dice Tulio citando a Da Vinci. “Yo la verdad no creo en el amor…suena muy bonito, pero no creo, demasiado lindo para ser real.” expresa Alexandra muy segura de lo que dice sorbiendo un poco de su cerveza y yo envidio su certeza. Julián y Angélica (que son pareja) sólo se miran, con ese brillo en los ojos que parece decir más que las palabras y luego se besan mientras yo hago caras y me voy para el fogón y le agrego un poco de leña. William dice que de eso no se habla, que es mejor dejarlo por allá en algún lugar donde no sea violentado. “¿Y vos Fermín? ¿Crees en el amor?” Me interroga Tulio. -“En la ¿ciencia ficción?” digo. Ja, ja, ja se ríen todos menos Fercho que sigue con la mirada clavada en la noche. “A veces sí, a veces no”. Confieso sorprendiéndome a mí mismo de mi respuesta. “Por lo menos creo que ya aprendí a no huirle ni a esconderme de él, eso ya es mucho para mí, me acuerdo cuando mataba al tigre y me asustaba con las rayas. Aunque debo reconocer que para dejarlo volar soy el campeón nacional, la última vez lo dejé cruzar el Atlántico” digo revolviendo la segunda tanda de patacones y en el reproductor de Alexandra suena “No hay ni un corazón que valga la pena” de Miguel Bosé.


“El amor no se extingue nunca, porque se queda sin resolver durante años y, a veces de por vida” refunfuña Fercho con la mirada perdida y una voz áspera. Luego baja la cabeza, apoyando sus manos y su frente en el cañón de la inofensiva escopeta mientras todos en un sepulcral silencio volteamos a mirarlo. Con la cabeza agachada todavía agrega: “lo leí en alguna parte, hace tiempo, cuando leer era un escape”.


Por un momento dudo de la inofensiva escopeta y prefiero cambiar de tema. En estos casos cualquier tema es mejor que el amor, “mientras tratemos de descifrarlo siempre va a ser un dolor, un enigma, un problema, sólo hay que sentirlo, vivirlo…” las palabras de Vanessa cruzan como un relámpago por mi mente... “Bien jodida la crisis económica a nivel mundial, ¿oiga?” digo repartiendo la segunda ronda de huevos con patacones. “Se están quebrando los bancos y la General Motors, no se va a quebrar uno” agrega William. “Algunos dicen que la crisis puede ser igual o peor que la del crack del 29” dice Angélica. “Los viejos modelos económicos deben desaparecer” dice Tulio. “El problema es que el hombre sólo se ha preocupado de poseer”, expone Alexandra. “Y la gente que no quiere darse cuenta de la gravedad de la situación, la gente cree que vive en un comercial“, añade William. “Por estar pegados de Caracol y RCN" digo y luego continúo: "Todo se volcó hacia el dios dinero, que todo lo vale, todo lo compra y todo lo decide. Hace rato se perdió la humanidad..."


“La humanidad es de la estirpe del diablo: estúpida y criminal” vocifera Fercho levantando la mirada y poniendo la inofensiva escopeta en sus rodillas mientras saca del carriel un tabaco llevándoselo a la boca: “no es mía, lo recuerdo de alguna película, hace años, cuando evadía la realidad en alguna sala oscura” dice.


Tulio “el hacker” nos cuenta que anda haciendo una comunidad en la web con un japonés, un hindú, un francés y un australiano creando proyectos y haciendo foros donde se proponen nuevos modelos económicos en pequeños grupos y comunidades, modelos económicos más funcionales y menos letales, más equitativos y humanos. “En este tiempo es necesario en la economía un cambio de objetivos de acuerdo a nuestro tiempo” dice. “Y ojalá donde prevalezca un mejor comportamiento humano” agrega Julián. “Por ejemplo esa vaina de las multinacionales invadiendo regiones buscando mano de obra barata, desplazando a la gente de sus tierras, acabando con el medio ambiente y dejando pocas ganancias a las economías locales debe cambiar. Si la gente va exigir mejores salarios o protección ambiental, estos bastardos no dudan en llevarse su circo a otra parte, a otros países que les alcahueteen sus abusos” dice William. “¿Entonces? ¿Volver al socialismo de estado?” Dice Alexandra. “¡Peor!”, replico, eso tampoco funcionó, por algo colapsó”. Y ahora del reproductor salen las notas de “Se bastasse una bella canzone”, de Eros Ramazzotti cantando con el finao Luciano Pavarotti.


