Por: Fermín López
-“Locombia, sede de un tal mundialito de fútbol, ¿Ah? ¡Qué cosa tan horrible!, la casa inundada y armando fiesta de quince. Eso no pasa sino en Locombia, como si ese fútbol de acá brillara. ¡Brilla más una cuchara de palo!” Murmuro mientras subo al jeep unas tejitas de barro junto con otro material de construcción pa´ bajar pa´l rancho (que como les había contado antes, se me vino abajo con un vendaval). Y vuelvo a entrar a la ferretería por unos listoncitos de madera mientras el infernal cíclope vomita las noticias.
-“¡Y vea como le están metiendo de platica a los estadios!...”, indica don Azarías, el dueño de la ferretería “El Tornillo Goloso”, que queda a dos cuadras de la plaza del pueblo. –“Botando la plata en la remodelación de unos verracos estadios mientras nos traga el agua…” Replico mientras salgo con los listones al hombro y esquivo el sombrero de don Rudistolfo, quien está parado junto a la puerta del establecimiento. Acomodo los listones encima del jeep y entro de nuevo a la ferretería mientras una gota de sudor baja por mi patilla izquierda. –“¿Qué piensan ah? ¿Que el agua que tiene inundada a Locombia va a desaguar por los drenajes de las canchas? ¿A quién se le ocurre metele semejante billete a unos malditos estadios de un país donde el fútbol murió hace más de quince años? Si yo me acuerdo que lo enterramos y le dimos cristiana sepultura. Nos lo mataron las sanguijuelas de narradores deportivos junto con las hienas de la Dimayor y el triunfalismo de un país que creyó que su corrupción y su guerra se tapaban con el fútbol. El 2 de julio de 1994 con la muerte de Andresito Escobar (el Crack, el Caballero, el Azote de Wimbledon) nos dimos cuenta de que la corrupción y la guerra se nos había metido también al fútbol. Ese día murió el fútbol en Locombia. Ese día debía morir mientras una sombra gigante, llamada vergüenza nos arropaba a todos. Ese día se dividió el país como se dividieron nuestros libertadores, como se dividieron a mediados del siglo XX nuestra inepta clase política, como se dividieron las guerrillas en los revoltosos sesentas, como se dividieron los carteles en los años ochentas, como se dividieron los paracos, los medios de comunicación, las iglesias, los intelectuales…Como cuando se dividieron otra vez los partidos políticos en los noventas y como se siguen dividiendo, reproduciéndose como ratas evolucionando a buitres y a animales rastreros en un país cuyo único común denominador es la división. ¡Dividan ya este hijueputa pedazo de tierra y dejen de matar y robar a tanta gente! Grito alterado sobre un sanitario en el que me encuentro sentado observando la tele y los clientes de la ferretería “El Tornillo Goloso” me miran estupefactos como diciendo: “A este se le zafó un tornillo”…
Me levanto sereno, me cargo el sanitario y me dirijo de nuevo al jeep y reacomodo en la parte trasera del carro los materiales de construcción que acabo de comprar, y desde el andén del frente escucho que gritan: -“¡Home Fermínnnn! ¿Por fin te dieron la ayudita pa´ levantar de nuevo el techo?” Pregunta burlonamente “Pasarela”, el cojito del pueblo, mientras señala con la jeta pa` la cuadra donde se encuentra la Alcaldía. –“¿Ayuda? ¿Cuál ayuda home?, da más una cauchera de alambre, esos dirigentes de nosotros no cambian nada, esos enteleridos alzan con el santo y la limosna.” Respondo. –“Ja ja ja, este Fermín home” Dice “Pasarela” acercándose y dándole la vuelta al Willis, mirando la carga del carro e inquiriendo nuevamente, -“Oiste ¿O fue que te prestaron platica en el banco?”, expresa esbozando una sonrisa. –“¿Bancos? Esa gentuza no se toma un tinto de cuenta mía. Yo a los bancos no les piso ni el andén. Manada de ladronzuelos de cuello blanco, zapatos lustrados y corazón negro. Yo hace años que me salí de ese maldito jueguito de los bancos, engordando ahí a una manada de zánganos que trabaja con mi platica en quién sabe qué, y mis ahorritos se van mermando como por obra y gracia del Espíritu Santo. Mucha gente termina en la cochina calle pagando unos altos intereses a estos usureros y desalmados que cada día están mas forrados en plata…Una vez dije: ¿Cuando mula no moría, gallinazo que comía? Y saqué mis ahorros pa´l colchón. Uno no necesita esa porquería de gente home, ellos sí lo necesitan a uno, pero vea cómo se portan los miserables y ahí sí como dice el abuelo: Al santo que no hace milagros no se le reza ¡Bancos a mí home!, recua de chichipatorciopanguanorreas!..." Exclamo mientras amarro con un lazo los listones a las barandas del jeep.
