lunes, 28 de mayo de 2012

Alarcón, el Patrón del bien


Por Fermín López

¡Bueeeeenas! …Por acá otra vez dando lora mucharejos, después de que quería alejarme de la escritura. No quería volver a escribir, soy muy mediocre pa esto, poco disciplinado, todavía estoy muy bisoño, estoy buñuelo, soy muy malo, un campeche pa la literatura…Finalmente eso es lo que soy, un campesino que sólo quiere entregarse de lleno a las labores del campo y olvidarse de las letras y estos berriondos garabatos que a veces me hacen sentir más perdido que Adán el día de la madre… No importa cuánto escriba para exorcizar tantas cosas: miedos, frustraciones, fracasos, nostalgias, derrotas, tristezas, impotencias…



Que se siga matando la humanidad; que sigan los políticos falsetes engañando a la gente; que continúen las aves carroñeras de Caracol y RCN comerciando con el dolor ajeno; que siga Doña GUERRA (así con mayúscula sostenida) reinando en esta tierra; que sigan tratando de revivir el fútbol de Locombia y metérnoslo por donde sea con tal de vender pautas publicitarias; que sigan los programas de imitadores y espectáculos  de Caracol y RCN metiéndole mierdita a los cerebros de nuestros niños y jóvenes mostrando que la única opción de éxito y felicidad es pararse frente a tres babosos y mediocres personajillos (a servirles de payasos o de títeres) que como Lucifer prometen la fama y la fortuna, y a la hora de la verdad dejan únicamente seres humanos ilusionados, traumados y decepcionados.




Que el mundo siga produciendo combustibles y productos dañinos para mantener las industrias y los medios instaurados mientras acabamos con el planeta; que sigamos en medio de este sistema de esclavitud moderna trabajando como mulas donde no se alcanza ni a pagar los gastos básicos mientras un banquero grita que está en crisis porque le tocó vender uno de sus veinte yates o un cantante famoso le toco vender una de sus mansiones de 60 habitaciones…



Que siga este loco país y este mundo perturbado girando y cayendo abismo abajo mientras nos maquillan la realidad los noticieros con los guiones de los gobiernos capitalistas, comunistas, socialistas, monárquicos, democráticos, dictatoriales o como se hagan llamar esa manada de malparidos que son la misma mierda ¿Acaso el Diablo no tiene también varios nombres? Luzbel, Lucifer, Belcebú, Satán, Canchilas…El Poder tiene varios nombres y nos tiene a todos como maquinitas. El Poder, ¡El Poder no ha dejado sino el tendal de muertos y gente pobre, enferma y desamparada a lo largo de la historia! Al Poder me le rio en su cara y le escupo, y creo cada día más convencido en el anarquismo: La libertad individual sin métodos violentos. Al Poder me le escondo en una montaña de Locombia y le hago hueco por esta vereda donde ya me tengo charlaos a muchos campesinos pa que no sean bobos y no se dejen embaucar del Poder y sus dirigentes, legales o ilegales. –“¿Qué es legal y que es ilegal?” Les decía una noche en la fonda mientras jugábamos billar y departíamos en mitad de una noche de verano. -"Legal es la guerra, la política, el cigarrillo, el licor, el juego, que diariamente se echan al buche a más de uno y dañan hogares y seres humanos…ilegal señores ya va ser decir lo que uno piensa por internet, ilegal es robarse unos galoncitos de combustible que pasa por un tubo y que finalmente sale de la tierrita de uno pero lo extraen y se lucran otros que nos son de acá; ilegal es no pagarle la deuda a un hijueputa banco que no hace sino robarnos legalmente todos los días. ¡No me crean tan pandechócolo! Pa mí la legalidad y la ilegalidad se resumen en dos cosas: Legal es respetar al otro y respetar su vida y su libertad, e ilegal es matar, oprimir y pasar por encima de los demás. Que no me vengan a mí con leyecitas amañadas a favor de una manada de ambiciosos de dinero y de poder que lo único que buscan es su bienestar individual mientras el resto llevamos del arrume!”



¡El Poder! Pobre pendejo que no me alcanzates a coger. A este pobre y enclenque muchacho que no tiene cuenta bancaria sino que mete sus billeticos en un escondite casero; este pobre bobo que no tiene tarjetas ni va a mercar al superhipermegamercado sino que cultiva su propio alimento o hace y fomenta el trueque en la vereda y si no consigue acá lo que necesita sube cada ocho días al granero del pueblo a conseguir lo que falta. Este entelerido que no se va de shopping a cada rato ni saca cosas a crédito; este pobre infeliz que no sueña con escenarios, fama y riquezas, sino que disfruta de su anonimato y lo único que aspira es mantener llenos cinco pollos, tres gallinas ponedoras, tres patos y una vaca y mantener al peluche la huerta y el pedacito de tierra pa sembrar yuquita, maíz y frijolito.