“Esa desproporción de los países industrializados (con su poderío económico y militar) y el resto del mundo pareciera acercarse a su fin con la actual crisis", dice Angélica. "Parece que es hora de hacer cambios drásticos, ojalá surja algo que en un tiempo traiga una prosperidad económica más equitativa y humana sin guerras, frenando el daño ambiental, sin contaminar ni agotar nuestros recursos, donde se de mas importancia a necesidades básicas como combatir el hambre, las enfermedades y cuidar nuestro planeta, antes que buscar riquezas y armarnos con bombas nucleares para encañonarnos nosotros mismos”. Alexandra complementa: “El ser humano con la tecnología que tiene debería disfrutar de mas tiempo para sí mismo, tener sus necesidades básicas cubiertas y evitar que su dignidad sea pisoteada con salarios de subsistencia donde el futuro es un enigma. Si en el planeta tenemos todo, no debería ser tan complicado…”



“Hacer cosas complicadas es fácil, el verdadero desafío es la simplicidad” dice Fercho lanzando una bocanada de humo y parándose del taburete poniéndose el sombrero, colgándose la escopeta en el hombro derecho, prendiendo una vieja linterna y tomando el camino hacia su casa despidiéndose con una mano en alto mientras dice: “lo escuché en una canción, hace mucho, cuando buscaba respuestas en alguna melodía”.



Sssssss se oye el viento mientras todos observamos a Fercho alejarse y cruzar la cerca de la finquita El Cedro y al fondo vemos el cielo estrellado mientras en el reproductor de Alexandra suena Scorpions con la Orquesta Filarmónica de Berlín tocando Wind of Change.






domingo, 25 de enero de 2009

Los Faraones Inmortales

Por: Fermín López


-“¡Por fin conocí el mar!, uno si es muy montañero”, le digo a Vanessa por el celular mientras me tomo una agüita de coco y miro a una despampanante morena en una playa del Pacífico. -“¡Ah! ¿No estás en la finca? Vos si andás más que el judío errante”, me dice Vane mientras se despide dizque porque tiene clase de piano temprano y en Toulouse ya es tarde (aunque le noto el tono de voz como si estuviera molesta). ¿Será que pensé en voz alta lo de la despampanante morena?, creo que la cagué…y tan bien que íbamos. -“Ok Vane, mucha suerte con tus cosas, la próxima vez te llamo yo, au revoir”. Cuelgo. La despampanante morena se me acerca y sorprendido le sonrío preguntándome mentalmente si es la loción (pero me acuerdo que loción no uso), la barba de tres días, o mi sombrilla (que parece puesto de perros de lo grande, con dibujos de El Príncipe de Egipto, la peli de Disney) la que le hizo acercarse. No tardo en averiguar el motivo de su aproximación. -“Bonita sombrilla, ¿puedo sentarme?” me dice y ahora veo la morena a contraluz. -“Claro, hacele” le digo.



