-“¡Buenos días parceritos
cómo están!” Entro cantando al salón de tercero primaria como un loco, mientras
me quito el sombrero y el machete pa colgalos en un perchero improvisado en madera
que hicimos ayer con los críos y lo ubicamos a la entrada del salón…-“¡MUY
BIEN!” Contestan gritando los mucharejitos, sabiendo que les toca clase con el
loquito del Fermín…
¡Ah! No sé si les
había contado, que ando mas encartado que una quinceañera en embarazo. Por eso no les había
vuelto a escribir más bobadas. Cómo les parece pues que además de las labores
del campo, ando ayudando con unas clasecitas a los niños de la escuelita de la vereda
donde vivo...-"Ya saben pues niños..." Les digo mientras repinto grande y hago chirriar la tiza en el
tablero: -"...Lo que vustedes no pueden aspirar ni querer ser cuando sean
grandes, porque si seguimos así, no tenemos cuando salir del pantano. Paren
pues pelotas, ¡Ni se les ocurra pensar ser: Banqueros, políticos, guerrillos,
paracos, mafiosos, reinas, ladrones (aunque esa ya la dije cuando dije
banqueros y políticos) sicarios, traquetos, novias de traquetos, cantantes
famosos mediocres, petardos jurados de reallities, y mucho menos piensen algún
día trabajar con Caracol y RCN!, ¡Eso sería traición a la patria!..." Digo
mientras levanto las manos empuñadas con furia como sacando un demonio.
Vuelvo a la calma, me
siento al borde de un sencillo escritorio viejo de madera del salón de clases, y
le digo a los chicos: -"Vustedes niños, deben soñar con ser gente buena:
maestros, pilotos, amas de casa, campesinos, médicos con vocación, músicos,
periodistas éticos, artesanos, veterinarios, agrónomos, tenderos, ingenieros,
naturistas, científicos, deportistas, biólogos y un largo etcétera de
profesiones buenas y decentes donde vustedes disfruten hacer lo que les gusta y
ayuden a sus semejantes. Recuerden que el que trabaja en lo que no le gusta, así
trabaje todo el día, es un desocupado. Esas profesiones que les dije al
principio, indecentes y rastreras que no deben aspirar a ser cuando sean
grandes, son las que tienen a este pobre país llevando del arrume y al borde de
la muerte. ¡Guácala!”
¡Pa que!, Los niños
son bien juiciositos y escuchan con atención, no sé si amedrentados por mi
vozarrón de arriero o porqué les hablo como le hablo a cualquiera, claro. Las
cuentas claras y el chocolate espeso. A los niños hay que hablarles claro. Eso
de tratar a los niños como bebés hablándoles mimadito, en diminutivo y con
monosílabos como si fueran retrasados mentales está mandado a recoger.
Amiguitos, a gu gú, hola holitas, etc. ¡Bah!
-“Bueno mucharejos,
ya saben pues, el que no quiera estar en clase es independiente de salirse del
salón, ya hablamos que ustedes son seres libres y tienen derecho a escoger lo
que quieran. El que no quiera clase bien pueda salga, pero eso sí, le toca irse
pa la huerta a desyerbar un rato o a darle aguamaza a los marranos de la
escuela que estamos engordando pa
diciembre, o a pintar el corredor de atrás. Vustedes verán, yo de vustedes me
quedaba mejor acá a la sombrita porque ese mono hoy está muy bravo.” Digo y atisbo
por una de las ventanas de madera mirando al cielo que anda escaso de nubes el
día de hoy y el sol alumbra inclemente el patio de recreo. –“…Y además, un
amigo nos regaló unos yogurcitos con galleticas pa que vayan jartando mientras
le doy la clase de ética…” Agrego.