-“Dame una manito ahí home “Pasarela” que esto debe quedar bien amarrao, ahora hay que bajar por esa carretera que está vuelta mierda. ¿Cómo le parece que por unas partes se está desbancando y por las otras, también?. Acá las vías sino es que se las traga la maleza, se derrumban del totazo y por donde está buena parece un rio seco, lleno de piedras y vea mijo…” le señalo pa´l televisor de adentro de la ferretería -"...Mientras las vías desaparecen, sus papás arreglando estadios pa´ una partida de facinerosos y desadaptados que no van sino a volear botella, piedra y cuchillo al estadio cada ocho días. ¡Eh juemadre si es que estamos bien locos! Pero sólo le digo esto “Pasarela”: el día de la quema se verá el humo. Ya me imagino en plena inauguración del mundial entrando a los dirigentes de la FIFA en barca, con paraguas o en los brazos de algún gamín mientras el ñero le pela las encías al invitado y le dice: “Una moneita patroncito…”
-“Oiste Pasarela, ¿Qué estás haciendo? Acompañame yo te tiro la liguita pa` que me ayudés a descargar abajo en la vereda, y llevar hasta al rancho este material, la casita queda siempre muy debajo de la carretera y ese camino parece un tobogán. –“¡Hágale, de una!”, me responde “Pasarela”, y agrega: -“Pere pues voy por las botas pantaneras”. –“Hacele pues mijo, y si ves por ahí a “Fastidio” le decís que si nos acompaña, que todo bien, que lo llevo en la buena.”
Entro de nuevo a la ferretería y me acerco al mostrador donde don Azarías me pasa la factura y unas cajas con clavos. Miro de reojo el tele y en medio del auditorio que están perplejos como hipnotizaos viendo las noticias murmuro: -“¡Eh pero siguen con el maldingo fútbol!, ¡Me tienen hasta el bozo! ¡Vea! no les digo sino esto: Es más fácil ponele lentes de contacto al ojo de una aguja, que reviva el fútbol Locombiano…además ¡Si y el palo no está pa´ hacer cucharas!” exclamo cuando finalizan el informe especial del mundialito de fútbol y en los titulares empiezan a figurar los avances de las inundaciones y la tragedia de todo el país mientras una señora que entró a comprar un empaque pa` una llave dice: -“Vea pues como se gastan la plata del país en lujos mientras nosotros llevamos del arrume…” Y después de un pausado silencio mientras todos miramos el ojo maligno que balbucea tragedias, fútbol y bodas reales, decimos al unísono: “¡Hijueputas!”
Me desconecto del nuevo opio del pueblo (ese Caracol y RCN si es una droga muy verraca, la heroína y el bazuco de los medios de comunicación de Locombia) y le digo a don Azarías q me regale unos accesorios eléctricos que se me olvidaban y la señora vuelve a exclamar: “¡Vea eso como está el agua de brava! Que cantidad de agua tan impresionante ¡Vean como tapa los techos de las casitas! –“¡Y el maldito recibo del agua bien caro!” replico inmediatamente. –“Si eso es acá que hay agua por montones ¿cuánto valdrá una verraca factura de agua en el desierto de Atacama?…
¡Señores!”…Me despido levantando mi gorra y saliendo de la ferretería. En el jeep ya están “Pasarela” y “Fastidio” esbozando ambos una sonrisa, y Fastido saluda: “¿Que hubo pues ole? ¿Vas a madrugar a ver la boda real en la televisora?” Me dice como bureándome. –“¡Noooo! ¿Que le voy yo a dedicar tiempo a los Dukes de Cambridge home?, yo a los únicos Dukes que les sacaba tiempito y eso hace tiempo era a los “Dukes de Hazzard”, si los futuros Dukes de Cambridge quieren que yo los vea en su boda real, que saquen cita, pero la verdad es que ando como muy ocupao sobreviviendo pa´ ir a botar mi tiempo viendo fachadas de cuentos de hadas en medio de un oscuro pasado y el aburrido tedio de la realeza. “¿Ah?” dizque reyes a esta altura del camino home, en pleno siglo XXI, una manada de badulaques que sólo les importan sus joyas, las apariencias y cómo levantar el dedo meñique mientras se jartan el té…No hay tiempo mijo pa´ asistir a esa celebración” Expreso. De pronto oigo que un mucharejito de camiseta roja me grita desde arriba de la esquina: “¡Vecino!, ¡Vecino!” y veo que viene en bombas falda abajo un balón de fútbol que se acerca a mis pies y recordando los viejo tiempos levanto el esférico a las rodillas pa´ hacer treinta y una, subo el balón hasta el pecho en una maniobra (que modestia aparte se ve hasta bonita) y chuto un riflazo devolviéndole el balón al crío… El balón se eleva perdiéndose en el cielo que se ha puesto oscuro, acompañado del flash de un relámpago y dos TRONKKKK de un estruendoso trueno, mientras unas inmensas goteras empiezan a caer diciendo que el invierno no va a dar tregua. Me subo al jeep y le digo a “Pasarela” y a “Fastidio” en medio del mas voraz aguacero: -“Vea pues mucharejos, seguimos con nuestra fiesta.”
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