Se sienta a mi lado y minutos más tarde saca un protector solar de su bolso, invitándome con su mirada coqueta a aplicarle un poco en el cuerpo. -“Y ¿vos que hacés?, ve” me interroga con un acento valluno. -“¿Moi? digo mientras una parte de mi cabeza piensa todavía en Vanesa. -“Perdón, ¿Yo?” le contesto concentrándome ahora en sus piernas y volviendo a tierra. -“Si vos, ¿a qué te dedicás?“. –“Pues no sé, a sobrevivir, supongo. También a llevar un poco la contraria viendo las cosas desde otra perspectiva y tratar de hacer lo que quiero, de eso se trata ¿no? de ser libres… Y ¿vos?”, le interrogo mientras mis manos se impregnan en crema preparándose para navegar en su piel canela. -“Terminando la U y ahora de vacaciones. ¿De donde venís, ve?” me dice ella sacando sus lentes de sol. -“De un pueblito de Antioquia, yo soy montañero neto, soy de Pereira, viví en Medellín un tiempo y hace unos meses me instalé en el pueblo que te digo, ya sabés algo más tranquilo y más barato; con la actual crisis económica las ciudades se acercan a un colapso, así que es mejor ir emigrando pa´l campo, a criar gallinas, sembrar plátano y coger guayabas mientras se pueda y antes de que los paracos, la guerrilla, los grupos económicos y el gobierno terminen apoderados de los pocos lotecitos que quedan, pues andan despachando a todo el mundo pa` la ciudad, a las buenas o a las malas, pobre gente, la del campo. Y termina todo el mundo viviendo en la ciudad, apeñuscaos, en cinturones de miseria, donde impera la ley del sálvese quien pueda, mientras los “perros bravos” de la finca Locombia se siguen apoderando de hectáreas y hectáreas y hectáreas de la tierra de miles de colombianos. Aquí seguimos con el Régimen Señorial”. –“¿El que?” pregunta la morena subiéndose sus gafas a la frente y mirándome como quien dice a éste se le zafó un tornillo. –“El Régimen Señorial, esa vaina que se inventaron los romanos y que luego en la edad media la impusieron la iglesia y los príncipes en Europa para extender en el siglo X el término SERVIDUMBRE. Muchos lo confunden con el feudalismo pero en el Régimen Señorial la gente aunque puede ser libre o esclava sigue siendo súbdita y empleada de los “señores”, que aquí en Locombia son los que te nombré anteriormente. Pero vea le resulté hablando de historia, que pena, y vos en vacaciones”. Le digo. Me mira y se ríe. Sale de la sombrilla ya lista para dorarse al sol y sigo sus caderas con mis ojos y me siento como un azteca en Tenochtitlán ofreciendo un sacrificio. Me acerco hasta ella, le quito el sostén y le aplico ahora un poco de protector solar en la espalda. Hablamos de esto, de aquello, cosas triviales, interesantes, mierdita, un par de chistes malos, risas etc. Jugamos con la arena, nos metemos al mar, vemos como cae el sol y finalmente nos baña la noche mientras recogemos conchas, piedras y caracoles de diferentes formas y colores.



Al otro día me dice que si la puedo acompañar al pueblo porque necesita un cajero automático. –“¡Uy! Qué pereza ir por allá” le digo. –“Perdóname la franqueza pero qué mamera moverme de acá ¡y a un cajero! ¡Peor!, ¿necesitás mucho dinero? mejor te presto”, le digo tirado en una hamaca viendo el paisaje como si estuviera apreciando un cuadro de Edward Hooper y agrego: -“ Pa` llegar allá y que el cajero no te dé plata y luego te descuenten como si te hubiera dado y no te dé recibo y el banco cerrao, y nadie contesta el teléfono y el vigilante te diga: “toca el martes en el banco donde tiene la cuenta, en horario de oficina señorita”…y se te dañen las vacaciones porque se te va a perder la platica; tiempo sobra. A un amigo se le robaron como seis palos, ¡si! seis millones de pesos, un cajero loco, y ahí quedaron sus vacaciones y sus ahorritos. Se los chupó el banco cuan personaje de Bram Stoker”. –“¿Entonces vos no tenés tarjeta, ve? Me interroga mientras pienso que cuando le diga lo paupérrimo que soy saldrá despavorida como el Correcaminos. –“¡No! Ni tarjeta, ni chequera, ni cuenta corriente, ni de ahorros, ni CDT, ni nada de eso. ¡Qué miedo! Bien escaso el dinero, harto trabajo que cuesta conseguirlo pa´ llevárselo a los bancos a que trabajen con él y se tapen en plata mientras que en cada diligencia que hace uno la van descontando (cuando debería ser obligación de la entidad que presta el servicio): que consulta del saldo ¡juáquete! se fue un viajao, que retiro del cajero, ¡chas! le hacen otro descuento, que una transacción ¡chuaz! venga pa´ acá, que solicitud de tal cosa ¡chángala! perdió, que tiene que pagar el talonario ¡Zas! mate, que la chequera vale tanto ¡Splast! esto es pa nosotros, que el cuatro por mil Pssst! pase a ver…Estornuda uno o se saca un moco dentro del banco y es uno azarado porque a lo mejor eso también tiene tarifa (debe estar estipulado allá en las letricas pequeñas que nunca se ve en los papeles que uno firma). Dentro de poco cobran la fila.