“Como adultos, lo
único que hacemos es compartirles nuestras experiencias pa que no vuelvan a
cometer los mismos errores. Es que uno de muchacho a veces es muy terco, y con
los años y la vejez, llega la experiencia que como decía un escritor llamado
Oscarito Wilde: “Experiencia es el nombre que todos dan a sus errores…”,
entonces por eso los adultos compartimos con vustedes esa gran “experiencia”; los
adultos que queremos ayudarles, porque hay otros adultos que no quieren ayudarles,
y eso lo deben tener muy claro. Hay adultos que necesitan más esclavos modernos,
por eso les pintan todo color rosa. Para esclavizarlos los confunden y les
mienten… ¡Como me mintieron a mí!...” Y me subo de un brinco al escritorio,
levanto las manos hacia el techo y continuo mientras manoteo. Los niños
estupefactos me miran sin saber si salir mejor a trabajar a la huerta, ir a alimentar los
marranos de la escuela, pintar el corredor o
quedarse sentados atentos esperando el yogurcito y las galletas. -”¡Me
mintió la política, el gobierno, la religión, las noticias, los bancos! ¡Me mintieron
los libros, la televisión, el cine, la música! Todo es una mentira muchachos,
¡TODO! ¡Todo el maldito sistema está mal!…
-“¿Qué es sistema
profe?” Pregunta Guadalupe, una niña muequita, de trenzas, muy juiciosita ella,
que siempre toma nota de lo que digo.
-“Muy buena pregunta
Guadalupe, se ganó esta chocolatina por preguntona.” Salto del escritorio y
saco del bolsillo de la camisa una chocolata y me acerco hasta el pupitre donde
está sentada la niña toda güete que no cabe en los calzones de contenta y le entrego
la golosina.
En una de las ventanas del salón entra la luz del sol mañanero y se asienta un pajarito y yo hago señas a los niños pa que no griten ni se muevan que de pronto espantan al ave y hablo con mañita: –“Vustedes parceritos deben siempre preguntar, no tragar entero, aprendan a preguntar ¡De todo! No les de culillo. Pregunten pa que tengan todo claro y vayan armando el rompecabezas de la vida. Recuerden el proverbio chino que dice: “Aquel que pregunta es un tonto por cinco minutos, pero el que no pregunta permanece tonto por siempre.” Ahora saco despacio una bolsita de un cajón del escritorio y pongo un tris de alpiste al ave que en segundos alza vuelo mientras los chiquillos y yo lo seguimos con la mirada y agachamos las cabezas para poder ver a través de la ventana el árbol de mango sembrado en el patio de la escuela donde el pajarito se trepa para compartir el alimento con sus pichones que ya empiezan a trinar en el nido.
En una de las ventanas del salón entra la luz del sol mañanero y se asienta un pajarito y yo hago señas a los niños pa que no griten ni se muevan que de pronto espantan al ave y hablo con mañita: –“Vustedes parceritos deben siempre preguntar, no tragar entero, aprendan a preguntar ¡De todo! No les de culillo. Pregunten pa que tengan todo claro y vayan armando el rompecabezas de la vida. Recuerden el proverbio chino que dice: “Aquel que pregunta es un tonto por cinco minutos, pero el que no pregunta permanece tonto por siempre.” Ahora saco despacio una bolsita de un cajón del escritorio y pongo un tris de alpiste al ave que en segundos alza vuelo mientras los chiquillos y yo lo seguimos con la mirada y agachamos las cabezas para poder ver a través de la ventana el árbol de mango sembrado en el patio de la escuela donde el pajarito se trepa para compartir el alimento con sus pichones que ya empiezan a trinar en el nido.
- "Vea pues Guadalupe y mucharejitos…”
Retomo el vozarrón que me caracteriza y les voy repartiendo el refrigerio
diciendo:-“El Sistema, pa que me entiendan, es un circo. ¿Se acuerdan del circo que salía en la
película de Cantinflas que vimos la semana pasada en clase de Sociales? -“¡SIIIIII!”
Responden todos emocionados al ver los yogures y las galletas que aterrizan en
sus mesas y continuo: -“…Eso es el sistema, un circo, donde hay uno o dos
dueños del negocio y ponen el resto a desgañotarse, a arriesgar la vida
haciendo piruetas, peripecias y maromas pa sobrevivir en el escenario de la
vida. A unos nos ponen a miquiar, a payasear; a otros a meterle la cabeza al
león; algunos a que se burlen de ellos; enjaulan a varios; ponen a improvisar a
estos; a aquellos les obligan a inventar actos pa mantenerles el circo lleno
junto con sus bolsillos, mientras los empleados del circo terminamos jodidos trabajando
por el bienestar de unos pocos. Eso es un sistema Guadalupe. Hay muchos
sistemas, o sea muchos circos. Algunos se llaman democracias o dictaduras, a
veces se hacen llamar capitalistas, comunistas, monarquías, socialistas y así.