¡Me les volé de la ciudad! Al Podersocito y al Sistemita. No sirvieron los estudios, los trabajos de oficina, las comodidades, la seducción de la modernidad y sus promesas de posesiones y reconocimiento. Me les vine pa´l monte, a buscar la felicidad donde siempre la tuve, en el campo, donde de niño en este rancho del abuelo pasé varias temporadas que se mantienen intactos en mi memoria junto a las cosas sencillas de la vida ¡Que casa de fósforos y apartamentos nuevos en la ciudad donde hay que salirse pa que entre el sol! Pa que pagale veinte años a un desgraciado banco, pa que luego le embarguen la casita a uno, no señores, esa gentuza no se toma un tinto de cuenta mía. Cogí monte y acá estoy bien. Por ahora, por culpa mía un banquero le faltarán cincuenta mil pesos pa comprarse un nuevo yate; y un estúpido reallity no me verá hacer el ridículo frente a tres vulgares y mediocres jurados, yo seguiré tocando el tiple y cantando desafinado uno que otro verso solo a la luz de la luna…



-“Este mucharejo que es lo que tanto escribe, está como loco, deschavetado, ido. Pobrecito, se desviroló del todo, tiene las bielas sueltas, se le corrió la teja”, dirán algunos, y pues sí, se me corrió la teja. Una teja del rancho con un vendaval que hizo ayer el hijuemíchica, a ver si ahora la acomodo…



Pero antes de acomodarla, terminaré de escribir estas palabras enmarañadas  y difusas, esta vez sobre el alardeo de la superproducción de uno de esos canalillos de mierda sobre la vida de un capo de bigotico que nos hizo mucho daño y le dejó a Locombia lo peor que le ha dejado el narcotráfico a este país. No los muertos, o la guerra, o las bombas; porque muertos, guerras y bombas hay en todo lado de este loco mundo. ¡No señores, lo peor que nos dejó el narcotráfico fue esa maldita cultura del dinero fácil!



Y mientras Caracol rinde tributo a la vida de Pablito, el narquito del bigotico que se echó al buche a más de uno y casi acaba hasta con el nido de la perra; otro colombiano de bigotico se nos iba en un hospital en medio del olvido. Ya sabemos que en este país el bien no paga. No se han hecho telenovelas, ni seriados, ni películas de científicos, ni profesores, ni médicos, ni amas de casa, ni personas de bien. Caracol y RCN sólo quieren venderle a nuestros chicos: Pandilleros, guerrillos, paracos, mafiosos, políticos, prostitutas, banqueros y periodistas sensacionalistas…Y eso señores, es lo que somos pa´l resto del planeta, gracias Caracol y RCN ¡Canales canallas y malditos!



En tanto en el país todos esperan ansiosos la hipermegasuperproducción sobre Pablito el patrón del mal; otro hombre, común y corriente que estudió, trabajó honradamente y por muchos años anduvo el campo colombiano compartiendo con los más olvidados, se moría en un hospital sin cámaras, ni cubrimiento, ni notas periodísticas: el Profesor Yarumo,  ¿Se acuerdan del Profesor Yarumo? El de la Federación de Cafeteros, el Profesor Yarumo original, el duro, el master, el Ingeniero Agrónomo Héctor Alarcón Correa, el hombre que recorrió el país y se hizo un lugar en nuestra historia, aunque quede en el lado B de ella, porque los medios ponen en el lado A sólo lo que les interesa vender y mostrar (a medias) de este país: La mierda, la violencia, y la maldad...¡No, no, no, así no tenemos cuando salir del fango!



Mientras Caracol y RCN insisten en mostrarle a Locombia y al mundo, en especial a nuestros niños y jóvenes, que la riqueza, la fama y el poder se consigue por medio de Mafiosos, Banqueros, Políticos, Bandoleros y lo peor de esta raza, unos cuantos colombianos, sobre todo los campesinos, extrañaremos el inconfundible –“¡Bueeeeenas!” de quien por muchos años nos mostró el campo y nos lo enseñó a amar. Paz en la tumba del Profesor Yarumo, el Ingeniero Agrónomo Héctor Alarcón Correa, el Patrón del bien.


1 comentario:

ROBINSON dijo...

Definitivamente muy cierto... la vida en el campo (o en mi caso en las pequeñas ciudades) es tan tranquila y envidiable, que muchas veces quisiera junto con mi esposa y mi hijo salir corriendo de esta jungla de cemento, lejos del bullicio, las malas noticias, la contaminación y otro sinnúmero de cosas. De niño alcancé a ver unos capítulos del Profesor Yarumo cuando se sembraba maíz y se alimentaban vacas; Dios lo tenga en su gloria.!!!