Poco a poco se van mermando sus ahorros. Todo lo paga uno. Y cuando usted va por su platica resulta que le debe al banco. Como le pasó a unos vecinos en la vereda donde vivo, que guardaron la platica del acueducto comunitario en un antro de estos, como dos milloncitos y cuando fueron al tiempo a retirar pa´ comprar unas vaquitas y hacer una reunioncita, ¡Oh sorpresa! le debían al banco como ciento cincuenta mil pesos. Bancos ¡HIDEPUTAS!, como diría Cervantes. A ver si comparten sus exuberantes ganancias. NA-DA. ¡Ni un puto centavo pa´ sus ahorradores! TO-DO PA E- LLOS. Yo mi poca plata no la llevo pa´l banco, eso es una pirámide legal. Esa gente no se toma un tinto de parte mía. ¡MALPARIDOS! Yo prefiero los escondites caseros como los abuelos: el colchón, un baúl, un cojín feo, el zarzo, una guadua…”.



Sorprendentemente Isabel (que así se llama la despampanante morena) sigue ahí al saber que soy paupérrimo y se me sienta al lado de la hamaca sonriendo tímidamente y diciendo: “Eso es cierto, y vaya uno a prestar plata y tiene que demostrar que no la necesita, o cobran unos intereses elevados que termina la gente en la calle…y el estado persiguiendo las pirámides que si comparten sus ganancias con la gente. ¿Que pensás de lo de DMG?”



-“Pues la verdad yo sólo creo en la plata que te ganás vos mismo trabajando, con esfuerzo y dedicación. ¡Ah! Y haciendo lo que te gusta, creo que es lo más importante. Pero desafortunadamente el narcotráfico nos dejó esa cultura de la plata fácil, y es a toda escala ¿oiga?, desde el Senador de la República hasta el pelao del barrio más humilde, pasando por el colegial y el universitario. –“¿Qué vas a estudiar Alejo?” Le preguntábamos una vez a un primo en la fiesta de graduación. –“No sé ¿como que dará plata?, y ojalá rápido y sin tanto esfuerzo”, decía el condenado. -“¡No! pues andate de mula si eso es lo que querés! o aspirá a vicepresidente!" le dije indignado y agregué. –“Como se te ocurre decir eso ¡guevón!, ¡La plata no lo es todo! Mirá a tu papá zapatero y de lejos se le ve el amor por su trabajo, que además le da el sustento. Y tu mamá que cose y se parte el lomo pa´ seguirte dando estudio, ¡pero ante todo ama sus costuras! –“Pero es que yo aspiro a tener un carro bacano como el man de la novela de por la noche…” –“¿Otra vez viendo al diablo? ¿No te aconsejé que no vieras esos podridos canales de Caracol y RCN que lo único que hacen es meterte mierda en el cerebro? Mirá Alejito que tenés el mundo por delante, podés comértelo si querés. Hacer lo que soñás. ¿Qué te gusta? ¿los carros? Pensá en que algún día podés diseñarlos vos mismo, o repararalos, o transformarlos, o conducirlos….qué sé yo, pensá en estudiar algo que te va a dar un empleo que disfrutés. Imaginate que te despertás en la mañana, emocionado porque te vas pa´l trabajo que amás así el dinero no sea a montones, ni fácil. Y no que te despierte un puto reloj a hacer cosas que no te gustan y que vas a llevar como una cruz el resto de tus días. No vayás a formar la fila de frustrados de este país que un día decidieron renunciar a sus sueños para estudiar algo que les “diera plata” antes que pensar en que son hábiles y útiles y felices. ¡Plata! Eso NO ES lo más importante mijo, aprendete esto Alejo: Plata es el nombre del caballo del Llanero Solitario.” –“Ja ja ja, ¡estás loco Fermín! Te perdiste del tema…” dice Isabel jalándome una oreja.



-“¡Jueputa! Yo si hablo mucha mierda ¿no? A ver si me enruto de nuevo…¿en qué íbamos?...¡ah ya!” le contesto.