El mismo sándwich con distinto queso. Eso es el sistema, un circo donde los
dueños se llevan todas las entradas y reparte las migajas entre los que
mantienen el espectáculo. ¿Se acuerdan de los políticos, los bancos, y toda esa
horda de pelafustanes que les mencioné al principio? “¡SIIIIIII!” –Responden todos
al unísono, muchos con la boca llena, desde donde caen migajas de galletas. –“Esos
son los dueños del circo acá en Locombia. Y a ellos hay que ponerles su
tatequieto…” Agrego.
-“…Entonces como todo
este maldito circo es una mentira, está en ustedes buscar su propia verdad, su
propio camino, su vocación. Hay muchas verdades, todas diferentes depende de
donde se mire, como se analice. Ustedes deben encontrar su verdad y aferrarse a
ella como una garrapata. Recuerden respetar también las verdades de sus
semejantes. No todo es negro ni blanco, también hay grises, muchas gamas de claroscuros…”
Hablo y luego les doy un break a los mucharejos pa que recochen un rato en el
salón…!Es que el desorden también es bueno de vez en cuando!...
Mientras tanto, les
cuento a vustedes el chisme completo. Vean pues mis estimados pandeyucas, al
final del año pasado, faltaban algunos profesores en la escuelita y entre los
parceros de acá, ¿Se acuerdan de ellos? ¿Los que les presenté la otra vez en el
textico que se llamaba Wind Of Change? ¡Qué se van a acordar vustedes home de
las bobadas que yo escribo por acá!…Bueno, el caso es que entre todos nos
repartimos pa colaborar en la escuelita de la vereda y dar algunas asignaturas
y metele un poco la ficha a la escuelita, pintando, colaborando y restaurando
junto a algunos campesinos, pues se andaba como cayendo home. Acá en Locombia, como
en muchas partes, la educación se está cayendo a pedazos mientras los angurriosos
que ostentan el poder siguen despilfarrando el producido. Con deciles que la
otra vez andábamos reparando unas vigas y me cayó encima un pedazo de techo más
viejo que el calentado de la última cena, ¡Juemadre si creí que era la hora
llegada! Mejor dicho: ni pa que les cuento. No se murió Fermincito porque mi
diosito no lo necesitaba ese día…
Entonces por acá
andamos dando algunas clasecitas, gracias a la invitación de Julián que es
maestro de planta en la escuelita rural. Tulio, el “Hacker”, les enseña
sistemas; el viejo William les enseña arte y música, Angélica les habla de
salud, el viejo Fercho es un duro pa las matemáticas, Alexandra les da español y
yo les hablo carretica y cháchara al piso pa que se desordenen un rato y no se
nos vuelvan tan sicorrígidos, dependientes y cuadriculados.
-“Saquen pues el
cuaderno y anoten la lección de hoy, pa que se vayan pues pa´l recreo que no
demora en sonar la campana. Estos son los grandes y principales males de nuestra tierrita
Locombia que nos tienen guasquiladeados y que ustedes deben erradicar para que
no vuelvan a pelechar en el futuro; se los enumero en orden dañino:..." Le
digo a los mucharejos, mientas cojo una tiza blanca con fuerza y la hago
chirriar sobre el tablero y escribo grande: 1. LOS BANCOS, 2. CARACOL Y RCN, 3.
LA CORRUPCIÓN, 4. EL CONGRESO, 5. LOS GRUPOS ARMADOS, 6. EL NARCOTRÁFICO, 7.
LOS NARRADORES DE FUTBOL, 8. LOS REINADOS...” Y se me parte la tiza.
“Bueno, se aprenden
bien la lección, ahí les resumí un poco sobre el conflicto feudo-narco-armado-manipulador-mercantilista-engañoso
y visceral de Locombia” Digo tirando el pedazo de tiza que me quedó en la mano y
la encholo en el recipiente ubicado en el escritorio viejo de madera cuando en
ese momento: “¡RINNGGGG!” suena la campana del recreo y salen los zumbambicos pa´l
patio como aura que acarrea Luzbel, como energía que bultea Satán, como espíritu que carga
Belcebú, como esencia que traslada Leviatán o
sea: Como alma que lleva el diablo. Me terceo el machete al cinto y me coloco
el sombrero. Y Guadalupe, la niña de las trenzas, sonríe
con sus muecos y la jeta untada todavía con un bozo de yogurt. Se para del pupitre lentamente con su maletincito de Lisa Simpson, pasa por la pizarra leyendo el listado que escribí sobre los grandes y principales males de nuestra tierrita
Locombia, y antes de sacarle la lengua al tablero exclama: -“¡Guácala!”
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