-“Esa vaina de las pirámides pasa acá cada rato. Gracias a nuestra cultura de la plata fácil de la que te hablaba. Pasan dos, cinco, diez años y la gente vuelve y cae en las pirámides. Ahora la cosa es mas dura, creo yo, pues como las “pirámides legales” o sea los bancos, no dan rendimiento, pues la gente confía sus ahorros al primero que le ofrezca una buena rentabilidad. Culpa del mismo Estado y los bancos ¿no? Además si analizás en este país todo funciona a partir de pirámides: ¿Qué es el sistema de salud sino una pirámide?, ¿las loterías? ¿las pensiones? Esa si que es una pirámide muy áspera. Vos guardando tu platica dizque pa´ tu pensión, ¿a los sesenta?, ¿sesenta y cinco años? No se…cada vez aumentan los años pa´uno pensionarse. Cuando el promedio de vida acá en Locombia va pa´atrás, yo creo que la generación nacida del setenta pa´cá no llegamos a los cincuenta. Con tanto estrés, tanta contaminación, viendo noticieros decadentes, durmiendo mal; tomando gaseosas y comiendo porquerías, y a deshoras, para trabajar como mulas porque el poseer se volvió la razón de la existencia…nunca veremos esa pensión. Esa platica se perdió. Yo por eso el dinero de la pensión lo meto en una alcancía y cada que puedo aprovecho me vuelo a pasear y conocer y no esperar una edad de jubilación que terminará embolatada en el ajetreo de la esclavitud moderna de estos locos tiempos…



Tonces no sé, por lo que oí del man de DMG deberían darle más bien un Nóbel de economía, pues poner a la gente a ganar plata en el Putumayo con electrodomésticos en vez de raspar hoja de coca, es una hazaña la hijueputa ¿no? El hombre es un genio. Ahora que el man estaba lavando plata, pues vaya usted a saber, a lo mejor el negocio sí era rentable, y si no, si lavaba dinero, pues por lo menos compartía las ganancias con la gente. Es que aquí también nos mata la doble moral. A ver si alguien decía algo cuando los carteles lavaban plata con empresas fachadas en los ochentas y los noventas donde todo el mundo comía. Desde los presidentes hasta los albañiles y guachimanes.



Ahora, sí la vaina era ilegal entonces ¿porqué tenía los documentos al día y pagaban impuestos y todo? Entonces que la DIAN devuelva todos los impuestos de estos años que DMG pagó. Ya los van a devolver ¿no? Definitivamente el man la cagó fue metiéndose con los banqueros de este país, jeques mimaos y vacas sagradas quienes realmente son los dueños de Locombia, país donde reina el amor al dinero. Sino vea las protestas tan verracas. Cuando es una masacre o un atropello al más mínimo derecho nadie dice nada, pero cuando es la plata, comen y matan del muerto. Eso confirma mi teoría que lo que le faltó al narcotráfico fue un ideólogo, un filósofo que guiara a Pablito y demás secuaces, porque tuvieron toda la plata pa´ darle el vuelco a este mierdero. Si en lugar de hacer inodoros de oro, sobornar políticos, comprar armas, mandar matar gente y hacer fiestas despilfarradoras hubiesen construido hospitales, escuelas, centros de investigación, ancianatos, hogares infantiles, carreteras, bibliotecas… pero no, terminaron bajo tierra enceguecidos por la Vanidad y el Poder que no ven más allá de su locura…



Habrá que esperar a ver que pasa con don David, que sorprendentemente nos demostró que aquí es imposible el sueño americano, todo lo del pobre es robao, pero también nos mostró que el sistema se puede tumbar, o por lo menos hacerlo tambalear sin secuestros, ni muertos, ni oxidadas revoluciones. Sólo se necesita una fórmula financiera, que le de duro a los bancos y los grupos económicos (los dueños de esta finca). Porque está demostrado, que lo único que les importa a los colombianos como al resto del planeta es la plata. No más.



Por ahora, seguirá un pueblo esclavo esperando su Moisés, trabajando de sol a sombra, construyendo con su trabajo y su dinero estas “pirámides legales” donde los únicos que ganan incalculables cifras son los dueños de los bancos: los Faraones Inmortales…de parte mía y millones de colombianos va este: ¡DOBLESTRIPLESCUATRUPLESQUÍNTUPLESHIJUEPUTAS!”.



La despampanante morena se ríe mientras el cielo pinta ahora un atardecer que suena a Eric Clapton cantando “I Shot the Sheriff”, la song de Marley. Isabel y yo quedamos hipnotizados disfrutando del paisaje mientras la brisa del mar hace sonar la madera de las pocas cabañitas rústicas de esta playita escondida en algún punto del Pacífico.